Capítulo 10.

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Te amo.

Maia Adams.

Estaba en casa de Robin ya que prometí que llegaría allí y que tal vez me quedaría a dormir, lo cual le emocionó mucho a el ya que tenia un poco más de una semana que no quedaba a dormir en su casa.

Estaba sentada en el sofá mientras Robin fue por gomitas a su habitación ya que dijo que ya no las dejaba en la cocina porque John se las comía.

Eso me hizo reír.

En ese momento Robin llegó con las gomitas y se sentó conmigo lata ver una película. Sabíamos que cuando "veíamos" una película ni siquiera la veíamos porque terminábamos casi tragandonos la boca.

Pero esta vez íbamos a intentar aguantar por lo menos hasta la mitad de la película. Lo juramos y creo que podremos cumplirlo.

El volvió a poner "La masacre de Texas". Al paso en el que íbamos esa película se volvería también mi película favorita.

Comenzamos a verla mientras el ponía y acariciaba mis muslos porque dijo que si al menos no me tocaba no aguantaría ni cinco minutos sin besarme.

Trataba de ver la película pero sus caricias aparte de volverme loca hasta escuchaba borroso.

El parecía darse cuenta porque sonrió y comenzó a hacerlo más lento subiendo lentamente a mi cintura y bajando otra vez.

-A la mierda todo.

Antes de que tuviera oportunidad de sonreír con orgullo subí a su regazo y junte sus labios con los míos en un movimiento un poco desesperado.

El tomo mis caderas y me acerco a él mientras seguía besándome con la misma necesidad que yo.

Entonces hizo algo que nunca había experimentado. Rozo mi lengua lentamente y luego de hacer eso las enredó con la misma lentitud.

Eso me hizo que mil emociones explotarán dentro de mi y también que temblará ligeramente ya que nunca había sentido esa sensación y sorprendentemente me encantó. Fue como magia.

El solo movía un poco su lengua contra la mía para que le diera permiso a hacer lo que verdadero quería hacer. No entiendo como el idiota no lo había hecho si sabía que le diría que le gritaría que si.

Comencé a mover mi lengua con la de él y se sintió increíble. Ahora estaba sintiendo las famosísimas mariposas en el estómago, y se sentía tan bien.

Ahora el agarro los indicios del beso y comenzó a mover su lengua un poco más para por fin hacerlo en un movimiento un poco acelerado.

Yo se lo seguí con mucho gusto y me deje hacer. Deje que todo lo que el me estaba haciendo fuera más fácil y lo deje manejarme.

El se sentía tan bien. No solo en el sentido de este beso y de los otros si no también el tiempo que pasaba con el, las repetidas veces que dormimos juntos, sus abrazos, sus besos en mis sonrojadas mejillas, sus comentarios sarcásticos después de cada beso y su forma de hablar me enloquecía.

Era como estar en el océano, a veces era tan pacifico y tranquilo y otras veces era como un mar picado lleno de emociones y mariposas revolcándose en mi estómago.

Nunca me había sentido tan bien y segura una persona hasta que lo conocí. Ese receso cuando quedamos flechados por primera vez y desde ese momento todo en el mundo solo éramos el y yo. Los demás no existían. Solo tenía ojos para él.

Al terminar el beso desenredó lentamente nuestras lenguas y se separó juntando nuestras narices y frentes para quedar en una perfecta posición.

-Dios mio. Besas increíble. Eres tan increíble. -me dijo con la voz agitada mientras me miraba mucho más intenso que cuando estaba celoso de Bruce.

My Pretty Girl // Robin Arellano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora