Capítulo 13.

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La muerte.

Maia Adams.

Habíamos despertado los dos al día siguiente ya que el día anterior no habíamos dormido muy temprano que digamos.

Seguía con mi humor y ojos un poco decaidos pero tenía que ir a la escuela lastimosamente.

Robin dijo que estaría conmigo todo el día, así que se llevaría la misma ropa a la escuela.

Le dije que no tardaba mucho en ducharme y el me dijo que no le preocupara, que me esperaría en la cama.

Metí mi ropa al baño y le abrí al agua caliente.

Me metí a la ducha porque después de quitarme la ropa tenia un frío de la mierda y hoy hacia frío ya que estábamos en invierno.

Amaba el invierno pero no cuando estaba mentalmente inestable ya que me hacía sentirme peor.

Me mojé el cuerpo con agua caliente y sentí como mis músculos se relajaban. Quería quedarme en la ducha para siempre pero sabía que no podía si no se me haría tarde.

Me duche lo más rápido posible mientras Robin me esperaba afuera.

Al salir me seque muy bien pero rápido porque si no me convertiría en paleta de hielo humana.

Me puse mi ropa interior y calcetines para estar más calentita y me puse mis moms jeans junto con un jersey que me había regalado Robin hace algunos días.

Salí para ponerme mis tenis y me encontré a Robin sentado en mi cama, repiqueteando los dedos en la cómoda, como lo prometió.

—Sigues aquí.

—¿Por qué no lo estaría?

Sonreí haciendo un gran esfuerzo.

—No tienes que forzarte a sonreír si no es lo que quieres.

Lo miré con cara de tonta y me acerque a él. Tome su cabello con suavidad y acerque mis labios para darle un beso en la mejilla.

—Debemos irnos ya.

—Cómo me ordene la señorita.

Ahora si le sonreí sin ningún esfuerzo.

Salimos de mi habitación y bajamos las escaleras. Mamá seguía dormida en el sofá y no quería despertarla.

Salimos en silencio a las calles frías de Denver y el tomo mi mano en todo el camino.

Al llegar todavía había miradas que se dirigian a nosotros y Robin solo les aventaba una mirada que hubiera helado el infierno y seguían haciendo lo que estuvieran haciendo con nerviosismo.

Entramos a clase de matemáticas un poco temprano por lo cual casi nadie había llegado al salón.

Al entrar apreté un poco más la mano de Robin y el la acaricio de norte a sur para hacerme sentir tranquila.

Supuse que Finn ya se había enterado por las noticias o por otra fuente porque Robin me prometió que no diría nada que me hiciera sentir incomoda.

My Pretty Girl // Robin Arellano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora