No puedo moverme. Mis brazitos y pies están amarrados a la silla. El hombre malo se ríe. Y sonríe. Tengo miedo. Tiene la jeringa en la mano. ¡No![. ¡Alto!. ¡Ayuda mamá!. Duele.. mi cuerpo quema. ¡Ah!.. siento mucho dolor. Detente.. ¡DETENTE!..
Las cuerdas se rompieron. El hombre malo retrocede. Yo me lanzo enzima de él y le pego en la cara. Una y otra, y otra, y otra vez. Divertido. Quiero que sufra. El grita. La hermana mayor entro y me pega. [Pedazo de mierda quédate quieto]. Mi estomago duele mucho. El hombre malo esta enojado. Me grita y golpea. Todo se esta poniendo oscuro. [Monstruo..]
Me encuentro encarcelado en este maldito despacho revisando las carpetas para la reforma de barrios bajos que me ha enviado Allocer Schneider, cuando alguien llama a la puerta. Tks. Qué fastidio. Ahora que lo recuerdo tenía una junta programa, ese debe ser Sabnock y el resto.
La habitación podrá estar llena de demonios; asistentes, criados y demás, pero de entre todos solo lo podía ver a él. Abre los ojos, ese magenta que me resultan tan hermosos y terrorífico a la vez. Se mantiene a un paso detrás de Valac y Sabnock. Ahora que lo pienso luce mas pálido y delgado que la ultima ves que lo ví. Tks!. Les había dado una orden...
—Parece que ustedes dos no han estado haciendo bien su trabajo. — dirigiéndome a los dos demonios que lo acompañaban.
— Nos disculpamos. — dicen ambos.
Dos palabras. Piensan que con dos estúpidas palabras son suficientes para excusarse. Su respuesta me irrita.. ¿Qué haré con ustedes?. Los tengo fulminando con la mirada, a este ritmo creo que podrían trasformarse en piedras.
— "Tienes que calmarte compañero, a este paso terminaras dañando todo el lugar, y también a ese demonio"
Escucho la voz de "Ali" [Alikred] resonando en mi cabeza. Centro mis pensamientos en sus palabras y estas me producen un hormigueo en el cuero cabelludo. Carajo. Exhalo despacio,tratando de calmarme. Lo dejare pasar por el momento. Aunque no se salvaran del castigo mas tarde.
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Ignoro el budín de mandarina y saboreo mi infusión de té rojo "Camellia" . Esta delicioso. Tanto mi mente como mis pensamientos se relajan. Ya no siento ira. Cierro los ojos y vuelvo a repasar la agenda para mas tarde. Solo tengo una reunión mas para el día y luego una sesión de entrenamiento con Kalego. Me tiemblan las manos saber que me hará pasar por una tortura de nuevo. ¿Y si invito a cenar a Asmodeus? ya es hora de qué hablemos..
— Asmod..
"Pum"
¡Por todos los demonios!.. por pura casualidad consigo sostenerlo cuando se desmaya en medio del comedor. Lo tengo sosteniéndolo entre mis brazos, casi como acunándolo contra mi pecho. ¡Mierda!.. ¿Qué carajo le pasa?. Pongo una mirada penetrante sobre los presente esperando una respuesta.
— Asmodeus. — lo zarandeo un poco para que despierte. — ¡Alice!
Balbucea algo incoherente. Tengo a Valac y Sabnock llamando por su nombre también. ¿Qué tan descuidados fueron?. Una simple orden tenían, ahora si se han ganado un castigo doble. Asmodeus parpadea y poco poco abre sus ojos, recuperando el conocimiento.
— I Iruma- Sama — dice casi jadeando.
¡Por amor al diablo! Alice reacciona y lo primero que hace es llamarme, es por un lado me relaja. Ahora que presto atención se siente mas ligero que antes y la ropa le queda mas suelta. ¿Como a perdido tanto peso de golpe?. tks. Pedire un informe mas detallado desde ahora. Gruño para mi interior intentando calmarme. Veo que sus dedos tiemblan.Observa por enzima de su hombro, supongo que esta buscando la ayuda de Clara y sabnock.
—[...]
— Su majestad, Asmodeus-sama no lo hizo a proposito.— se excuso Clara
— Castigue-nos a nosotros, su majestad. Tomaremos toda la responsabilidad. — dijo Sabro.
¡Grrrr!
— No, como pudo pasar esto...—
Me cabrea saber que no e di cuenta que no parece haber comido nada.Le paso el brazo por los hombros. Asmodeus se lleva sus pálidas manos a su cabeza, se encoge con vergüenza. Una de las reglas mas importante que tengo es sobre no saltarse las comidas.
— Asmodeos Alice. — dice Iruma-sama.
— ... s si..
Me responde con una voz entrecortada y dudoso. Demonios. ¿Que animan terrorífico te parezco para que reacciones de ese modo? tks. Alice reacciona, se vuelve y se para sobre sus piernas temblorosos mientras evita mirarme porque se siente aun avergonzado, o eso parece.
— ¡Merezco la muerte!. Acepto mi castigo.
— A excepción de Asmodeus Alice. Todos Salgan de aquí.
Su cabello estaba ligeramente desordenado y algunos mechones caigan delante de su cara, estaba apretando sus labios y las puntas de sus orejas estaban rojas. Deje escapar un suspiro frustrad. Tengo que mantenerme serio, pero tengo que tomarme un segundo para admitir que incluso nervioso se ve jodidamente lindo.
— Habla ahora Asmodeus, puedes ser honesto. — trato que mi voz suene lo más tranquilo posible y no asustarlo mas de lo que esta. — ¿Cómo fueron capaces de descuidar tu dieta por el trabajo? . Les pedí que cuidaran de todos.
— No es culpa de nadie.
— ¿No?.
— Así es, es culpa mía.
— Entonces ¿Por qué tu estómago hizo ese ruido?.
— Últimamente me sentía mas pesado, así que cambié un poco mi dieta.
Siento como la mirada de Alice esquiva la mía. Cerré los ojos, respirando profundamente como el abuelo me enseño para mantener la calma.
— tks.. Siéntate.
—¿Eh?
— No suelo repito las cosas. Por ultima vez, que te sientes en la silla.
Alice se levanto del suelo y se sienta rápidamente en la silla que le señaló. Con un llamado Opera aparece delante mio y le ordeno preparar toda clase de comidas, en especial postres de mandarinas. En cuestión de minutos la mesa estaba repleta de comida. Por cómo le brillaban los ojos, podía imaginar lo que pasaba por la mente de mi encantadora serpiente.
— Come — le ordeno.
Me encanta verlo comer; sus labios que curvaban en una sonrisa de satisfacción que hace cada vez que le da un bocado y la bonita forma en la que arruga su nariz. Me costaba mucho concentrarme en otra cosa que no sea él. Ahora que me percato ya podía sentir como su aroma cambio y ahora estaba mezclado con el mio. Me quede en silencio por un momento y un pensamiento interesante paso por mi mente.
— Entren, Valac y sabnock.
—Es culpa nuestra, no cuidamos adecuadamente de nuestro compañero.
—Lo dejare pasar por esta vez.
— Agradecemos la amabilidad de su majestad.
—Para evitar que esto vuelta a suceder en el futuro, he decidido mover todas las cosas de Asmodeus a mi despacho. Lo vigilare hasta que se encuentre en mejores condiciones. Así que empiecen a trasladar todo ahora.
— Ya puedes terminar. Ahora ve a empacar tus cosas. — murmuro — Espero con ansias en compartir el espacio contigo. Nos divertiremos mucho, Asmodeus.