Una suave y fría mano se posó debajo de su nuca, sintió un peso asentarse en su abdomen y luego una cálida respiración en su rostro.
No podía moverse, no podía abrir los ojos y tampoco podía hablar. Quiso hacerlo pero una fuerza se lo impedía.
Algo cálido se colocó sobre sus labios y él supo de inmediato de lo que se trataba, unos labios. Suaves, esponjosos y cálidos. Se sentían muy bien, pero no podía corresponder lo que él creía era un beso.
Esos suaves labios solo duraron segundos sobre los suyos y él quiso, ansió, añoró, deseó, anheló volver a sentirlos sobre su boca. Pero en cambio obtuvo otro beso sobre la frente, sintiendo esos fríos dedos acariciar los cabellos de su nuca, erizando su piel.
No podía describir lo bien que se sintió recibir ese beso en aquel lugar, tan... Cálido.
Abrió los ojos sentándose de golpe en su lugar, tomando una enorme bocada de aire cuando sintió que no podía respirar con facilidad. La madera dura bajó su trasero lo hizo mirar a su alrededor, buscando un indicio de dónde se encontraba.
Respiró de manera errática un par de segundos analizando su alrededor.
Un cuarto grande, todo echo de madera algo vieja y gastada, al menos unos tres metros de altura y cinco de anchura, una enorme ventana cubierta por una cortina marrón vieja y rota, como si un gato la hubiera rasguñado.
La habitación estaba vacía a excepción por el foco que colgada de un alambre en el centro del techo, un puff púrpura en una de las esquinas, en una de las paredes un pizarrón de corcho con algunas fotografías y notas y debajo de él un pequeño escritorio. Eso solo ocupada menos de la mitad del cuarto.
Miró en todas direcciones, exaltandose un poco cuando a su derecha encontró al muñequito de porcelana sentado junto a él, con la cabeza gacha. El foco apenas iluminaba un poco, pero era suficiente para observar bien todo a su alrededor.
Las imágenes de lo que pasó hace unos momentos llegaron a su mente de golpe, de inmediato dándole un punzante dolor de cabeza, sostuvo su rostro unos segundos tratando de recomponerse, cuándo lo logró volvió a ver al muñeco, con curiosidad y algo confundido.
Él estaba con jungkook.
No es como si quisiera verlo, pero él sabía que en el fondo, muy en el fondo él tenía la ligera esperanza de poder ver al pequeño con él. Lo anterior que pasó antes de despertar lo tenía aún más desconcertado, pero no tuvo tiempo de pensar en eso cuando una fría brisa atravesó la ventana abierta solo cubierta por la cortina rota, ocacionando que está se moviera.
Se levantó de su lugar, escuchando la madera crujir bajo sus pies.
—¿Dónde estoy?
Caminó hasta la ventana, moviendo la cortina y viendo a través de esta, y le sorprendió ver el suelo a más de vente metros de altura, la casa a unos metros también. Se podía ver el jardín trasero.
—¿Cuándo subí hasta acá?
Ya sabía dónde se encontraba, en la casa del árbol. Pero no podía imaginar cómo fue que llegó hasta aquí, si recuerda haberse golpeado la cabeza y desde ahí todo se vuelve negro para él, no lo entiende.
Y lo más sorprendente es que en el cielo ya está el atardecer, el sol escondiendose en el horizonte. ¿Cuándo tiempo estuvo desmayado?
—Algo extraño está pasando aquí.
¿Pero más extraño que todo lo que le pasó con el muñeco desde que llegó? ¿Que tanto podía pasar si se quedaba más tiempo?, Seguía asustándose pero por alguna extraña razón despertar aquí no le impresionó mucho, no se lo esperaba pero no lo sorprendió demasiado.
Bueno, no era la primera vez que le pasaba.
Se alejó de la ventana y se dió la vuelta, tomando en sus brazos a jungkook el muñequito y cargándolo cómo siempre solía hacerlo.
—¿Tú lo hiciste, pequeño? Deberías de dejar de darle estos sustos. —dijo, sabiendo que no obtendría una respuesta.
Caminó hacía la salida dispuesto a irse del lugar, pero las fotos en el pizarrón de corcho le llamaron la atención. Estaban esparcidas por todos lados, sin un rumbo fijo, pegadas a él con unas agujas de colores.
—Oh, ¿que es esto?
Decidió observarlas un poco, de todos modos no dañaba a nadie, así que dejó al muñeco en el puff que quedaba detrás de él y se acercó a las fotografías, la mayoría eran paisajes del bosque, un lago, árboles, arbustos, uno que otro animalito, pero le llamaron la atención las fotos de un joven azabache.
Él pudo identificarlo inmediatamente como jungkook, esos ojitos de Bambi los podría identificar en cualquier lado, en algunas de las fotos se veía de al menos unos doce o trece años, pequeño y muy adorable, en todas las fotografías acompañado de un peluche rosa con forma de conejito.
Jungkook era un poco mayor, su madre le dijo que ahora debería de tener al menos unos quince o dieciséis años de edad, esas fotos entonces eran de hace tiempo.
Todo en esa casona era muy extraño y misterioso. Dejó de ver las fotos y se enfocó en lo que había sobre el escritorio, unos lápices de colores, hojas en blanco y un libro viejo, con algunas calcomanías pegadas, eran superhéroes.
Lo tomó y lo abrió, por mera curiosidad.
Y vió que habían algunas palabras en la primera página.
Mi diario. Jk
¿Un diario? Supuso que era de jungkook, por las siglas J y K y también porque la letra era la de un infante, no era la más fea pero tampoco era la mejor de las letras. El diario estaba despintado y algunas de las hojas estaban pegadas.
Supuso que por la humedad a la que debió estar expuesto durante un tiempo.
—No pasa nada si leo un poco.
¿Cierto?
Dió vuelta a la siguiente página.
Marzo 8 del 2008
"Hoy volví a entrar a la escuela, odio la escuela.
Nadie se me acerca, nadie nunca me habla y no entiendo por qué, todos siempre se alejan de mí y otros me molestan.
Traté de acercarme a jugar fútbol con los de mi salón pero en cuanto me vieron acercarme se fueron corriendo.
No es justo, yo solo quiero hacer amigos."
P
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Muñequito [Taekook] [TERMINADA]
HororTaeHyung se muda de la ciudad a un pueblo lleno de un aura misteriosa pues una pareja le pidió cuidar a su bebé mientras ellos se iban de vacaciones, él aceptó, es bueno con los niños ¿Que podía salir mal?. Todo iba bien hasta que se enteró que cuid...