Su separación les dejó sin posibilidades de tener comunicación entre ellos durante los siguientes años. Incluso La Catrina se veía radiada de luz como si hubiera olvidado por completo el dolor que le había causado Xibalba junto con el amor que alguna vez le había ofrecido, mientras tanto el dios de la Tierra de los Olvidados estaba más lleno de oscuridad hasta tener un corazón tan frío y rígido sin tener cavidad para un sentimiento de amor dentro de él; al menos así lo veían los demás, nadie podría sospechar de una pequeña fisura en aquel corazón que anhelaba llenarse nuevamente de amor.
Cada vez que paseaba por su reino, Xibalba se sentía totalmente aburrido, por eso le gustaba provocar cierto caos en la Tierra de los vivos cuando se le podía dar la libertad de poder hacerlo. Si una persona no tiene nada que hacer, se aburre, en la Tierra de los Recordados nunca le había sucedido eso si estaba con La Catrina acompañándola en los momentos en que no estaba con sus súbitos, y al menos allí había un poco de color.
Se estaba sintiendo harto de ver muertos tiesos y polvo, puro gris y blanco y negro, rocas y más rocas. ¿Qué clase de rey era realmente si no podía si hablar con nadie, ni ser atendido o mimado como lo hacen con La Catrina? Odiaba todo eso, odiaba ser el gobernante de un basurero como él lo mencionaba. Ansiaba con muchas ganas tener el reino de su esposa, con fiesta, luz, alegría y buena comida.
¿Y por qué no? Solo tendría que buscar convencer a su esposa de intercambiar reinos, así ella vería lo horrible que era su reino, tanto que convencería al Hombre de Cera de no dejarlo allí nunca más y tener un huequito cómodo en la Tierra de los Recordados.
En su cabeza le parecía un buen plan, lo fue planificando de última hora cuando llegó el Día de los Muertos.
Era tiempo de emerger hacia la Tierra de los Vivos, allí Xibalba aprovechó para intentar convencer a La Catrina de intercambiar reinos, ya estaba saboreando el momento de su victoria, ella al fin sabría la soledad que él sentía, el aburrimiento, la casi total locura que se puede llegar a tener estando en aquellas condiciones desagradables, sabría lo que ahora significa ser Xibalba, dios de la muerte, gobernante de la Tierra de los Olvidados. Solo que aquel año no pudo lograr nada como lo tenía en su mente, así que esperó un eterno para poder hablar nuevamente con su esposa.
—¡Enserio mi cielo! No tienes idea de lo fría y ruin que se ha vuelto la Tierra de los Olvidados—comentó Xibalba con una molestia en su voz inclinándose ante su amada y a la vez alejándose de ella observando a los mortales orar por sus seres queridos en el cementerio.
La Catrina se rió un poquito por lo exagerado que se había vuelto Xibalba, él jamás había reprochado su vida en la Tierra de los Olvidados. Pensaba que únicamente lo estaba haciendo para querer llamar su atención, no le iba a funcionar, tenía bien claro que él ya no figuraba en su vida.
—Igual que tu corazón, igual que tu corazón—, le habló ella con voz nostálgica.
Él en un arrebato de rabia, apagó las velas de una tumba y mientras se alejaba, la diosa las encendió con un suave movimiento de su mano ante la mirada perpleja del mortal que rezaba en la tumba quien veía todo atónito aquel extraño milagro, creyendo que todo había sido culpa de la botella de licor que estaba bebiendo. Allí quedó, con el único pensamiento de no volver a beber de nuevo.
«Que quejoso se ha vuelto» pensaba La Catrina, aburrida de escuchar como Xibalba le seguía contando lo injusto que era gobernar ese lugar mientras ella tenía un reino lleno de fiesta. «No eres el mismo de antes, o en realidad nunca te conocí realmente»
Ese pensamiento dejaba un poco triste, pero no la distrajo de ver lo que intentó hacer su esposo cuando éste intentaba arrancarle la vida a un anciano con solo un toque de su mano mientras el mortal se encontraba rezando.
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El azúcar y alquitrán se mezclan
FanfictionEstos dos dioses son tan opuestos entre sí como el día y la noche, pero de alguna manera están juntos y aunque estén separados, no soportan la idea de vivir separados uno del otro. Nuestra historia se sitúa tiempo atrás, como fue que comenzó este si...