21: Confrontar

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Esa noche, el clima lluvioso calaba entre los huesos

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Esa noche, el clima lluvioso calaba entre los huesos. Matsuno sabía que enfermaría, por correr bajo la lluvia al salir del taxi, luego de que a través del teléfono de Mitsuya, haya sido citado en uno de los complejos de Roppongi.

En todos estos años, los pasos de cada uno de los integrantes de Tokyo Manji resultaron sigilosos, ¿por qué justo ahora la desgracia los persigue?; ¿quién está detrás de tal cortina de humo?

Tener que notificar a Mikey sobre lo que ocurría, le causaba vértigo. Vomitaría en cualquier momento.

Los gritos demandantes en la otra línea, no ayudaban y no dejaba de atragantarse sin pronunciar alguna palabra.

–¡¡¡Contesta!!! ¿¡Qué carajos sucede!? –la paciencia de Manjiro se estaba esfumando.

Tosió desgarrando levemente su garganta, pero eso logró que pudiera aclarar su voz.

–Ellos hackearon los teléfonos a dos presuntos participantes en el atentado de Shibuya –explicó Matsuno –. Mitsuya estuvo siguiendo de cerca, los rastros y ordenes que recibían los subordinados...

–¿¡Y qué mierda esperaba para notificarme de esto!?

–Y-ya sabes como es Mitsuya, quiso comprobar cosas por sí mismo. Yo también seguí con la investigación, intentando conectar pistas. Pero todo se salió de control, los gemelos empezaron a recibir llamadas de teléfonos públicos, con amenazas que ignoraron por ser estúpidas. Hasta que hoy recibieron un mensaje, al igual que yo, citándonos en uno de los complejos habitacionales de Roppongi. Atacaron afuera de una de las tiendas principales de Mitsuya y se lo llevaron de rehén. Fui a ver los destrozos con mis propios ojos.

Pronto le saldría una hernia a Manjiro, incrédulo de la estupidez con la que se desarrolló el secuestro. Colgó la llamada para llamar a Draken, tenía que explicarle la situación.

Por otra parte, Chifuyu presentía que Mikey lo ahorcaría con sus propias manos, en cuanto estuvieran frente a frente.

Asustado esperaba la llegada de los gemelos. No tenía ningún plan. Tanto Kazutora como Baji no contestaban sus malditos teléfonos.

No pasó mucho, los Kawata llegaron, solos, tal como les fue condicionado a través del mensaje.

No pasó mucho, los Kawata llegaron, solos, tal como les fue condicionado a través del mensaje

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Un alfa para Takemichi |MITAKE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora