-Puedes quitarte el disfraz, pero tú siempre serás Man-spider.
-Solo es Spiderman.
-El caso es que no eres un héroe. Tú eres una araña. Es algo en lo que no tienes elección. Y las arañas son depredadores. Matan para vivir. No se ven obstaculizados por razones humanitarias o impedidos en su letal eficiencia por engaños de moralidad. Ellos son puros. Poderosos. Como Dios los hizo. No hay arañas misericordiosas. No hay arañas vegetarianas. Ahora es el momento de que afrontes y aceptes tu verdadera naturaleza.
Strand volvió a mirar hacia la ventana, pero esta vez puso su brazo alrededor de mis hombros. Éramos padre e hijo mirando el mundo que podíamos poseer. Todo tuyo, hijo.
-Únete a mí. Juntos podemos sacudir este planeta hasta su último centavo. Toma lo que es tuyo por derecho. Tú recibiste un gran regalo por una razón. No lo malgastes.
Mantuve la vista durante mucho tiempo, mirando la ciudad por momentos y por momentos perdido en mis pensamientos. Las palabras de Strand después de todo parecían tener sentido. Así como parecian explicar gran parte de lo que sentía. Toda esta agitada confusión.
Strand para acompañar acciones a su perorata le hizo un gesto a Boyd. El criminal de arena camino hacia una forma en las sombras cercanas. Aproximadamente era algo del tamaño de dos refrigeradoras y estaba cubierto por una lona. Boyd retiró la lona para revelar...
Dinero. Billetes nuevos apilados, montones de cientos. Seis pies de alto por dos de largo. Mary Jane jadeó.
-Por supuesto, rara vez llevo dinero en efectivo, pero le pedí a Boyd traer esto para una demostración. Mucho más dramático que un reporte del banco, ¿no lo crees?
-¿Cuánto dinero hay ahí? –preguntó Mary Jane recuperando el aliento.
-Boyd... ¿Cuánto hay ahí?
-Doscientos cincuenta.
-¿Mil? –volvió a preguntar Mary Jane.
Strand hizo un gesto de haber sido insultado.
-Millones, querida niña. Millones. Es todo lo que pude reunir por ahí en tan poco tiempo –ahora se dirigió a mí- Por supuesto, es un cambio tonto en comparación con lo que tú y yo podríamos hacer juntos. Allí afuera. Todo lo que tenemos que hacer es aceptarlo. ¿Sabes cómo consigo esto? Es la mitad de un centavo aquí, medio centavo allá... transacciones electrónicas que tienen lugar millones de veces por segundo... en todo el mundo. Y nadie lo echa de menos. Eso es la belleza.
-Sabes –comencé a hablar casi sin pensar en las palabras que salían de mi boca-, tomé algo de dinero una vez. Era fácil. Estaba sentado ahí. Era la solución a todos mis problemas, y no había nadie que me detuviera. Nadie podía tocarme. Así que lo tomé. ¿Y sabes qué descubrí?
-¿Qué, hijo?
-Que hay una línea que no cruzas. Y que a veces solo encuentras la línea por tropezar con ella. Pero una vez que lo haces, siempre sabes justo donde está.
-¡Oh, por favor! A continuación, me vas a decir que devolviste el dinero.
El tono de Strand había sido de completa desesperación, casi como si hubiera estado hablando de su dinero ilegal.
-Más o menos.
-Esto es una decepción.
-Escucha, ¿quieres hablar sobre el destino? Quizás haya una razón para todo esto. Tal vez me pusieron aquí para detener a tipos como tú cuando nadie más tiene las pelotas.
Uf, me había agitado mucho con ese último discurso. El siguiente en hablar fue Boyd, el sonido de su voz me causaba escalofríos, tal vez era debido a que hablaba muy poco, como si las palabras fueran algo que siempre estuvieran de sobra.
-Una charla bastante dura para un chico vestido con spandex.
Entonces sin previo aviso Strand agarró a Mary Jane y la alejó de mí. Había sido más rápido que yo, aprovechándose de la distracción creada por lo dicho por Boyd.
Sin embargo, no iba a rendirme tan fácilmente, así que me arrojé hacia ellos, aunque me detuve cuando vi la mano desnuda de Strand. El bastardo se había quitado el guante y le dio una palmada en el brazo a Mary Jane. Ella gritó por el golpe de electricidad.
Mi puño se quedó en el aire. Solo podía mirar impotente como Strand jugaba con su vida. Y eso hacía. La tomó de los cabellos y la besó. El voltaje hizo que su cabello se pusiera tieso. Ella hizo movimientos epilépticos.
-¡Déjala, desgraciado! –grité lo más alto que pude.
-¿Ves cómo el poder enciende a las mujeres?
Ella intentó liberarse dándole un golpe en el pecho, pero lejos de lograr su objetivo enojó más a Carlton Strand, quien la besó de nuevo y con un voltaje mayor, haciendo que MJ convulsionara salvajemente.
Era suficiente, salté, pero mis pies no se movieron. Sandman se había disuelto, mientras estaba distraído y había fluido a través del piso sosteniendo mis pies, aunque luego se reformó detrás de mí y con sus brazos de concreto me retuvo. Estaba imposibilitado de actuar y Strand continuaba electrocutando a Mary Jane. La ira explotaba dentro de mí, solo quería tomar el cuello de Strand y presionarlo con toda mi fuerza.
Mary Jane dejó de moverse, quedándose quieta por completo. Su cabeza cayó hacia atrás y pude ver sus ojos como muertos, pupilas fijas y dilatadas. Mi ira se entremezcló con el más dantesco horror.
-Mmmm –opinó Strand mientras la miraba- ¿Qué debemos hacer? ¿Llamar al 911?
-¡Te mataré! –escuché las palabras salir de mi boca directamente de mis pulmones agitados-¡Hijo de puta! Oh si, ¡¿me escuchas?! ¡Estás muerto, bastardo enfermo!
-¡Lo ves! ¡Ese es mi punto, exactamente! Eres un asesino, chico. Lo tienes en ti. ¿Por qué no lo aceptas? ¡Quieres rasgar mi garganta ahora mismo!
Y tras decir estas palabras Strand puso sus manos sobre el esternón de Mary Jane y la golpeó. con un pulso de desfibrilación. Ella se arqueó y luego se relajó. Su pecho comenzó a moverse. Abrió los ojos, débilmente. Lejos de tranquilizarme, esto encendió aún más mi odio contra ellos.
-Creo –continuó Strand con un tono burlón- que hay electricidad real entre nosotros, ¿no?
Entonces sucedió.
SIGUIENTE:¡COMIENZA EL ENFRENTAMIENTO FINAL!
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SPIDERMAN DE JAMES CAMERON (CON TOM HOLLAND)
Acción¿Cómo hubiera sido la película del héroe arácnido de James Cameron? En los 90 estuvo a punto de hacerse realidad una película de Spiderman dirigida por el director de Titanic con el aval de Stan Lee. En esta novelización del scriptment original tend...