5: Ojos azules

7.6K 970 154
                                    

Existían pocas ocasiones, en la que Manjiro Sano tuvo que fingir que temblaba

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Existían pocas ocasiones, en la que Manjiro Sano tuvo que fingir que temblaba. Sino fuera porque se agarró de la barra, hubiera caído de rodillas.

Oh Dios, rogaba por no haberse sonrojado frente al omega.

Lástima que el maldito de Keisuke, si lo había notado, sonriendo divertido entre su taza de café. Pero era inevitable, ¿cómo no sorprenderse si nunca vio unos ojos de ese azul?

La noche anterior no pudo dormir, con las nuevas preocupaciones en su cabeza. No ignoraba el regaño de Draken, tampoco que él mismo era consciente de que lo que deseaba no tenía pies ni cabeza.

Su lobo era berrinchudo y egoísta, tan parecido a su dueño. Solo pudo escuchar por horas la palabra "mío", mientras la imagen de ese chico se adueñaba por completo de su mente.

Habían pasado tantos años sin aferrarse a algo, ni a una misera esperanza.

Takemichi, quien hace nada más unos minutos le dijo su nombre, era como un flotador en medio de todo ese mar de oscuridad que habitaba en Mikey.

Lo que empezó como un impulso de protección, ahora su estúpido alfa interior lo tomó personal.

No era su omega, tampoco era suyo el cachorro que esperaba y estaba totalmente seguro que acarrearía millones de problemas, el meter su nariz en algo que no le incumbe. Pero aquí tienen a don pendejo, intentando formular las palabras adecuadas frente al ojiazul.

Por otra parte, el otro no era consciente que las orejas de Mikey se ponían rojas.

–¿Qué trato? –preguntó Takemichi intrigado.

Mikey tomó una bocada de aire.

–Conozco los motivos por los cuales tu lazo está roto –Takemichi cambió su expresión a una asustada –. Tampoco es algo que estés obligado a decirme. Mierda, estoy divagando mucho... lo que quiero decir es que, el médico que te revisó no pudo ocultarme el hecho de que estás en cinta.

–¿D-disculpe? –el omega temblaba sin saber qué responder. Odiaba ser señalado y más por un completo desconocido.

–Takemichi, quiero ayudarte –los ojos oscuros del alfa denotaban determinación y eso intimidaba más a Takemichi.

–No puede hacerlo... nadie puede –negó múltiples veces con la cabeza, intentando no ponerse a llorar.

–Puedo y quiero hacerlo. Solo si me lo permites, claro –Mikey puso sus manos sobre los hombros de Takemichi, intentando brindarle estabilidad.

–¿Cómo podría hacerlo?, además no me conoce –Las feromonas de Takemichi se dispararon sin querer en la habitación. Quería huir.

Mikey intento disipar cada uno de sus temores, dejando libre su olor a petricor.

–Tienes razón, no te conozco. Ni siquiera tengo una respuesta inteligente de porqué estoy insistiendo en esto, solamente algo me llama a hacerlo. Yo puedo rehacer la marca para...–No pudo continuar hablando en cuanto escuchó llorar al ojiazul.

Un alfa para Takemichi |MITAKE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora