Especial: Los 51 días que más te amé

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Wakasa conoció a Shinichiro durante la escuela media

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Wakasa conoció a Shinichiro durante la escuela media. Un joven delgado, cabellos oscuros y sonrisa radiante. No podía creer que ese tipo fuera un alfa, era demasiado delicado para serlo.

Sintió su sangre helarse cuando por primera vez cruzaron miradas. Wakasa temblaba, un remolino de ansiedad se apoderaba de él. Mientras que Shinichiro le sonrió en grande.

Deseaba con todas sus fuerzas que el contrario no lo hubiera sentido, que solo fuera una ilusión, aquella sensación eléctrica colándose entre sus huesos. Que su alfa interno solo hubiera tenido un ataque de demencia, porque no podía aceptar a otro alfa como su destinado.

Té de canela era el olor que emanaba Shinichiro, junto al tenue olor a suavizante. No olía como a todos los alfas que Wakasa había conocido. Era acogedor, hogareño y amable.

Nadie parecía notarlo, no como Wakasa que detenidamente admiraba cada detalle del otro; las mañanas en que su cabello se veía todo raro, que uno de sus dientes estaba ligeramente torcido, las veces que lo regresaron a casa por manchas de pintura o grasa de motor en la ropa.

Nadie se estaba enamorando como Wakasa de Shinichiro.

Sus asientos estuvieron juntos durante todo un periodo escolar, siendo una costumbre responder con un asentimiento a los alegres saludos de Shinichiro.

No, no se quería acostumbrar a su presencia. Era anormal sentirse atraído por otro alfa, iba en contra de su naturaleza.

Pero le era imposible apartar la mirada, trataba de ser infraganti cuando Shinichiro se quedaba dormido durante clases.

Era automático seguir sus pasos al salir de clases, quería más y más de Shinichiro. Siempre se detenían en un viejo muelle del que ahora queda nada. Creía prudente acompañar su silencio, a unos metros de distancia. Luego sin más volverían a caminar, hasta tener que separar sus caminos por ese día.

Así fue hasta que por primera vez Shinichiro, decidió romper la distancia, para apreciar la vista del muelle a su lado. Wakasa estuvo a punto de alejarse, pero Sano lo impidió sosteniendo su mano.

–¿Conoces el rumor? –le preguntó Shinichiro mirándolo fijamente.

–¿El qué? –le respondió sin poder procesar la situación. Ni en sus más anhelados sueños, imaginó el inicio de una conversación con quien estaba a su lado.

–Se dice que si por 51 días el atardecer ves desde aquí, tu más preciado amor te corresponderá –Shinichiro le explicó, soltando la mano de Wakasa para recargarse y mirar mejor el sol escondiéndose.

–¿Por eso te detienes cada tarde aquí? –le cuestionó Wakasa, pero al no recibir respuesta comenzó a reír, haciendo sonrojar a Shinichiro –, ¿enserio es tanta tu desesperación?

Shinichiro golpeó suavemente el hombro de Wakasa, causándole más gracia al último mencionado.

–Nadie te obliga a quedarte y lo haces, ¿por qué? –le interrogó Shinichiro.

Un alfa para Takemichi |MITAKE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora