Malvaviscos

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- Percy – Lo llamaba una voz – Percy... ¡PERCY!

Percy se levantó de golpe. Annabeth lo estaba zarandeando.

- ¿Te habías quedado dormido? – Preguntó ella, alzando una ceja.

- ¿Qué? ¿Yo? No, no que va... – Suspiró, y se frotó los ojos - ¿Qué pasa?

La guerra contra Gaia había terminado hacía varios meses, y los semidioses seguían celebrándolo a su manera. Esa noche, los chicos de la cabaña de Deméter habían organizado unas hogueras en el campo más abierto, y todos comían satisfechos mientras asaban comida al fuego, o simplemente pinchaban malvaviscos en un palo y los calentaban tranquilamente. Algunos chicos de la cabaña de Apolo tocaban instrumentos de fondo. Recordó sentir una oleada de calor, la música tranquila de fondo y... sí, se había dormido.

Annabeth puso los ojos en blanco, y después le señaló, con una sonrisa algo preocupada, una de las hogueras que tenían al lado. Sentados alrededor del fuego, estaban Lou Ellen, de la cabaña de Hécate, Cecil, de la cabaña de Hermes, Will Solace y Nico Di Angelo. Los cuatro habían empezado a tener una relación más próxima después de su pequeña misión, saboteando las catapultas romanas. Pero lo inquietante no era verlos juntos. Percy apenas podía creer lo que veían sus ojos. Nico Di Angelo... riéndose. Annabeth parecía igual de contrariada.

- No sé si estar contento por él – Empezó Percy – O rezar para que esos tres no acaben en el Tártaro.

- Podríamos darles algún consejillo para que sobrevivieran... no sé, ¿Un par de minutos? Aún no puedo creerme que saliéramos con vida de allí.

- Yo lo que sigo sin creerme es que Nico continúe riéndose. ¿Debería preguntarles cual es el chiste?

Annabeth lo miró un poco mal.

- Tú mejor quédate aquí sentadito sesos de alga, no la líes.

********

Will estaba orgulloso de sí mismo. ¡Había hecho reír a Nico Di Angelo! Misión cumplida. No era la primera vez que lo veía sonreír, (de hecho, Will notaba que Nico sonreía más cuando él estaba cerca, y eso lo alegraba más que cualquier otra cosa, porque estaba consiguiendo que el pequeño hijo de Hades, perdiera aquella aura oscura y tenebrosa) pero su risa... su risa era increíble. Contagiosa, y no demasiado llamativa.

Todavía no tenía claro qué era Nico Di Angelo para él. O lo que era más importante. Que era él para Nico Di Angelo. Will apenas lo había visto cuando llegó al campamento. Una mirada fugaz, y poco más. Lo había tenido más cerca durante la guerra contra los titanes, y también esa última semana, después de derrotar a Gaia. En esos últimos meses, creía haber empezado a conocerlo mejor. Aunque a veces le sorprendía. Como aquella vez que se comió una manzana VOLUNTARIAMENTE. ¡Will estuvo dándole las gracias a los dioses durante una semana entera!

Aún temblaba al recordar lo cerca que había estado Nico de decapitarlo, cuando repentinamente había aparecido en un arbusto, cerca de donde Cecil, Lou y él, estaban, durante su misión de sabotaje a los romanos. Pero lo que era peor, recordaba muy claramente haberle hecho la pregunta más estúpida del mundo. "¿Alguna vez has asistido a un parto?" Obviamente no lo había hecho. Aún se maldecía por haber soltado semejante tontería, pero en ese momento... simplemente no tenía muy claro lo que hacía. Sus ojos oscuros lo habían conquistado. Apartó esos pensamientos de su cabeza, y se dio cuenta de que los tres lo estaban mirando.

- ¿Will? ¿Estás bien? – Le preguntó Lou – Te has quedado quieto de repente, y has empezado a mirar a la nada.

- ¿Eh? Ah, sí, todo perfecto.

Ella alzó una ceja.

- Ya, bueno... Oye Cecil, creo que sería mejor si fuéramos a pedirle más leña a Katie, el fuego se está apagando. - Dijo ella con un brillo de picardía en los ojos, que a Will no le pasó desapercibido.

Solangelo One - Shots ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora