SPIDERMAN DE JAMES CAMERON (CON TOM HOLLAND)

Capítulo 34: Epílogo

Era increíble que me hubiera besado. Supe que ese era el momento en el que convergían Peter Parker y Spiderman. Mis dos yo.

-Mary Jane, cierra tus ojos -le hablé y ella se sorprendió de mis palabras, pero aun así lo hizo.

Entonces me acerqué mucho hasta su oído, con un susurro y con voz de Spíderman:

-¿Aún confías en mí?

Ella jadeó y sus ojos se abrieron de golpe... mirándome. Luego tragó saliva, asintió una vez y nos besamos larga y profundamente, mis dedos se entrelazaron en sus cabellos. Pasaron dos de las mocosas examigas de MJ. Ellas solo nos miraron, sorprendidas.

Entonces Mj interrumpió el fascinante beso, como si recién se diera cuenta de todo lo que está sucediendo.

-Dios mío, Peter. ¿Eres realmente él? Quiero decir...

-Shhh... -le hago con mi dedo índice pegado a mi boca.

Era lo que deseaba, que todos algún día vieran más allá del muchacho flaco y torpe. Le sonreí y me volvió a besar.

Volviamos al beso, pero una mano grande se posó en mi hombro reclamando mi atención.

Flash me agarró por el hombro y me hizo girar. En su cara estaba pintada como si fuera un letrero: "No puedo creer que Mj este con este alfeñique".

-Ven, quiero caminar contigo, solo un segundo.

Me encogí de hombros y miré a Mj. Solo me tomara un segundo.

-Cuando dos arañas lobo macho, Pardosa, se encuentra en presencia de una hembra, asumen posturas de amenaza ritual.

Mary Jane se sonrió. Sus ojos alegres. Pobre Flash.

El grandulón me arrastró todavía, cogiéndome el brazo, hasta la vuelta de la esquina. De pronto giró y, sin previo aviso, una rotonda cayó hacia mi cara, iba hundírmela en la pared. Por supuesto, me agaché y su puño encontró la pared. Ay, fue un ruido bastante feo.

-Cuidado, Flash. Podrías torcer alguna cosa.

Aulló de dolor, pero como todavía no me había enseñado mi lección cargó contra mí como en una de esas jugadas de futbol americano.

Me hice a un lado dejando por error mi pie (está bien, no fue un error) y Flash abatió a la pared o, mejor dicho, la pared lo abatió a él. Cayó al suelo revolviéndose como un ebrio.

-Flash, realmente, deberías cuidar tus pasos. Déjame ayudarte a levantarte.

Lo ayudé a ponerse de pie, colocando subrepticiamente una telaraña en la parte posterior de su chaqueta con el otro extremo pegado a una barandilla. Le limpié el polvo como un padre a su hijo pequeño y cuando estuve satisfecho me alejé.

A mis espaldas casi me imaginé a Flash viéndome de espaldas, presa fácil. Corrió hacia mí, pero la telaraña tiró de él como un perro rabioso. Alcancé a voltear para verlo en el aire y de ahí en el suelo de espaldas.

Todos los chicos que estaban alrededor del patio de la escuela se rieron estruendosamente. Sonreí y levanté las manos.

-Nunca le puse un guante. Lo juro.

Todos aplaudieron como si se hubiera tratado de una representación teatral y yo el intérprete principal. Porque la verdad es que nos gustan mucho los héroes. Especialmente cuando no son los favoritos a ganar.

Mary Jane y yo fuimos aceptados en diferentes colegios. ¿No lo imaginabas? Pero nosotros igual nos vemos todos los fines de semana. Sus calificaciones son mejores que las mías, pero le echo la culpa a las horas pesadas. No es fácil ser tu amigable vecino Spiderman. Bueno, es una noche de estudios. Tengo que volar. Sé bueno.

El salto que doy me lleva hasta un mástil, balanceándome en un arco sobre el borde de un techo. Luego caigo como un ascensor expreso hacia la calle muy abajo. Una telaraña me lleva hacia adelante, mientras sigo mi camino. Una araña volviendo a casa.

FIN