31: Ukiyo

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Un vaso de vidrio se deslizó desde las manos de Takemichi, impactando contra el suelo

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Un vaso de vidrio se deslizó desde las manos de Takemichi, impactando contra el suelo. Cubrió su boca, tratando de no hacer más ruido. Eran la una de la madrugada y si bien se había acostumbrado a la presencia de Mikey en su cama, el que hoy no pudiera quedarse debía ser algo natural. Trataba fuertemente de no hacer un berrinche, pero escuchaba carcajadas desde afuera de su oficina.

–Confía –susurró para sí mismo, antes de caminar de puntitas por el camino de regreso a su cuarto.

Dolía, por alguna razón de nuevo esa sensación de miedo trató de volver habitar en su cabeza. No quería regresar a una habitación fría y oscura, donde solo sus silenciosos pensamientos lo llevaran a la demencia.

El aire le faltaba, comenzó con brusquedad a encorvarse, hasta caer de rodillas contra el marmoleado piso del salón. Manjiro salió corriendo al escuchar un golpe, colgando la llamada y encontrándose a pocos metros a Hanagaki. Sano no sabía qué hacer, solo su instinto lo llevó a rodear su cuerpo con sus brazos.

–Estoy aquí. Trata de respirar –besaba con cuidado sobre el cuello desnudo del omega –, por favor.

–¡¡No puedo!! ¡No puedo!–gritó incesante Takemichi.

–¿¡Qué pasa!? ¿¡Qué tienes!? –Mikey insistió igual de alterado –¿¡Te duele algo!?

Takemichi solo negaba, se deshizo del abrazo de su alfa y se recostó en el frío suelo.

–¡¡No sé qué me pasa!!

El omega creía que había sanado, pero seguía en guerra consigo mismo y Mikey, lastimosamente, sabía que algo tenía que hacer. Manjiro cargó en sus brazos a su pareja, se acurrucó con él hasta que dejó Takemichi de respirar fuerte.

–Ahora sí –acarició con delicadeza sus oscuros cabellos del otro –¿vas a contarme qué sucede?

–Mikey, ¿en verdad vas a amarme toda la vida? –los ojos azules desbordaban luz, aun estando herido. Esa era una de las cosas que le fascinaban al alfa.

–¿Qué te hace pensar lo contrario? –cuestionó tal inseguridad. Takemichi titubeó, aferrándose a su ropa, reflexionando bien en que decir, tratando de no sonar como un niño.

–Hay un hueco que aún no sé comprender –Manjiro le escuchaba con atención –. No es como sino fuera feliz contigo... Es solo que tengo miedo de que todo principio, tenga un fin para mí.

–Eso es algo normal, todos tenemos miedos –confesó con voz suave el de ojos oscuros –. Y sí, todo lo que tiene un principio, también tiene un fin y ese no sabemos cuando llegará –en cuanto Hanagaki agachó la mirada, su pareja tomó de su rostro –pero se necesita de ese cierre para fortalecer y no siempre es algo malo –Manjiro le dedicó una mirada cargada con seriedad –. Algún día dejaremos de ser solo novios y nos volveremos esposos.

–No juegues conmigo, no llevamos mucho saliendo –Mikey enarcó una ceja.

–No estoy jugando contigo, estoy siendo serio. Mi plan es ese, claro que muchas cosas pueden pasar, pero no por eso deberíamos adelantarnos a vivir el duelo de algo, ¿entiendes lo que te digo? –Takemichi asintió.

Un alfa para Takemichi |MITAKE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora