Me dirigí hacia abajo antes que ella pudiera decir algo y puse en práctica lo que se suponía debía ser satisfactorio.Mi lengua no tardo en recorrer toda su cavidad, ella solo lanzo un fuerte gemido y apretó mi cabeza con sus tonificados muslos, señal de que hiba por buen camino.
Si hace unas semanas me habrían dicho que estaría a merced de esta eriza, complaciéndola de una manera tan degradante, probablemente lo habría tomado como una mala broma, pero aquí estoy, haciendo lo inimaginable.
Sé que no soy alguien fácil de manejar, pero al menos puedo compensarselo intentando hacerla sentir bien.
No sólo lamía y besaba su punto más sensible, también comenzé s succionar e introducir mi lengua dentro de su interior, sobareando por completo toda su esencia.
La vista que tenía desde ese ángulo era hermosa, Rose tenía las púas alborotadas, sus mejillas tan rojas y sus ojos cerrados en dicha, sus pechos bajaban y subían con su respiración y gemidos, lucía tan apetitosa con la camisa semiabierta, todo en ella hacia que perdiera la cabeza.
Subí la intensidad, sujete sus piernas y las use como apoyo para profundizar mas en su entrada, mientras con mi mano masturvaba su pequeño botón, ella en respuesta sujeto las púas de mi cabeza y me apretó más contra ella.
Era sin duda muy estimulante verla así, tanto que ya estaba completamente excitado, y mi erección hizo acto de presencia, deseaba sentir mi propio placer, y tomarla, pero primero debía terminar con esto.
No mucho después sentí su cuerpo contraerse y sus piernas me apretaron con fuerza, pude sentir como toda su intimidad se humedecía notablemente, desbordando un poco por la comisura de mis labios, para ser la primera vez que hacia esto, no era para nada desagradable como en un principio lo creí, podía entender el punto de hacer esta práctica tan recurrente.
Me aleje un poco de ella, rastros de su esencia se escurrian por mi boca, los cuales no tarde en limpiar, Rose respiraba agitadamente con los ojos cerrados, se veía más que complacida, ¿Tan bien se sentía?
La curiosidad me invadió, y una nueva idea me pasó por la mente, pero... ¿ella quedria hacerlo?
- Shadow... - me llamo en voz baja.
- ¿ Qué?
- Siéntate...
Mierda... Si... Sin duda encuentro el afán por esto... Joder.
Sus pequeños labios succionandome y lamiendo mi miembro como una paleta, era fenomenal, la cálida lengua y sus toques me hacían sentir en la misma gloria, aunque debo admitir que era un poco desesperante, su pequeña boca solo alcanzaba a meter la punta y un poco más de mi glande dentro, aunque intentaba compensarlo con sus manos, no se sentía igual.
Su mano se movía de arriba a abajo, daba la sensación de que intentaba mostrar seguridad, pero notaba cierta timidez y vergüenza en su mirada, es bastante notable que esta es la primera vez que hace esto.
Por reflejo sostuve su cabeza para intentar mantenerla cerca, las lamidas y chupetones ya no eran suficientes, necesitaba más, dudaba en hacerlo o no, pero con unos cuantos toques más el impulso fue más fuerte que cualquier pensamiento.
Sujete su cabeza fuertemente con una mano para que no escapara, ella pareció darse cuenta de lo que hiba a hacer, y antes que pudiera decir algo, embestí su boca, no demasiado fuerte, lo suficiente para sentirme satisfecho y no incomodarla demasiado.
Al principio ella lucía un poco disgustada por mi atrevimiento, pero unas cuantas embestídas mas pareció acostumbrarse, yo por otro lado estaba más que complacido, su húmeda boca invadía mi sensible eje y lo absorbía con fuerza, amenazando con sacar todo de mi , gemidos broncos por parte mía se escapaban con cada movimiento, ella me veía atenta con una mirada llorosa y a la vez apacible creo que disfrutaba el espectáculo que provocaba en mi, eso no hizo más que excitarme a un más y acelerar más mis movimientos, la explosion de estímulos fue detonante suficiente y antes que me diera cuenta ya había acabado en su boca en un último y poderoso empuje, no pude evitar soltar un fuerte gemido.
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Acabemos con esto
RomanceAmy y Shadow trabajan juntos en la resistencia, lo que empezó como una inocente amistad terminó convirtiéndose en el más perverso de los tratos.