Capítulo 13

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La noche estaba repleta de estrellas y la navegante no pudo evitar sonreír al pensar en la cita que en estos momentos estarían compartiendo sus nakamas. Echó hacia atrás su silla y se dejó caer en ella mostrando su tripa hinchada por todo lo que había cenado.

-Estaba todo riquísimo. Creo que nunca he estado tan llena. –Dijo agradeciendo la invitación a Luxyo y a su madre.

- ¿No-ghm vas a ghm comerte eso? –Dijo Luffy mientras masticaba.

-No seas cerdo. –Le regañó la pelirroja. –Sé agradecido.

Una sonrisa enorme se formó en la boca del capitán mientras miraba a sus anfitriones. –MUCHAS GRACIAS POR LA COMIDA. –Gritó de pronto.

- ¡SII! Todo está SUPER. –Añadió Franky.

-Es una lástima que vuestros compañeros no hayan podido venir. –Dijo algo apenada la madre del pequeño. –Realmente quería agradeceros a todos lo que habéis hecho por Luxyo y por todos nosotros.

-Es cierto, ¿Dónde están esos dos? –Preguntó el carpintero. –Espero que no estén peleando por ahí. –Se frotó las sienes como muestra de agotamiento.

De pronto una mano tocó con suavidad la suya dando un ligero apretón. –No te preocupes, tenían un asunto que resolver y era importante. Estoy segura de que sienten mucho no haber podido venir hoy a cenar. –Al decir esto último, miró a Luxyo y su madre.

El peliazul se sonrojó un poco ante el inesperado contacto, pero sonrió y guiñó un ojo a su compañera como respuesta. Robín sonrió de forma casi imperceptible.

-Eh. –Susurró Nami a Robin. - ¿Qué sabes de esos dos? –Preguntó curiosa tras escuchar la respuesta que había dado la morena.

-Supongo que somos las únicas con dos ojos aquí. –Respondió la arqueóloga sin perder la sonrisa

- ¡CHOPER! –Un gritó les alarmó a todos. Sanji. –Ven aquí y ayúdame joder.

-El renito fue como un rayo hacia la ventana y al ver la escena se le escapó un pequeño grito. Abrió la puerta de la casa donde habían estado cenando y festejando tiempo antes y se encontró con Sanji cargando al espadachín. Las piernas le temblaban y apenas era capaz de mantenerse en pie por mucho más tiempo. Dirigió su mirada al herido. Después volvió a mirar a Sanji. - ¿Qué diablos ha pasado? –Gritó sin intentar tranquilizarse.

-Creo que se le ha abierto la herida. De pronto se encogió por el dolor y calló al suelo. Ha estado consciente un buen rato, de hecho, insistió en andar por él mismo, pero entre el alcohol y el esfuerzo... Ha acabado desmayándose. –Sanji parecía preocupado. - ¿Es grave?

-Voy a echarle un vistazo, pero no lo creo. Seguramente ha hecho algún movimiento que no debería entrenando. –Se dio una palmada en la frente, agotado. –Mira que le dije que guardase reposo. Volveré a coserle y dejaré que duerma unas horas.

-Puede quedarse aquí. –Invitó Luxyo tras haber comprobado que, para su madre no suponía ningún problema.

Sanji se sonrojó al pensar en los movimientos que habían podido provocar que al espadachín se le abriese la herida. Se alegró de que el renito hubiese dado por hecho tan rápido que había sido entrenando y no pensaba sacarle de su error. Notó como su respiración volvía poco a poco a la normalidad ahora que sabía que Zoro iba a estar bien.

-Lo malo es... -Comenzó el médico. –Que debería guardar reposo un par de días y no creo que viajar en el Sunny le venga bien.

-Los papos del capitán se hincharon indignado. - ¿QUÉ? ¿Entonces todavía no podemos irnos? Quiero llegar ya al reino de Germa. –Dijo haciendo un puchero.

Es hora de despertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora