My Pretty Girl // Robin Arellano.

Capítulo 11.

Aviso!
Este capítulo será igual al anterior solo que será narrado desde la perspectiva de Robin y con más lujo de detalles.

Te amo.

Robin Arellano.

No tenía demasiado que había llegado Maia y me había dicho que tal vez se quedaría, eso hizo que me emocionará y parece que ella se dio cuenta ya que solo sonrió.

Tenía un poco más de una semana que no se quedaba y yo ya ansiaba que volviera a quedarse.

Antes de ver una película prometimos que no nos besariamos ni arruinariamos la película hasta que al menos fuera a más de la mitad.

Fui por unas gomitas a mi habitación porque John se comía las gomitas si las dejaba en la cocina. Que maldito.

Abrí la puerta de mi habitación y abrí el primer cajón de mi cómoda ya que ahí se encontraban las gomitas.

Las saque y corrí a la sala de estar con Maia.

Me senté a su lado y no tardamos mucho en poner la película para por fin verla.

Habíamos puesto de nuevo "La masacre de Texas", estaba obsesionado con esa película, ¿vale?, y parecía que a ella también le gustaba porque estaba muy atenta cuando la puse.

Comenzamos a verla mientras comíamos gomitas y de vez en cuando nos mirábamos.

Parecía que mi mano actuó sola porque de un momento estaba en sus muslos y estaba acariciandolos. Eso no me afectó mucho así que lo seguí haciendo.

De la nada sentí como ella se retorcio bajo mis manos y trataba de no hacerlo mucho. Eso me ocasionó sonreír y supuse que ella lo había notado porque solo giró los ojos.

Comencé a molestarla subiendo mi mano lentamente hasta su cintura y bajando con la misma lentitud otra vez lo que hizo que el control de ella se agrietara con cada caricia.

No iba a mentir, yo también estaba disfrutando acariciarla.

Sentí como ella quitaba mis manos en un movimiento rápido y decía:

-A la mierda todo.

Iba a sonreír pero no lo logré a tiempo porque ella ya estaba encima de mi y junto nuestros labios con una pizca de desesperación.

Yo le correspondí con mucho gusto y deje que sus brazos hicieran su recorrido habitual. Pasaron por mis hombros hasta colarse en mi nuca y con sus uñas acaricio lentamente.

Eso hizo que un escalofrío se extendiera por todo mi cuerpo y comencé a temblar un poco bajo ella. Ella no tenía ni idea de lo mucho que me encantaba que pasara sus manos por mi nuca y que la acariciará.

Tome sus caderas y la acerque a mi mucho más, queriendo que fuéramos uno mismo.

Nos besamos por unos quince minutos, obviamente haciendo pausas para tomar aire.

Entonces quise intentar algo. Nunca lo había hecho pero quería intentarlo. Quería intentarlo solo con ella.

En el momento en el que ella comenzó a temblar la agarré firmemente de las caderas y lo hice.