Capítulo 5.

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Dirigida exactamente para ti.

Maia Adams.

Abrí mis ojos lentamente, removiéndome un poco para estirarme.

Tenía muchísimo calor y sentía que me asaba. Mucho más teniendo unos brazos rodeando mi cuerpo.

En mi frente estaban pegados algunos cabellos por el sudor y trate de alejarme de Rob para quitarme el calor o darme una ducha y volver a la cama.

En vez de lograr alejarme logre que me jalara más hacia el y se quejara en voz baja.

—Rob... —susurré mientras me rezagaba un poco.

—No te vayas. Quédate —susurró mientras me acercaba más a él.

—Necesito una ducha. Estoy sudando —susurré intentando de nuevo separarme sin mucha suerte.

—Prometiste que estarías aquí cuando despertara —susurró.

—Y estaré aquí pero quiero darme un baño, porfis.

—No te tardes —dijo mientras quitaba sus brazos de mi cuerpo y me dejaba salida libre.

Sonreí victoriosa mientras corría al baño inmediatamente después de levantarme ya que me di cuenta que tenía unas ganas locas de hacer pis.

Llegue casi cayéndome e hice mis necesidades.

No tardé mucho y recordé que las toallas para ducharme estaban hasta arriba de el tocado. Cosa que yo no alcanzaría ni queriendo.

—¡Rob! —grité desde el baño después de varios intentos de tratar de agarrarlas.

—¡Voy! —escuché su voz soñolienta desde el otro lado de la habitación.

Poco después la puerta del baño se abrió y le dedique una sonrisita a su cara molesta mientras señalaba las toallas.

No le gustaba que lo despertarán de sus hermosos sueños y cada que lo hacía me echaba unos ojos de muerte.

El con facilidad estiró su brazo y logró alcanzarlo sin problema.

—Ten —susurró mientras me la daba en las manos.

—Graciassss —dije y antes de que se saliera del baño completamente le di un beso en la mejilla, cerrando la puerta después.

Probablemente no se quejo ni nada porque estaba más dormido que despierto.

Me mire al espejo y la verdad mi cara tenia unas bastante grandes ojeras color morado, signo de pasármela estudiando en este periodo de exámenes.

Di un gran bostezo y me quité la ropa para poder meterme al agua calentita que había abierto hace unos minutos.

Cuide no echar el short a la ropa sucia porque allí se encontraba el papel que debería leer.

No tardé mucho en meterme a la ducha y sentí mis músculos relajándose y mi sudor yéndose.

Estaba disfrutando completamente de mi baño muy relajante hasta que escuche al niño que tenía en mi habitación gritar:

My Pretty Girl // Robin Arellano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora