La tortura.
Maia Adams.
Hace algunos minutos ya le había contado lo que me había sucedido a Robin con un nudo en mi garganta y al terminar lo único que pude hacer fue llorar en su cuello mientras el me consolaba.
A el parecía haberlo destrozado la noticia porque su mirada estaba perdida mientras me miraba fijamente y sus ojos estaban rojos ya que aunque no hubiera llorado supe que había aguantado las ganas de llorar.
Nunca había sido muy sensible con nadie, me había contado que a veces se ponía a la defensiva ya que tenia miedo de que le hicieran daño. Cuando me dijo eso me hizo sentir pésimo y creo que estuve a punto de llorar.
—¿Estas bien, nena? —preguntó en mi oído cuando dejé de lloriquear.
—No, pero tal vez lo estaré. —dije, con la voz un poco queda y perdida.
—Siento demasiado no haberte podido proteger de ese hijo de puta, fue mi culpa lo que te pasó.
—Claro que no. —lo miré mientras me levantaba de su cuello. —. La culpa fue mía porque fui muy necia y no deje que me detuvieras al subir. No te eches la culpa de esto, Rob.
El aún seguía echándose la culpa y se escondió en mi cuello porque sus ojos se habían puesto acuosos otra vez, lo cual me tomó desprevenida y lo único que hice fue abrazarlo.
En ningún momento se permitió llorar y yo no lo presione, no quería hacerlo sentir mal o incómodo.
—Rob, ¿estás bien? —pregunté, preocupada.
—No nena, joder. Fue todo mi culpa. —dijo mientras me apretaba más el cuerpo y me acercaba más a él, como si tratara de protegerme.
—Tarde o temprano tendrás que aceptar que no fue culpa tuya si no mía.
El siguio abrazándome como si no hubiera un mañana y no me soltaba. Era como si a mi lado se sintiera seguro aunque estuviéramos viviendo esta mierda.
Ni siquiera sabíamos qué hora era, solo sabíamos que comenzaba a oscurecer cuando por la ventanilla se comenzó a ver todo oscuro.
Ahora en vez de estar sentados nos habíamos recostado un poco, aunque yo sabía que no íbamos a poder dormir en toda la noche.
—Dudo poder dormir, nena. Pero de todas maneras buenas noches, nena. —me dijo en mi cuello mientras tallaba con lentitud mi cintura, tratando de no ponerme incómoda o algo por el estilo.
—Tampoco podré dormir, Rob. Buenas noches, lindo.
Cerré los ojos, tratando de dormir aunque sabía que se me complicaría. O eso creí, ya que de la nada el cansancio me derrumbó en los brazos de Rob mientras el seguía acariciando mi cabello.
~•°°•~
No hace mucho Rob nos había despertado a los dos, Finn y yo nos quejamos pero el nos puso mala cara, más a Finn que a mi y mejor guardamos silencio.
—¿Saben que tenemos que planear un plan de escape? ¿O no? —nos regaño Rob.
—Si, si, nos quedo clarísimo. —dijimos los dos al unísono.
ESTÁS LEYENDO
My Pretty Girl // Robin Arellano.
FanfictionI looked at her and steeled myself. Then in a quick movement I took her by the neck and stamped my lips with hers. Todos los personajes, a excepción de Maia Adams no son de mi propiedad, es decir, no me pertenecen.