Once

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Espantado con lo que veía, TaeHyung salió corriendo del cuarto de baño, casi tropezándose con sus propios pies y el suelo mojado por su reciente ducha.

La toalla que traía en su cintura cayó al suelo dejándolo cómo Dios lo trajo al mundo, desnudo y con el cuerpo aún bañado en suaves gotas de agua.

No le importó y llegó corriendo a su habitación, para ponerse unos boxers rápidamente, ni siquiera se secó bien el cuerpo, ocacionando que su ropa recién puesta se mojara. Se quejó un poco por eso pero decidió ponerse sus tenis Converse luego de secarse bien los pies y haberse puesto calcetines.

No quería unos pies apestosos aunque su vida estuviera en peligro.

Sentado en la cama, ya completamente vestido, talló su rostro con ambas manos, tratando de darse valor suficiente para volver al baño y ver el espejo.

Para este punto, empezaba a cuestionarse si los señores Jeon tenían idea de lo que pasaba en la casona. Creyó que si, eso tendría algo de sentido para él ya que las constantes apariciones, de lo que él creía era un espectro, en el espejo no solo podría haberlas visto él —porque si, no era la primera vez que veía algo—, estaba seguro de haber visto más de una vez una sombra en los espejo que él había destapado.

Eso daría explicaciones a las cortinas en todos los espejos de las diferentes habitaciones que había dicho su hermana, y por un momento se arrepintió de haber quitado esas cortinas, más tarde buscaría las que le quitó a Lisa y las colocaría en su lugar de nuevo.

¿Ésto les habría pasado a ellos?, ¿Ellos habrían visto esa figura?, ¿Por eso todas esas cortinas en los espejos?, ¿Acaso ellos ocultaban algo?

Empezaba a desconfiar de la pareja. ¿Que tan ciertas eran en realidad sus dichosas "vacaciones"?, ¿Por qué no le dijeron nada?

Muchas preguntas y muy pocas respuestas. Por no decir ninguna, estaba dispuesto a investigar que era lo que pasaba.

No tenía idea de las aberraciones que iba a descubrir.

Pero para empezar, necesitaba valor y comenzaría yendo a ver de nueva cuenta aquel espejo dónde vió al espectro.

Así que, con miedo pero muy seguro de su decisión, bueno no tan seguro, se levantó de la cama, tomando el paraguas amarillo que había usado la última vez para atacar a la sombra que lo perseguía.

¿Cómo llegó ahí? No lo sabe, y realmente no le interesa saber.

Solo lo tomó y con un paso firme se encaminó al cuarto de baño, abrió la puerta lentamente y se asomó un poco dentro, no viendo nada extraño en la habitación. Suspiró.

La abrió por completo y adentró su cuerpo poco a poco, con el paraguas en su mano, firme por si necesitaba atacar algo o a alguien. Pero no había nadie en el baño.

Obviamente.

Suspiró cuando entró por completo y vió en el espejo, solo estaba él, su reflejo ahí. No había ningún ente maligno, ningún espectro, ningún fantasma, nada ni nadie más que su simple reflejo que decía necesitaba una siesta de doce horas urgente, hasta ahora había notado que debajo de sus ojos habían unas enormes ojeras que le daban un aspecto horrible.

—Necesito... Dormir. Me veo espantoso. —tocó sus ojeras suavemente con sus dedos, precionándo la piel abultada, hizo un puchero. El paraguas había quedado olvidado recargado en la puerta.

—Yo... Creo que te ves bien. —una voz ligeramente distorsionada dijo detrás de él, casi en un susurro tembloroso.

—¡Mierda! —saltó en su lugar y gritó también por el tremendo susto que se llevó, su corazón acelerándose hasta sentir que saldría de su pecho.

Volteó rápidamente en su eje, sosteniéndose del lavabo pues sentía que se iba a desmayar en cualquier momento, no vió nada ni a nadie, más sin embargo sentía una presencia ahí con él, y esa ligera respiración no era la suya.

Revisó todo el baño, la cortina para la regadera estaba abierta, ahí no había nadie, pero... La cortina donde estaba la tina que aún no había usado estaba cerrada, y podía ver... Una silueta en la tina.

—¿Ho-Hola? —empezó a caminar despacio hacia la tina, estirando la mano para abrir la cortina lentamente— ¿Ha-Hay alguien ahí?

Se maldijo a si mismo por tartamudear, pero le era imposible no hacerlo, por dentro se estaba muriendo de miedo.

La respiración del otro lado se detuvo.

—Yo solo... Detente.

Detuvo su mano cuando escuchó esa temblorosa voz de nuevo, distorsionada, se escuchaba extraño y solo oírla le causaba escalofríos.

¿Sabía que iba a abrir la cortina? Tomó valentía para poder hablar, tomando aire fuertemente y soltando un suspiro tembloroso pudo sacar su voz.

—¿Q-Quien eres? —dió un paso más, volviendo a estirar su mano.

—Tú sabes quién soy...

La voz empezaba a aclararse poco a poco, y podía percibir en el un tono casi infantil.

—No, no lo sé.

—Te dije que te detuvieras. —la voz volvió a distorsionarse pero se permitió ser valiente y no hacer caso a lo que decía.

—N-No lo haré, si no me dices quién eres.

La respiración pareció acelerarse con sus palabras.

—Ya lo sabes... TaeHyung. —el mencionado contuvo la respiración— Soy... Jungkook.

El de cabello gris sintió un amargo sabor de boca y su alrededor comenzó a dar vueltas, pero no se permitió derrumbarse en ese lugar, mucho menos frente a alguien que podría hacerle daño.

—¿Jung-jungkook?

—Si...

—Pero tú...

Abrió la cortina de golpe y se paralizó al ver al mismo chico sentado dentro de la bañera vacía, con las piernas pegadas a su pecho, mientras las abrazaba con sus brazos lastimados y marcados, su brabilla apoyada en sus rodillas mientras su largo cabello curbia sus ojos vacíos.

Esperaba ver algo, pero en realidad tenía la esperanza de que desapareciera antes de él poder verlo.

Contuvo la respiración mientras seguía ahí parado, junto a la tina, sus ojos abiertos de más, casi logrando que salgan de sus cuencas. El chico, o mejor dicho, jungkook levantó la cabeza de su lugar y le permitió ver su rostro sin emoción alguna.

—¿Podrías arroparme?














Muñequito [Taekook] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora