-¡Todos fórmense!- Dijo una de las profesoras de aspecto un poco desaliñado. Estar al aire libre no le sentaba muy bien. En esos momentos me encontraba sentado cerca de unas rocas mirando hacia el vacío de la carretera. Quería irme de ahí, Gerard seguía con sus amigos y las palabras que había pronunciado retumbaban en mi cabeza.
"Amigo"
"Amigo"
"Amigo"
Me consideraba uno de sus amigos. Podía morir en paz. Pero... yo no quería ser su amigo, yo quería ser algo más que eso. Quería ser su amante, quería tenerlo entre mis brazos disfrutando de su cuerpo así como todo el amor que debía de sentir por mí. Quería ser suyo de una vez por todas, perder mi virginidad con él entre las sábanas del hotel furtivamente, disfrutando del enorme placer de yacer con alguien a quien amas por primera vez. Mi mente deliraba. Me podía ver con él ahí mismo haciendo el amor entre los árboles, intentando ahogar nuestros gemidos para que los demás no nos notaran. Una mano tocó mi hombro. Me estremecí.
-¡Jamia!-Dije incorporándome del suelo y poniéndome al lado de ella. Me miraba con ternura como si con mi atuendo le causara gracia.- Me diste...
-¿Un susto de muerte?- Terminó mi frase.- Frank, es en parejas.
-¿Qui-quieres ir conmigo?-Pregunté tartamudeando. Era un poco nervioso a veces.- ¿¡Tú y yo!?
-Amor, no es para tanto. Solo debemos ir juntos a... Hola Gerard.- Al terminar de pronunciar las últimas palabras volteé y lo vi. Era un poco extraño el tipo pero así lo quería. Dijo "Iré con Frank" y me tomó del brazo jalándome hacia donde estaban los demás. Me sentí un poco inseguro yendo a un grupo tan grande en donde la mayoría me maltrataba pero con Gerard ahí las cosas eran mejores. Los profesores dijeron que podíamos ir por donde quisiéramos pero siempre en la misma dirección hacia el norte. Nos tenían una gran sorpresa. El guía encargado iba contando con un vozarrón horrible la historia de esos bosques, las pequeñas escaramuzas que en las guerras civiles del país había y cosas por el estilo. No escuchaba porque estaba perdido en los hermosos ojos verdes de mi Gerard.
En un momento me di cuenta de que caminábamos en círculos. No sabía donde estaban los demás pero podía oír la "delicada" voz del hombre como si estuviera a solo unos metros de mí. Me encontraba solo entre los árboles incapaz de escuchar otro ruido. Mi barriga crujía, no podía pasar dos horas sin comer algo era una costumbre mía que no me gustaría reprimir, por suerte tenía algunas manzanas en la mochila. Saqué una y decidí caminar por donde mejor me convenía. Poco a poco la luz del día iba clareando más entre lo tupido de las hojas de los árboles, el camino se hacía más ancho como si fuera una trocha antigua que hace mucho tiempo ya nadie usaba. Aparté las ramas de los árboles para ver mejor pero... ¡Wow, un cementerio! Era algo que a uno no le gustaría encontrar ni en los mejores momentos pero para mí sí. Un lugar así en medio de la nieve era un nuevo descubrimiento. Le dí otro mordisco a la manzana y avancé decidido a explorar el lugar.
Había tumbas por todos lados, algunas con nombres que podían leerse a medías y otras completamente vacías. Solo las lápidas mostraban su presencia como pequeños niños en fila en ese claro. Podía haber fantasmas, claro, pero no tenía miedo porque tenía a Jami.... ¡Cierto, estaba sólo! Un pequeño temor se apoderó de mí y avancé con mucha más cautela. Encontrarme con uno de esos seres malditos no era para nada beneficiosos sabiendo lo nervioso que podía ser. De pronto escucho unos matorrales moviéndose. Unas voces que hablaban en susurro pero que se podía oír claramente que discutían. Una estaba impedida de hablar y la otra decía palabras ininteligibles ya que atropellaba una por una al hablar. No distinguí de quienes eran las voces. Me escondí detrás de un árbol sin poder enfrentarme a lo que sea que estuviera hablando. ¿Qué tal si eran seres demoníacos planeando una de sus fechorías? Pero también podían ser personas comunes y corrientes. ¿Pero que clase de personas hablaba a solas y cuchicheando cerca de un cementerio? Había algo raro que no quería averiguar y correr no era una opción ya que podrían verme. Pronto sentí como se iban y estaba por voltear para ver el lugar donde estaban discutiendo cuando me topé con... ¡Gerard! Estaba sentado contra el árbol, sentado como si no quisiera saber nada con el mundo y la cabeza entre las manos. Ahogué un grito para que no me notará aún así lo hizo.
-Frank...-Dijo quédamente alzando la vista y saludándome con esos hermosos ojos.- ¿Qué tal?
-El-el grupo...-Fue lo único que atiné a decir. Maldita sea con tu timidez.
-Oh, ¿los demás? No lo sé.- Negó con la cabeza.- Deben estar caminando en línea recta.
-¿Quién era la otra person...?- Interrumpió.
-No había nadie, Frank. Estamos sólos en este cementerio maldito- Dijo seguro de sí mismo. Me tomé por loco y cambié de tema, aún así se veía demasiado triste como si algo lo hubiera dañado profundamente. Me animé a sacar una manzana de mi mochila y dársela pero no de la forma más bonita, se la tiré.- ¿Y esto?
-Una manzana.- Le dije sonriendo.- Es buena cuando estás triste.
-Gracias, Frank.- Me dedicó una sonrisa por lo que me puse como un tomate.- Creo que deberíamos ir con el grupo.
Dicho eso fuimos a buscar al grupo. No estaban muy lejos, solo a unos diez metros en línea recta. Parece que no se habían dado cuenta de nuestra ausencia. Poco después me aseguraron que ese lugar en verdad estaba maldito, mucha gente del pueblo que había muerto de enfermedades calamitosas se encontraba enterrada ahí. Me dio escalofríos en tan solo pensar en la discusión de esas dos personas o fuera lo que fuera en las inmediaciones de ese lugar.
La luz del sol nos chocó directo a los ojos cuando salimos del bosque. Oí como los chicos corrían y se emocionaban al ver lo que yo no podía ver. Al levantar la vista vi uno de los paisajes más maravillosos que en toda mi puta vida había visto: Un inmenso lago al fondo entre las montañas, cabañas a los lados de seguro un pequeño hospedaje y la naturaleza en sí siendo dueña de ese lugar. Viré la vista buscando a Gerard, él debía de estar viendo esa hermosa escena con los mismos ojos que yo pero... ya no estaba. En su lugar había un vacío enorme mientras él bajaba con Lynz corriendo entre la nieve.
ESTÁS LEYENDO
Summertime (Frerard)
FanfictionFrank Iero está enamorado de Gerard desde que empezó la secundaria pero no se atreve a decírselo ya que él es como el chico más fracasado de la escuela y además Gerard es uno de los más populares. Todo cambia gracias a los resultados de un concurso...