Capítulo 15: El Lago

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Desvié la vista al hermoso paisaje que había delante mío, no iba a dejar que los actos de esos dos me afectaran aunque en el fondo mi corazón era como una granada a punto de explotar. Seguí el camino con cuidado, si me caía sería nuevamente el hazmereír del grupo. Jamia se puso al lado mío.

-Hola.- Dijo abrazándome.- ¿Qué de nuevo? No te vi por un buen rato.

-Me perdí.- Fue lo único que le dije.

-¿Con Gerard? Los vi a los dos juntos antes de que Lynz fue por él.- La fulminé con la mirada, sabía muy bien como me caía esa perra de pelaje negro.- Oh, lo siento.

-No hay cuidado.- Me dio por voltear la mirada y vi que Bert iba detrás de nosotros, un poco alejado, como si recién hubiera llegado. Intuí que algo sospechoso pasaba ahí.- ¿Y Bert?

-Tampoco lo vi durante la caminata.

-Uhmm...- Terminé la conversación. Bajamos lo restante callados. Los profesores se encontraban al final, cerca de la orilla del lago.

Pude observar que esas cabañas no eran de algún hotel o algo parecido, eran casas de pescadores. Hasta donde me informé eran personas de la aldea que pasaban la temporada de pesca ahí, atrapando entre sus redes a los peces del lago, un gran producto en esa región.

Gerard estaba casi cerca de mí, podía distinguirlo entre todos los chicos que se habían juntado para una subida en el bote por el lago. ¿Por qué a veces pasaba de mí? ¿Hacía algo mal cuando estaba a su lado? Me llenaba de esas preguntas haciéndome sentir cada vez peor. Lo quería, es más, lo amaba; amé a Gerard Way desde que ingresé a la secundaria y lo iba a seguir haciendo, había algo en él que me hacía temblar como un témpano de hielo, sus ojos verdes que me derretían cuando sostenía la mirada (muy raras veces). Era obvio, no podía hacer que salga de mis pensamientos.

Los profesores nos reunieron. Tuve que ponerme de nuevo a su lado por orden de uno de ellos.

-Hola, Gee...- Le dije un poco avergonzado, ni yo sabía por qué.

-Frank.- Dijo frío, distante, como si su mente estuviera más allá de los árboles de la otro orilla del lago. Después de un rato volvió a hablar cuando estábamos por subir al bote.- Ten cuidado.

¿Qué rayos? ¿Por qué me diría eso? Seguramente algunos de sus amigos trataban de hacerme una broma pesada. ¿Por qué yo? ¿Por qué simplemente yo era blanco de sus burlas? Frank Iero, que jamás le hice nada a nadie, era el marginado de toda la escuela; hasta los nerds eran más populares que yo. Disipé esos pensamientos, si en esa broma no se ponía en peligro mi estado físico entonces no pasaba nada.

El lago era hermoso, era cristalino. No recuerdo haber estado en un lugar así antes. Mis padres por lo general no nos llevaban de viaje y si lo hacían era de noche y a otra ciudad a visitar parientes ¡Ni siquiera a la playa! Teníamos a veces malas experiencias o contratiempos que se solucionaban con dormir en medio de la nada o regresar a casa, la mayoría de los casos optábamos por la segunda opción. Mi hermana era de obedecerlos pero yo... Era un rebelde completo; casi todas las ocasiones salía con una paliza de papá.

Me quedé embelesado con el paisaje que proporcionaba la naturaleza: los árboles, la nieve, el agua helada debajo de nosotros, pocos animales que se acercaban a las orillas como ardillas, conejos blancos y creo que vi un gato montés. Gerard estaba a mi lado, su respiración se convertía en vapor en cada uno de sus movimientos; cómo quería poder apresar el humo que salí de sus labios con besos. Me hubiera gustado tenerlo para mí solo en ese bote, besándonos y haciendo lo que los otros no podían ver. Jamia estaba detrás mío, a veces pasando sus dedos por mi espalda para hacerme volver a la realidad cada vez que me perdía en los hermosos ojos de Way. ¿El amor era así? Gerard me había hecho llorar, sufrir, humillarme y ponerme depresivo pero a la vez me hacía reír, ser feliz, sentirme bien a su lado, el amor era como comer helado, en ocasiones es bueno y en otras malo. Algunas veces escuchaba a mi madre decir por qué se había enamorado del estúpido de mi padre ¿Acaso no podían divorciarse? Si ya no se amaban ¿para qué seguir? O quizás aún lo hacían...

Toqué un poco del agua, efectivamente estaba helada. Gerard me miró en ese momento.

-Yo que tú no lo haría.- Dijo.- Puedes caerte.

-Gerard, no eres mi padre.- ¿Por qué le dije eso?

-No lo soy pero soy tu amigo ¿No?- Oh, indeseable Way, deja de jugar con mi mente así. Un amigo está para ti siempre no cuando le de la maldita gana, como tú.- Pongámonos más al centro.- Vi que Bert nos miraba de reojo, le divertía la situación. Mis mejillas se encendieron de un color rojo vivo.

-No, quiero, Gerard.

-Frank, no seas así.- Tenía ese pequeño ataque de rabia que a veces me daba. Gerard me jaloneó un poco pero yo estaba firme en no moverme. ¿Podía hacer lo que quisiera conmigo? ¡No!

"¡Frank!"

Oí que gritaban mi nombre cuando caí a las aguas heladas. Gee me había soltado, agotado de no llegar a nada conmigo. Sentí como si un montón de puñales se clavaran en todo mi cuerpo. Si iba a morir ahí sería de la peor forma, ahogado y congelado. Toda mi vida pasó por mis ojos y supe... ¡Que no quería morir! Hice lo imposible para salir a flote, me encontraba en el lago solo a punto de perder fuerzas por la baja temperatura. El bote estaba a un costado y escuché como alguien se lanzó al agua a sacarme. Cerré los ojos, de solo pensar que los demás se reían dentro del bote me daban ganas de hundirme nuevamente al agua.

-¿Estás bien?- Abrí mis párpados poco a poco. La cálida sonrisa de Gerard estaba frente mío. Todo mi cuerpo estaba tiritando. Ya no estábamos en el bote sino en la orilla o mejor dicho en una de las cabañas. Vi mis manos, mis uñas estaban amoratadas y estaba pálido.- Por poco te nos vas...

-Lo-lo siento.- Me di cuenta que no había nadie. Solo Gee y yo.- Fui un tonto.

-Descansa.- Me dijo y se apartó de mí.

Observé que él también estaba mojado.


Summertime (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora