Llegué al patio. Tenía miedo que salía por todos los poros de mi piel. ¿Acabaría teniendo mi primera vez o, en palabras más precisas, siendo violado por un maniático sexual en un viaje? Igual podría ser una broma de los amigos de Gerard, y podría acabar en youtube con un millón de visitas por día. Genial, era lo único que me faltaba. O quizás terminaría siendo como esos mangas en que se violan al chico.
De todas maneras, el panorama cubierto de nieve no me ayudaba mucho. Me hacía sentir más helado de lo normal y eso me daba escalofríos, además de que solo tenía un traje de baño cubriendo mis piernas y cadera. Caminaba lentamente hasta el lugar indicado; mis piernas se doblaban a cada paso que daba, no era yo. Una fuerza de curiosidad era lo que me impulsaba a seguir ese mandato porque si por mí fuera, no habría vuelto a salir del baño hasta que todos terminaran de recrearse. Jamia se acercó a mí atrasando el encuentro, gracias a Dios.
-Eh, Frankie.- Dijo acercándose, se puso a mi lado dándome un codazo. Estaba cubierta por una toalla que le llegaba hasta la mitad del muslo. Obviamente con la ropa de baño debajo.- ¿Entras a nadar?
-No lo creo, querida. Tenía otras cosas que hacer.
-No seas así.- Me hizo un puchero.- ¿Te molesta que sea en la piscina común? Si quieres podemos alquilar una de esas cabañas para nosotros dos.
-Tranquila, tranquila. No es eso.- Le sacudí el pelo.- Necesito estar solo por un momento ¿vale? Ve a divertirte con tus amigas.
La dejé con la palabra en la boca y aceleré el paso. No quería que nadie me viera caminando hacia la cabaña. Poca gente iba quedando mientras más avanzaba, en un punto ya no había nadie más alrededor y solo las pequeñas cabañas que se convirtieron en construcciones de piedra caliza. Contenían las pequeñas albercas en su interior.
Pronto llegué a la que me esperaba, la gran cabaña del fondo donde había un hombre sentado en una banca como si cuidara el lugar. Tragué saliva y poco a poco me aproximé, no vaya a ser ese el pervertido que quería comerme.
-Disculpe...- El hombre me miró de reojo.- ¿Se puede entrar?
-¿Usted es el que alquiló la poza, no?- Preguntó y acto seguidos, se levantó de su asiento.- Pues bien, toda suya, ya me cansé de estar sentado; puede quedarse todo el tiempo que quiera.
Y se fue, sin más. Me quedé atónito pero de nada me valía quedarme a ver cómo se alejaba. La verdad estaba detrás de la puerta. Sabría quien sería mi... Ni siquiera sabría cómo llamarlo.
Giré la perilla, un poco oxidada por la humedad, y entré. La estancia era húmeda, mojada y oscura, iluminada por unas ventanas rústicas y pequeñas en las esquinas de las paredes. Tenía algo de eco y la piedra termal mantenía algo del calor de las aguas. Podría decirse que era algo acogedor y para mi suerte, aún no había llegado "él". Me dispuse a dejar mis cosas en la banca que estaba al otro extremo de la habitación. Me metería al agua para calmar mis nervios pero sentí que no estaba solo. Alguien más en la habitación debía estar observándome ya que la sensación embargó todo mi ser. No quería mover ni un músculo, podía escuchar los latidos de mi corazón como si estuviera a punto de morir. En cualquier momento me ahogarían en esas aguas tibias cual fideo en una sopa. Pero no; el roce de un abdomen detrás de mi espalda me hizo sentir a salvo aunque fuera perturbador. Me agarraron de la barbilla para inmovilizarme ya que instintivamente iba a girar mi cabeza para ver a mi agresor. Con la otra mano libre, recorrió mi pecho desnudo y apretó uno de mis pezones haciéndome soltar un leve gemido. Por esa razón, subió la otra mano a mi boca metiendo dos dedos en ella para callarme. Después de jugar un rato, bajó la primera lentamente hacia el vientre bajo. Posó sus dedos en el nacimiento del pene y lo acarició. La sensación era placentera y a la vez aterradora, me dejaba tocar cual puta necesitada. ¿O es que en serio lo era? Daba igual, no me importaba si estuvieran grabando; había algo en ese toque que me prendía. Llegué a darme cuenta que nos aproximábamos al pozo de agua y sin ningún previo aviso nos tiramos. En ese momento, me así de él por el cuello y lo besé salvajemente. No sabía quién era. Me correspondió el beso y me estampó contra la pared, loco del deseo. No pude aguantarme más, abrí los ojos y lo que vi me dejo boquiabierto: Era Gerard.
Sí, el mismo chico que me había robado el corazón estaba ahora, ahí, robándome la virginidad. Sus manos bajaban por mi espalda llegando a tocar mi trasero y apretándolo para acercarme a él. Tenía los ojos cerraros por lo que no pudo ver mi expresión de desconcierto. ¿Cómo era que él, que tanto me aborrecía, que hacía de mi vida, junto con sus amigos, un infierno, que era tan hipócrita y manipulador cuando quería, fuera el que ahora me deseara como el último oasis del desierto? No lo sabía, podía conjeturar un millón de cosas pero la verdad solo estaba en él y nunca lo diría, no a mí. Sentí como quitó mi ropa de baño dejándome indefenso ante él. En ese momento lo odiaba, me hacía sentir una mierda pero la más querida del mundo. La lujuria pesaba más y dejaba que jugara conmigo como un muñeco cualquiera. Me sentó en el último peldaño para entrar a la alberca y fue cuando recién abrió los ojos y vio los míos, que pedían a gritos más y más de lo que me daba.
-Frankie...- Susurró y me besó. Un beso abrupto, sin sentido. Que pedía que le correspondiera y así fue.
Nos besamos apasionadamente un buen rato hasta que él mismo dejó de hacerlo para tomar aire. Nos miramos por unos segundos, una mirada llena de lujuria, del deseo de estar más cerca del otro, sus mejillas estaban rojas como el fuego del infierno. De pronto, tomó una bocanada de aire y se hundió; no sabía a donde se había ido hasta que lo descubrí de la "mejor" manera. Agarro mi falo, erecto como una roca, y lo metió a su boca levemente, besando la punta. Solté un gemido sonoro. ¿Y él? Pues, siguió haciendo su trabajo. Su boca se adentraba suavemente, su lengua jugaba con el glande. Me hacía sufrir, quería que entrara en mí de una vez por todas. Pero no iba a ser así. Luego de un rato, (que salió a tomar aire un par de veces) me encontraba en tal estado de clímax que ni bien posó sus labios, me corrí. Sentí como el líquido seminal salió de mi y se dispersaba en el agua. Pobre para la persona que viniera a limpiar en la noche. Al mismo tiempo, grité como hubiera gritado en mi vida pero Gerard me calló con sus besos. El único inconveniente es que mi verga seguía parada a pesar de lo que le había hecho Gerard.
-Uhmm, veo que aún tenemos un problema allá abajo.- Dijo él. Yo solo asentí, ruborizado. Él se acercó a mí y besó mis labios quedamente para bajar a mi cuello y darme pequeñas mordidas. Gemí un poco pero me gustó, mi cuerpo pedía más, más de él. Sus manos ahora acariciaban mi sexo y lo manipulaban a su antojo. Iban de arriba a abajo, acariciando con las yemas finas cada parte de él, incluso mis dos amigos que lo acompañaban. Gerard era fántastico. No me di cuenta del momento en que sus bermudas también quedaron flotando con las mías, ni cuando separé un poco las piernas. Con una de sus manos bajó hasta ese pequeño agujero que daba paso a mi interior y entró, primero uno, luego dos dedos. El agua hacía de ese acto algo más suave. Pensaba que en cualquier instante entraría y me haría chillar como puta. Me equivoqué; simplemente se abstuvo y masajeó esa zona para hacerme sentir bien, luego, pasó su pene por ahí y al mismo tiempo lo juntaba con el mío para acariciar a los dos. Un millón de emociones estaban mezcladas en mí. Quería correrme, quería decirle te quiero, quería que ese momento se prolongara por horas y más horas para nunca acabar. El paso del tiempo hizo lo inevitable, eyaculé por segunda vez y él, también. Nos quedamos ahí, en el agua, cubiertos de sudo gracias al calor emanado por el lugar y nuestros cuerpos. Jadeaba al lado mío. No estaba preparado para decir algo; era mi primera vez con alguien, con un chico, no tenía idea de como actuar. No quería arruinarlo aún si solo se tratara de haber sido juegos previos al acto. Gerard empezó.
-Te portas bien, Frankie.- Me dijo al oído.- Espero que así seas en la cama.
-...- No sabía que decirle pero las palabras salieron como por arte de magia.- La verdad... es que nunca me he acostado con alguien, Gerard.
-Pues porque será tu primera vez, te haré una oferta especial.- Concluyó. No lo entendí ¿Pensaba repetirlo?- Te espero esta noche, baby.
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Summertime (Frerard)
FanfictionFrank Iero está enamorado de Gerard desde que empezó la secundaria pero no se atreve a decírselo ya que él es como el chico más fracasado de la escuela y además Gerard es uno de los más populares. Todo cambia gracias a los resultados de un concurso...