Capítulo 8: The Devil In Him

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Caminé al lado de Gerard sin mirarlo. ¿Cómo era posible mirarlo sin derretirme por sus hermosos ojos? Era todo lo que me provocaba desde que lo conocí, desde la primera vez que lo en frente de la cafetería pidiendo un emparedado de jamón con extra queso y un café. Él solo se limitaba a silvar una canción que no tenía idea de cual era pero se me hacía familiar; pocos minutos después llegamos a su habitación.

-Bueno, aquí estamos.- Dijo él mientras me hacía el ademán para que pasara, por supuesto que no dudé y entré. La estancia estaba calentita gracias al radiador que se encontraba en un extremo, Gerard fue al baño mientras yo me senté en la cama de al lado ya que habían dos y su compañero ocupaba la otra; era Bert, el chico de repitente que debería estar en último año pero gracias a su conducta pandillera quedó rezagado eso no le impidió ganar una vacante en el concurso. No se incomodó por mi presencia solo siguió durmiendo al vernos.

-Gerard...- Dije con una voz suave y que casi no se oyó esperando no despertar a Bert.- Gee...

Se asomó por la puerta y me sonrió. Carajo. Bajé la cabeza sonrojado intentando no mirarlo directo a los ojos. 

-Frank, quítate la ropa.

-¿¡EH?!- Grité estúpidamente mientras Bert y Gerard se sobresaltaron, ¿¡A QUÉ SE REFERÍA CON QUÍTATE LA ROPA!?

-Wow, tranquilo, compa. Lo decía por si necesitas cambiarte.- Me dijo mientras su compañero de cuarto nos miraba burlonamente.- Bert, vuelve a dormir.

-Cómo quieras, primor.- Bueno, lo de "Primor" no estoy seguro de que lo dijo pero de que sí dijo algo al final de la frase. Bert volvió a acomodarse entre las colchas. Gerard rió y me alcanzó un poco de ropa pero por lo sonrojado que estaba las dejé a un lado diciendo que no necesitaba una muda por lo que apagamos la luz y tuvimos sexo salvaje, ok ya me pasé de la raya, sólo salimos al corredor-balcón para bajar las escaleras y visitar las instalaciones del hotel. Pasamos inadvertidos por los profesores que seguían comiendo junto a un regular grupo de alumnos en el comedor. Nuestras respiraciones se notaban por el inmenso frío y sentía como mis manos se entumecían a pesar de llevar guantes abrigadores, Gerard estaba de lo más normal aunque su cara estaba más pálida que la de un muerto (soñaba con cambiar el color de sus mejillas a un rojo intenso mientras le daba uno de los más cálidos besos).

Caminamos sin sentido por todo el hotel donde vimos que había una piscina bajo techo con aguas termales de las montañas para los días de invierno (se podía regular también), un hermoso campo deportivo a travéz de las ventanas que por el momento estaba cerrado a causa de la ventisca, un gimnasio en un ala del hotel, un pequeño bar en el sótano, un spa que estaba cerrado por la hora y una terraza que bajaba hacia el patio al lado del hotel que tenía equipamiento para esquiar además de un tablero donde supuestamente deberían estar boletines sobre clases que dictaban en el lugar. Todo era perfecto... Perfecto para conquistar a Gerard como en la piscina estando los dos solos sin que nadie nos molestara o quizás en el bar mientras se encontrara borracho o en la terraza disfrutando de un hermoso atardecer o quizás ahí mismo en una clase para esquiar intentando ayudarlo a hacerlo. Caminaba intentando rozar su mano lo mejor que podía pero se alejaba cada vez más y más por el pasillo, intentaba seguirle el paso pero era imposible ya que el frío hacia tiritar mis piernas que se congelaban a cada paso por la espesa nieve y, como siempre, él caminaba sereno como si el frío no pasara por sus huesos. Poco a poco me di cuenta que nos alejábamos del lugar sin ir a ningún lugar aparentemente, solo atiné a dirigirme a él con mucha prisa para luego caer en la nieve, Gerard volteó y me ayudó a pararme.

-Ten cuidado, enano.- Otra vez eso. ¡Qué mierda le pasa!- La nieve puede tragarte...

-En primer lugar a dónde carajos vamos.- Volteó nuevamente para luego darme una sonrisa un tanto psicopateada, retrocedí con un terror que jamás tuve para luego caer nuevamente en la nieve y quedar unos momentos estáticos, Gerard volvió a levantarme y me llevó en su espalda de nuevo a la terraza. No podía creerlo, mi amado pensaba que estaba inconsciente incapaz de moverme a causa del frío que era verdad pero el calor que emanaba de su cuerpo me hacía sentir como si estuviera en África; todo estaba bien hasta que dijo "Te llevaré a mi cuarto, Frankie..." y yo... Yo simplemente convulsioné de emoción como un tarado y me tiró al frío piso de madera, nos quedamos así por unos momentos incapacez de hablar y yo poco a poco sentí el frío calando en mis huesos por lo que me quise parar pero no podía, mi cuerpo no respondía y eso era un problema ahora.

-Frank...

-Gerard... No te... Acerques.- Dije entrecortadamente ya que mi voz se iba debilitando cada vez más sin ninguna razón, pude levantarme un poco para caminar hacia él. No era la mejor forma de confesarse pero si era una original.- Gee..

-Frank, estás pálido.- Él me agarró de los hombros inmovilizándome.- Y tus labios...

-¿Mis labios... Qué?- Intenté acercarme un poco a él para acortar la distancia pero por mi falta de movilidad caímos y Gerard por incorporarme me acorraló contra la pared.-....

-Están morados.- Y en ese momento llegué a mi punto máximo ya que el amor de mi vida ESTABA A MENOS DE UN MILÍMETRO MÍO a punto de BESARME o Dios sabe qué, pero nuestro querido Frank se tuvo que desmayar en ese momento.- ¡Frank!

Desperté a la mañana siguiente en mi cama bajo un montón de colchas y la cara de Jamia con una mueca de preocupación, los profesores estaban a un lado de la cama hablando con quien yo creí era el médico, al verme despierto se acercaron.

-Iero ¿Cómo pudiste salir con esa maldita nieve?- El profesor en jefe me miró severamente mientras yo no podia articular palabra alguna.- ¿¡Qué hacía usted fuera de las instalaciones de este hotel?!

-Eh... Yo...

-No se haga el cojudo, el alumno Way lo sacó de ahí.- Miré hacia un lado, Gerard estaba en la puerta de la habitación hablando con un profesor de lo más normal, decidí voltear y me topé con la aún dura cara del profesor.- Diga qué pasó.

-Yo sólo... Sólo quería curiosear por ahí.

-¿Cerca de las dos de la mañana?

-Sí.- No estaba seguro de la hora pero fueron gratos momento al lado de mi Gee, mi hipócrita preferido.

-Se encuentra excluido de las actividades del día de hoy, no se le permite salir de su habitación hasta nuevo aviso ya que se encontró en un caso grave de hipotermia.- Sentenció para luego dirigirse a Gerard.- Cuando se vuelvan de las excursiones, usted alumno Way cuidará de este chico. 

Wow, al final no todo estaba perdido. Gerard estaría ahí para mí hasta recuperarme y quizás... no sé pasen cositas.

-Nos alistaremos para salir, señor Way, puede quedarse unos minutos.- Todos salieron mientras yo me quedaba solo con él.

-Así que me metiste en problemas.- Dije sentándome en la cama.- ¿Por qué eres así?- Gerard se limitó a mandarme una mueca de desprecio para luego quedarse parado junto a la puerta revisando su móvil.- ¡Hey! Te estoy hablando.

-No tengo ganas de hablar contigo.- Su actitud era cada vez más y más extraña ¿Cómo me pude enamorar de un tipo medio psicópata? Salió para luego no regresar. Esperé horas mirando televisión y cuando atardeció decidí salir a la puerta, la ventisca había mejorado un poco y el calor del sol que se iba me hizo revitalizarme por lo que decidí dar un paso al frente para que luego me volvieran a meter a trompadas adentro.

-Pero yo no hize nada.

-Está castigado hasta nuevo aviso.- Dijo una profesora cerrando la puerta. Y pensar que todo eso había pasado por mi Gerard, mi sádico traicionero.

Summertime (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora