Capítulo 16: La Indiferencia Mata

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Oh, Dios¡¿Qué es lo que había hecho?!

¡Gerard me salvó la vida! Podía haber muerto en el agua helada como Jack en Titanic. Intenté pararme pero el frío me lo impidió, salir del agua de baja temperatura para un ambiente casi helado no es algo de lo que recompondrías rápido.

-Gee...

No me respondió, es más, creo que ni siquiera se escuchó mi voz, no tenía mucha energía para hablar en ese momento. Vi como volvía a venir hacía mi de improviso.

-Levántate, te llevaré a la fogata.- ¿Fogata? ¿Qué hora era?- Está atardeciendo.- Dijo él como si hubiera leído mis pensamientos.- Te va a hacer bien, enano.

... Sin comentarios.

Salí detrás de él intentando llevar su paso, era un poco duro ya que todo mi cuerpo se encontraba entumecido producto del frío y el agua aún latente sobre mí. Todo el grupo se encontraba reunido en frente de una medianamente grande fogata improvisada; cuando llegamos nos recibieron con euforia pero más a Gerard que a mí. Jamia fue y me abrazó.

-¡Oh, Frank! ¡Estás bien!-Dijo mientras me abrazaba y soltaba algunas lágrimas, qué melodramática era.- Dormiste por casi todo el día.

-Oh, rayos.

-Y suspendieron los paseos en bote por ti.

-Eso no es bueno...

-Lo sé pero ya que, lo importante es que no tienes nada malo.- En ese momento no podía escucharla, miraba a Gerard, como Lindsey iba y lo abrazaba cariñosamente.- ¿Frank?

-A mí siempre me pasa lo malo.

-No digas tonterías.- Dijo.- Ven, siéntate para que te calientes algo.

Obedecí, no tenía otra cosa que hacer además que estar como un témpano de hielo me mataba. Los demás chicos cantaban las típicas canciones de campamento, Bert había traído una guitarra y acompañaba al grupo pero por alguna extraña razón Gerard se encontraba alejado del grupo en una parte donde podía mantenerse cálido por el fuego y a la vez apartado de la gente. Primera ocasión que lo veía de esa forma tan... extraña, aunque todo su comportamiento era extraño por así decirlo.

Lynz no parecía importarle, conversaba con otras chicas y compartiendo malvaviscos. Perra. Si yo fuera ella no perdería ni un segundo con Gerard, estaría a su lado a pesar de que se aislara del resto y o me tratara mal. Por un momento me le quedé mirando como hipnotizado; sus ojos verdes iluminados por las flamas parecían decaídos.

Tenía el deseo de acercarme a él, a preguntarle qué pasaba pero algo me decía que era culpa mía ¿Cómo? No lo sé. Este viaje se estaba volviendo muy extraño.

-¡Si serráis tontos, chicos!-Una profesora me gritó justo en el momento en el que me armé de valor y estaba a un metro de Gerard dispuesto a hablarle.- Siguen con la ropa mojada ¡Vayan a cambiarse inmediatamente!

Gee resopló y, sin siquiera mirarme, caminó hasta la cabaña.Lo seguí. Por suerte había llevado una pequeña muda al igual que un chaleco, no era lo mejor pero sobreviviría al invierno. Me cambié en un extremo obligándome a mirar la pared ya que él se cambiaba al otro extremo. Si tan solo no estuviera enamorado de él... ¡Rayos! Mi fuerza de voluntad se rompió. Volteé a verlo, su torso desnudo era hermosamente blanquecino, como si nunca un rayo de sol lo hubiera tocado; si figura marcada ligeramente quizás por su delgadez. Era...perfecto, de solo mirarlo me ruboricé de pies a cabeza.

-Ge-Gerard.

No respondió.

-Gee...

Nada.

-Gerard, háblame.- Dije un poco más serio. Me dolía su indiferencia. Él volteó como si nada, con una cara de pocos amigos.- ¿Pasa algo?-Rayos, Frank, rayos ¿Por qué no dices algo más coherente con la situación?- Puedes decirlo.

-No hay nada de que hablar, Frank.- Dijo sin mirarme, quitándose lo restante del polo. Por desgracia yo también me encontraba con el torso descubierto a punto de ponerme la camiseta de mangas largas.

Debía de ser un tarado porque en ese momento me le acerqué preso de una curiosidad que ni siquiera sabía que tenía.

-Gee...- Su mano apresó la mía antes de poder tocar su hombro.

-NO ME TOQUES.- Alzó la voz. Enserio tenía una gran fuerza porque hacía doler mi muñeca como un dolor de fractura.

En unos cuantos segundos fue lo suficientemente rápido de empujarme a la pared vecina. Oh, mierda. Era lo que más ansiaba en el mundo, tener a Gerard tan cerca de mí como lo estaba en ese momento. Su respiración cerca de mi cara que podía ver el vaho evaporarse frente a mis ojos. Sus labios, oh, sus hermosos labios que yo pugnaba por besar pero me controlaba; podía tomarme de un maldito marica pervertido.

-No te vuelvas a acercarte así a mí ¿Entendido?-Me dijo con algo extraño en su tono de voz.- Tengo suficientes problemas como para encargarme de ti.

¿Eh? Lo último no lo había entendido. No tenía concordancia alguna pero no se lo iba a decir, no quería romper la magia del momento.

Me apresó un poco más como queriendo cerciorarse de que había comprendido sus palabras pero lo que hizo fue sino... Crear un gran problema ahí abajo. Suerte que llevaba los pantalones aún.

No podía hablar, algo dentro mío me petrificaba ¿O era él?

La voz de un profesor anunciando la partida me sacó de mis pensamientos.

***

-Frank deja de pensar en Gee.- Jamia me dijo mientras almorzábamos el día siguiente después del incidente en el lago. Aún seguía tiritando y en la noche me daba un pequeño resfriado y fiebre que se iba por la mañana.- ¿Crees que te va a volver a hablar?

En efecto, desde la noche anterior que Gerard no me dirigía la palabra, ni siquiera el buenos días. Tuve que pasar todo el día de la excursión al lado de mi mejor amiga para no sentirme tan solo cuando estaba con él, su indiferencia se clavaba en mí como una estaca de hielo.

Observé su mesa. Todos reían y hacían bromas de cualquier índole pero él no movía ni un dedo, miraba su plato a medio comer como si adentro se encontrara el secreto del universo. Vaya imbécil.

Terminamos de comer y nos dirigíamos a esquiar pero un maestro nos impidió el paso.

-Eh, chicos, primero tienen que escuchar el aviso del profesor en jefe.- ¿Era enserio? Qué manía de no dejarnos en paz. Como sea, nos pusimos a un lado mientras el otro hablaba.

-Estudiantes, mañana los quiero ver aquí reunidos a las 7:30.

La protesta general se hizo presente.

-Esperen, esperen.- Volvió a hablar.- Es para algo importante: Tendremos una caminata hasta las aguas termales del pueblo.

¡Wow! ¡Increible! Al menos algo bueno aparecía en el viaje. Además creo que me haría bien para mi resfriado como dijo Jamia.

Summertime (Frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora