Capítulo 22: Cara a cara con Electro

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Me dirigí al punto de encuentro que indicaba la nota que me había entregado la misteriosa mujer. Era un callejón perdido en algún lugar de Manhattan. Extrañamente un lugar limpio y por el cual nadie transitaba. Extraño.

Me mantuve alerta.

De pronto apareció la bella mujer acompañada de un tipo de unos cuarenta años, aspecto rudo y un elegante traje; y, por supuesto, también del fenómeno que me había pateado el trasero unos días antes. Su presencia me puso doblemente alerta.

-¿Cómo estas, chico? -me habló el hombre del terno elegante- Soy Carlton Strand. No temas, somos amigos y puedes contar con nosotros. Con todos nosotros. Sé que tienes un talento excepcional y a eso es a lo que me dedicó, a buscar a personas como nosotros, personas excepcionales, personas que han sido tocadas por el destino, a través de alguna casualidad cósmica. Personas a las que se les ha dado algún poder que los eleva por encima de las masas rebosantes. Por ejemplo, Boyd, aquí mismo -y se refirió al arenoso-, cuando lo encontré era un pobre hombre haciendo trabajos en un banco de cinco y diez centavos, pese a sus extraordinarios poderes como Sandman.

Solo lo escuchaba, quería saber qué quería decirme. Tenía un tono de voz convincente, para mí algo así como una voz de mando. Para ser sincero sí había captado mi atención. Continuó hablando:

"Boyd era un trabajador de mantenimiento mal pagado en un gran proyecto de investigación militar que tenía algo que ver con un colisionador de hadrones. Estaban experimentando con un efecto de física cuántica, llamado bilocación. Pensaron que podrían encontrar túneles en el tejido del espacio, y transponer la materia entre los dos extremos del túnel, un servicio de teletransportación o algo así. Y esta sería una forma realmente genial de lanzar un arma, cargar contra los malos dentro de búnkeres profundos, etc. Bueno, Boyd estaba arreglando algunas tuberías en un túnel de servicio debajo del piso principal del experimento y nadie dijo a mantenimiento que ese día iban a probar el gran colisionador. De alguna manera, las cosas salieron mal. Hubo una reacción descontrolada, luego una explosión, y Boyd fue golpeado por el efecto. Él fue transubstanciado con la arena de debajo del lugar. Sus moléculas y las moléculas de arena tomaron las características de cada uno.

"Boyd no estaba contento con lo sucedido. Especialmente cuando él se los dijo a los doctores del proyecto y estos quisieron encerrarlo y estudiarlo. Entonces se disolvió debajo de la puerta, escapando. Intentaron dispararle... pero las balas lo atravesaron. Dejó de ser un pequeño y mezquino chico sin poder hacer nada de bueno, para ser un chico mezquino con un increíble poder físico. Naturalmente, tuvo que tomar alguna ventaja de esto.

El resto de la historia me la fui imaginando en mi cabeza, según Strand me la iba narrando: Boyd robando un vehículo blindado. Los guardias abriendo fuego hacia su cuerpo, pero solo bocanadas de arena marcan la salida de las heridas. Convierte su puño en un martillo duro como una piedra. En realidad, parece un mazo. Lo balancea, golpeando a los guardias y haciéndolos volar. En su furia atraviesa las puertas del lugar.

Luego Boyd en un hotel barato. Fugándose. Tiene montones de dinero que ha robado guardados en una cómoda. Una prostituta reposa en la cama junto a él. Él está bebiendo vodka, cuando termina su trago se levanta para buscar otra botella. La chica cepilla con disgusto la arena de la cama. Ella odia la arena en la cama. Se oye un golpe y Boyd abre la puerta con cautela.

Aquí dejo que Carlton Strand retome su relato:

"Era la llamada ganadora que cambiaría su vida. Era yo.

Era la primera parte de lo que Strand tenía para decirme. Sin embargo, lo más interesante vendría después.

SIGUIENTE: LA TENTACIÓN DEL PODER.


SPIDERMAN DE JAMES CAMERON (CON TOM HOLLAND)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora