15: Movimientos suaves

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Mikey no pudo estar más equivocado, al pensar que a partir de ese día las cosas mejorarían

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Mikey no pudo estar más equivocado, al pensar que a partir de ese día las cosas mejorarían. El omega interno de Takemichi le causaba episodios de ansiedad en medio de la noche, causando que se le mantuviera sedado o con tranquilizantes la mayoría del tiempo.

Tanto Takemichi como Mikey, habían bajado alarmantemente de peso. Ojeras oscuras resaltaban debajo de sus ojos. No era para menos, casi no podían dormir al compartir sentimientos por el lazo.

Draken y Emma trataban de ser comprensivos. Ryuguji se estaba encargando de la mayoría de las responsabilidades de Mikey, intentando que así no se sintiera presionado. Emma trataba visitar a la pareja, ayudándolos en lo que más pudiera. Por más que se intentó de persuadir a Manjiro para que contratara un ama de llaves, él siguió negándose, repitiendo que era su obligación hacerse cargo de su omega.

Mikey quería ser útil, deseaba que todo ese dolor lo sintiera solo él, para que así Takemichi pudiera descansar. No podía imaginar cómo es que a los omegas les tocaba soportar un lazo roto, mientras que los alfas podían recuperarse tan rápido, como si esa unión nunca hubiera existido. La naturaleza era cruel.

Con crudeza, nadie quería arriesgarse en brindar otra oportunidad a un omega con un lazo roto. Los dejaban a su suerte, romanizaban el morir por amor. Pero nadie juzgaba la poca responsabilidad afectiva de un alfa.

Ser marcado era una bendición o una maldición, ahora Mikey lo sabía. Estaba sintiendo el proceso con Takemichi.

La infección de la anterior mordida ya casi desaparecía, el tratamiento de antibióticos estaba resultando, pero las heridas del alma son más complicadas de sanar.

Igual existía el rencor al ser marcado sin consentimiento. Los omegas eran más sensibles a estos factores, los vínculos forzados podían agobiarlos y entristecerlos. Mikey fue informado por los especialistas sobre la situación actual de Takemichi, era muy diferente la aceptación de una marca durante el celo, incluso al formarse de forma emocional, ya que no todas las personas en conexión con sus lobos, tenían sus instintos primitivos tan altos. Pero en este caso, eran casi desconocidos. Se le recomendó que Hanagaki asistiera a terapia.

Un mes había pasado. Mikey no intervino en sacar información del psicólogo que atendía Takemichi. Decidió respetar su privacidad y dejarlo que el ojiazul tocara el tema cuando se sintiera listo.

Odiaba el silencio, la barrera entre ambos que parecía imposible de romper.

Podía sentir a través del lazo, la desesperación que arrasaba contra Takemichi esa noche. Mikey se dejaba desbordar, golpeando su propio pecho una y otra vez. El alfa estaba viviendo la perdida y la ausencia de la anterior pareja del omega. Sentía en carne propia el duelo de Hanagaki, pero no podía hacer nada, los tranquilizantes perdían efecto. Se mantenía acompañando su dolor en silencio desde la otra habitación.

–Por favor, ¿cómo puedo ayudarte? –Mikey susurraba, intentando encontrar una respuesta para aliviar el sufrimiento del otro.

Era un ardor tan pulsante, incluso le daban ganas de vomitar. Pero lo que en verdad hizo alertarlo, era escuchar el grito desgarrador de su omega.

Un alfa para Takemichi |MITAKE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora