Capítulo 6

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Abrió los ojos perezosamente al sentir que los rayos del sol se colaban por la ventana de la habitación. Estaba girado y sintió un pinchazo en el brazo izquierdo, posiblemente debido a la postura en la que había dormido. A pesar de haber caído rendido según llegó al cuarto, sentía como si no hubiese descansado lo más mínimo. Un fuerte dolor de cabeza comenzaba a aparecer, haciendo que el rubio se frotara las sienes mientras se giraba lentamente.

Primero, quedó boca arriba mirando el techo y reconociendo poco a poco donde estaba. Después, giró su cuerpo hacia la puerta esperando encontrar en la cama de al lado a su compañero roncando. Sin embargo, lo que encontró, le sorprendió mucho. Zoro estaba sentado en el suelo, al lado de su cama. Estaba apoyado malamente contra la pared y tenía la cabeza sobre su colchón. Un hilillo de baba casi invisible, caía por la comisura de sus labios.

El olor a alcohol no tardó en inundar sus fosas nasales. Seguramente, el marimo había llegado en medio de la noche borracho y no había sido capaz siquiera de encontrar su propia cama. Además, ¿Qué cojones hacía tan cerca? Su corazón se aceleró y sintió que sus latidos sonaban tan fuerte que podrían despertar al contrario. Se recostó en la cama y llevó su mano con rapidez hacia el espadachín con la intención de golpearle, pero por alguna razón se detuvo a medio camino y sus dedos comenzaron a juguetear con su pelo.

Los movimientos comenzaron a surgir sin apenas darse cuenta y su mirada se centró en la cara de su compañero. Parecía estar totalmente tranquilo y por un instante, sintió envidia de la facilidad del otro para conseguir que los problemas no le afectasen. Deslizó sus dedos desde el pelo de Zoro, hasta su cara y continuó bajando hasta llegar a sus labios.

El peliverde emitió un ligero gruñido y empezó a moverse. Se estaba despertando. Sanji comenzó a entrar en pánico levantándose de golpe. No sabía qué hacer así que con la esperanza de que su nakama apenas supiese lo que había pasado debido al alcohol, le empujó con fuerza.

Cogió la mano que se agarraba con desesperación a la suya y la apretó con fuerza. -Tranquilo, todo está bien. -Susurró esperando que sus palabras consiguieran calmar al rubio. Estuvo tentado a despertarle, pero pronto, el otro se relajó sin soltar su agarre. Zoro suspiró. ¿Qué podía hacer? ¿Qué estaría soñando?

Bajó la mirada hacia su mano y vio que inconscientemente llevaba un rato acariciando la del cocinero. Se sonrojó al instante y suspiró de nuevo. Si su compañero se despertaba en ese preciso instante, seguramente le patearía como si fuese un saco. Sonrió amargamente. Los efectos del alcohol no tardaron en hacerse presentes y el espadachín ni siquiera fue consciente cuando el sueño acabó apoderándose de él.

Aquella noche soñó con Sanji. Fue un sueño agradable, sin necesidad de fingir o de disimular, sin frustración ni mentiras. Incluso el cocinero se acercó a él y acarició su pelo con... ¿Cariño? Sí, fue un toque delicado como si no quisiera que se diese cuenta. La mano caminó pasando de su pelo a su cara y se detuvo al llegar a su labios.

Aquello parecía muy real y Zoro se revolvió en su sitio sin saber lo que estaba pasando. Sin embargo, cuando apenas había podido abrir los ojos, un empujón lo mandó hacia el otro lado de la habitación haciendo que se sobresaltara.

-¿Qué cojones haces, ero-cook? -Gritó exaltado al ver lo que había pasado.

-¡¡Yo soy quien debería preguntar eso!! ¿Es que ahora te dedicas a espiarme mientras duermo? Dios marimo, ¡¡Eres un pervertido!!

-Claro que no, idiota. Pensaba irme a mi cama, pero me quedé dormido por el sake. -Dijo calmado provocando que el rubio se pusiera aún más nervioso.

-¿Estás de coña? ¿Crees que esa es una buena respuesta? ¿Me puedes decir por qué mierda estabas junto a mi cama? -Comenzaba a enfadarse.

Es hora de despertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora