18: Deseos

4.5K 602 160
                                    

Izana siempre fue el chico más problemático, tanto así que era quien más le daba preocupación a Shinichiro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Izana siempre fue el chico más problemático, tanto así que era quien más le daba preocupación a Shinichiro. Cada vez que lo veía el mayor, su cabeza se encontraba calada por la hierba que fumaba, llenado hasta el tope su sistema de alcohol los fines de semana y otros desencadenando comportamientos destructivos.

El hermano mayor de los Sano, deseaba un mejor futuro para los tres más pequeños, porque a pesar de no compartir la misma sangre, Izana formaba parte de su pequeña familia.

No, no podía hacer comparación y a veces se sentía avergonzado porque incluso Mikey, se tuviera que haber sumergido en el mundo de las pandillas, siendo que a él, tanto como a su abuelo y hermana, les ocultó su importante papel dentro de los Black Dragons. Se creyó rebelde, sin ataduras, desobedeciendo al abuelo para participar en carreras nocturnas.

Eso era antes, pero demasiado tarde para darse cuenta de que cada uno de sus dos hermanos repetían sus mismos pasos.

La relación entre Izana y Mikey siempre fue delicada, no por la respuesta de Manjiro, conocía perfectamente el rubio y se acostumbraría, tal como con la llegada de Emma, pero el albino era más apegado y no lo culpaba, había crecido sin el calor familiar. Creyó que todo mejoraría prestándole mayor atención a él.

Un terrible error, Mikey dejaba ser a su lobo, dominando y sembrando miedo a una temprana edad.

Dentro de sus pesadillas se repetía la escena de Manjiro golpeando a un tipo, casi llevándolo hasta la muerte. Esa noche trató de detenerlo, era muy joven para arruinar su vida de esa forma, pero Mikey no salía de su trance primitivo.

Era su culpa. Trató de ser una mejor figura para sus tres hermanos menores, pero solo le quedaba poco tiempo.

A Izana ya no lo quedaba nada, saber que nunca podría ser un Sano lo devastó. Huyó y perdió todo contacto con Shinichiro. No quería mentirse, no quería ser un impostor en esa bonita casa tradicional japonesa. No había nada que le hiciera sentir parte.

Ni siquiera conocía sus orígenes, ocasionando el repudio a su color de piel canela, sus ojos violetas y sus blancos cabellos.

Shinichiro no pudo despedirse, por más que lo buscó en los lugares que frecuentaban. Parecía que Kurokawa se hubiera esfumado o nunca existido.

Eso fue lo que quedó en Shinichiro antes de partir, fantaseando con haber hecho más. Esperaba no ser recordado como un mal hermano mayor.

Todo lo que se siembra da frutos. Manjiro era uno de los mayores objetivos y amenazas en Japón, pero Izana nunca se quedó atrás, tal vez en la sombra, cobijado en su deseo de venganza por Kisaki, el omega más detestado en la Toman, pero con pasado importantemente cruzado con su líder.

Kurokawa intentó despertarse, más de una vez, pero cada mañana le era más difícil. La penumbra se inmiscuía entre el tronido de sus huesos.

Lo sabía desde hace varios días, el bastardo de Wakasa había extraviado a su anterior enlazado, siendo ahora el nuevo omega de Manjiro. Nada salía como lo planeado, no aguantaba las ganas de matar por sí mismo al incompetente de Tetta.

Un alfa para Takemichi |MITAKE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora