37

2.4K 241 89
                                    

Amy suspiró mientras apretaba el puño, sintiendo el peso de las semanas que habían transcurrido sin éxito. Cada noche, con un brillo de esperanza en los ojos, se dirigía sigilosa a la habitación de Shadow.

Pero cada vez, sus palabras quedaban atrapadas en su garganta al ver que el azabache no se encontraba en el lugar, la incertidumbre se cernía sobre ella como una sombra persistente al no poder aclarar las cosas.

La frustración y la ira se entrelazaban en el corazón de la ojiverde, alimentando su molestia mientras el tiempo pasaba sin noticias de Shadow.

¿Cómo podía él, en su orgullo, optar por huir en lugar de tratar de enmendar su error? Su ausencia fue un desafío, un recordatorio constante de la posibilidad de que nada volviera a ser como antes.

La rosada ansiaba respuestas, anhelaba que él se presentara y le dijera que todo se trataba de un gran malentendido, pero el silencio persistente alimentaba su furia, empujándola nuevamente a ese sentimiento de soledad y vació.

Así el tiempo transcurrió hasta el día que finalmente la resistencia como tal cerraría sus puertas, Amy solo podía observaba con melancolía desde la ventana de su oficina, como el lugar al cual había considerado un refugio se desmantelaba lentamente.

Los grandes camiones se llenaban de equipos y tecnología, llevándose consigo los recuerdos de valientes batallas y esperanzas compartidas.

A pesar de las adversidades, la resistencia era una parte memorable de su vida, en la cual creó nuevos lazos y amistades, ahora que esa etapa de su vida había concluido la dejaba con una sensación agridulce en el pecho.

— ¿Por qué esa cara tan larga? Deberías estar feliz, finalmente vas a tener mas tiempo libre para hacer lo que desees — Le sonrío Rouge.

— No me malentiendas, me alegro de que todo este volviendo a la normalidad... es por lo que luchamos...

— Pero...?

— Me hacia muy feliz poder convivir con ustedes... ya me había acostumbrado a verlos todos los días, se sentía mas... familiar...

— Hablas como si no nos fuéramos a ver nunca más, todavía podemos hacer muchas cosas

— Lo sé... tal vez solo estoy exagerando... últimamente me he sentido un poco... desanimada.

La mirada desolada y depresiva de Amy afectaba a la albina, quien sentía que en parte era responsable de su estado de ánimo, tal vez nada de esto habría pasado de no haberle dicho al azul en dónde se encontraba la eriza aquella noche.

El peso de la culpa apretaba su pecho al punto de que se replanteo si decirle o no un secreto a la rosada el cual había mantenido bajo llave por mucho tiempo, un secreto el cual le había prometido al vetado no revelar sin importar nada.

— Amy... hay algo que debo decirte...

— ¿Ha?

— No quería decirtelo... porque le prometí a Shadow que nunca se lo diría a nadie, y también porque tenia la esperanza de que el bobo se aparecería en cualquier momento.

— ¿Es algo malo?

— No, nada de eso...— La albina suspiró al ver que no habría opción.- Creo saber en donde podría estar oculto Shadow...

— ¿Lo dices enserio?

— Solo por favor promete que esto solo quedara entre las dos, Shadow lo mantiene oculto por un buen motivo, lo ultimo que necesita es que GUN lo vigile como rata de laboratorio en su propia casa...

— Lo prometo, ahora por favor dime donde esta.

Un destello de tranquilidad iluminó el corazón de la rosada al conocer finalmente el paradero del azabache.

Acabemos con esto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora