23: Presagio

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Lo sabían desde qué llegaron a la recepción

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Lo sabían desde qué llegaron a la recepción. El hotel no era uno normal, tras la fachada de trabajadores normales, existía complicidad, era uno de los negocios que Izana utilizaba como cortina de humo.

Todos sonreían y cuchicheaban, casi burlándose de lo que sería el destino del líder y el segundo a mando, porque era así, había caras conocidas de ex convictos entre los que atendían en el lugar.

Fueron dirigidos a la habitación D14, la sensación de pánico enviado desde el lazo se hizo presente en el pecho de Manjiro, era un presagio de que todo estaba punto de irse a la mierda.

Ryuguji notó el cambio en el semblante del más bajo, pero su preocupación se incrementó al verlo como apretaba con fuerza el área del pecho sobre la camisa.

–¡¡¡Mikey!!! –giró a su líder para encararlo, de otra forma nunca le respondería – ¿¡Qué tienes!?

–Algo pasa con Hanagaki, ordénales que vayan por él –contestó fijo.

Sin importar los gritos de Draken atrás suyo, Manjiro corrió por el pasillo, abriendo de par en par la puerta, encontrándose con Kurokawa, la persona que debió exterminar cuando tuvo la oportunidad.

Caminó firme, apretando en puño sus manos, dispuesto a borrar la maquiavélica sonrisa en la cara del albino.

–Vaya, ¿no te enseñaron a acatar órdenes hermanito? –Mikey no perdió el tiempo y golpeo directo a su boca.

Los gemelos, Chifuyu y Mitsuya miraron exorbitados como Izana caía al piso por la fuerza del puñetazo. Kakucho quería interponerse, pero eso causaría que dejara de apuntar su arma contra la cabeza del pelimorado.

–¡¡¡Querías mi atención, bien, ya la tienes!!! –escupió Manjiro –, ¡¡¡ahora dime que mierda quieres!!!

Kurokawa volvió a embozar su sonrisa

–Insolente. Siempre supe qué hacía falta mano dura en ti –Izana se puso de pie –, lástima que Shinichiro fue muy imbécil en educarte.

Otro golpe impactó ahora contra el abdomen el moreno. Izana no era frágil o menos fuerte, estaba dándole ventaja porque disfrutaba verlo perder el control.

Le encantaba confirmar que él no era una bestia como Manjiro. Era mejor que unos impulsos primitivos.

Manjiro no se percató de que dejó de sentir a su enlazado, cegado por la cólera, repartió golpe tras golpe contra el albino.

El teléfono de la habitación sonó, Kakucho contestó recibiendo la tan esperada respuesta. Pero ni quiera fue él quién dio la noticia, sino Ryuguji que entró alterado.

–¡¡¡Ellos se llevaron a Takemichi, Mikey!!! –Manjiro desconcertado miró al de trenza. Izana no desaprovechó el momento sacando su arma y apuntando al antebrazo del Sano.

–¡¡¡Cuidado Mikey!!! –trató de advertir Chifuyu y correr hacia su lider, pero fue demasiado tarde, la bala había impactado en Manjiro y al mismo tiempo otra de Kakucho en la pierna de Matsuno.

Un alfa para Takemichi |MITAKE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora