Capítulo. 17

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No es el momento

—Mew! —Gulf gritó mientras bajaba las escaleras, pensó que ya estaba en casa.

Estaba sin aliento antes de llegar al último escalón, su vientre era enorme, tenía los pies hinchados y estaba bastante seguro de que sabía que ya no tenía ese brillo de embarazo.

Las últimas semanas habían volado, ahora casí 9 meses de embarazo, estaba a dos semanas de tener a su bebé.

Al principio, cada patada era una sensación maravillosa, llamaba a Mew cada vez que sucedía, pero en este momento se sentía doloroso.

La primera patada que sintió fue mágica, había llamado a Mew que estaba en el trabajo en ese momento y lo había apresurado para que llegara a casa.

Mew canceló  todas sus reuniones, a tropezones entró a la casa y se sentó junto a Gulf que estaba acostado en el sofá. Ambos esperaron hasta que su pequeño frijolito patearía de nuevo.

Después de media hora Gulf lo sintió de nuevo, Esta vez Mew había puesto sus manos en su vientre y estaba muy contento.

Sus ojos se agrandaron con asombro mientras acariciaba el vientre de Gulf, le susurraba dulce palabras y Gulf acariciaba con sus dedos el cabello de Mew mientras sentían las patadas.

Se habían quedado así por un tiempo y Mew apoyaba la oreja en la piel suave y escuchaba sus latidos.

De vez en cuando besaba su piel y hacía que Gulf se sonrojara por el gesto tan lindo, en las siguientes patadas fue igual, Mew le hablaba dulcemente y besaba el vientre de Gulf.

Ahora, semanas después, las patadas habían pasado de dulces a autoritarias. Su frijolito ya no era tan pequeño y se movía como un loco en su vientre, sobre todo por las noches cuando quería dormir, no podía encontrar ninguna posición cómoda.

En los primeros meses había estado muy caliente, pero ahora bajo a cero, había visto como Mew lo miraba con deseó, ahora su vientre estaba como una sandía y si no estuviera tan incómodo, habría dejado que Mew se saliera con la suya.

En este momento estaba buscando a dicho hombre, había estado hablando por teléfono con Mild, su amigo había estado muy preocupado cuando le contó todo lo que había pasado y que se mudaría.

Mild había sido golpeado con todos los nuevos datos, ya que sólo había sabido que era un omega, pero ahora que se entero que estaba embarazado y que estaba con su predestinado, era nuevo para él.

Lo felicito y le prometió a Gulf que iría a visitarlo cuando naciera su bebé.

Sobre su escuela, Mild le había informado sobre lo que se había perdido y le había enviado su tarea para que la hiciera en casa, pero decidió que terminaría la universidad después de que su hijo naciera, pero por ahora, quería la mayor parte de sus rabajos, Mild lo ayudó y estaba agradecido de no tener que dejarlo así.

Había terminado la llamada telefónica y cuando bajó las escaleras, había escuchado ruidos provenientes del patio trasero, pensó que Mew estaría ahí fuera, así que camino hacia las puertas corredizas.

Las grandes cortinas cubrían la puerta, un escalofrío recorrió su espalda por razones desconocidas, la casa había estado muy tranquila y eso no le gustó en absoluto, la cortina se movió mientras el viento entraba, la única luz era el brillo de la Luna que se colaba en el interior de la habitación, el resto de la casa estaba oscura y hacía frío.

—¿Mew? —Gulf grito un poco nervioso.

Se acercó a las puertas corredizas sosteniendo su vientre mientras hacía una mueca, había estado teniendo pequeñas contracciones durante la última media hora y no estaba seguro si ya había llegado el momento.

Secretos Del Omega(TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora