- ¿Qué puedo decir? ¿Qué voy a decir? No puedo contarle la verdad. Tengo que inventarme algo. –Pensaba.
-Supongo que hablas del espadachín-san. –Una voz sonó a su espalda.
-Joder Robin-chan, eres como una ninja. Ni siquiera sabía que estabas cerca. –Dijo el rubio con una sonrisa en su cara, sin embargo, se le notaba nervioso. –Espera. ¿Estaba pensando en alto?
-La morena comenzó a reírse y eso provocó que Sanji se calmase. Robin tenía ese tipo de risa que es capaz de mejorar el humor de una persona en cuestión de segundos. -Fufufufufu. Repetías lo mismo una y otra vez.
-Vaya... -Se rascó el cuello algo avergonzado.
-Creo que cometes un error, cocinero-san. –Soltó de pronto la arqueóloga, pasando de una sonrisa alegre a una cara completamente seria y sombría.
Esto hizo que un escalofrío recorriera todo el cuerpo del otro mientras comenzaba a temer por su vida. –Mierda, Robin, eres preciosa y sabes que daría mi vida por ti, pero a veces realmente das mal rollo. ¿Qué he hecho mal?
-Deberías ser sincero con Zoro. Hablarle de tu pasado...
- ¿Estás loca? El marimo no lo entendería.
-Estoy segura de que espadachín-san tampoco tuvo una infancia fácil. Nunca infravaloraría cómo te sentiste.
-Pero si le cuento que los Vinsmoke del reino de Germa fueron los culpables de joderme la vida, tanto él, como Luffy se lanzarán como idiotas a buscar un enfrentamiento. A veces me sorprende cómo la gente puede actuar usando tan poco el cerebro. –Dijo imaginando cómo sería la reacción de sus compañeros.
-Tal vez la venganza no sea la solución, pero es posible que enfrentar a tu familia pueda ayudarte.
-No son mi familia. Vosotros, Zeff y la gente del Baratie sois la única familia que he conocido. Así que, por favor, no vuelvas a llamarlos así. –Soltó de pronto serio. Al ver la sorpresa de su compañera, suavizó su mirada. –Mira, sé que quieres ayudar querida, de verdad, y no estoy molesto contigo... Jamás podría estarlo. –Sonrió. –Pero esas personas son peligrosas y nadie lo sabe mejor que yo. Necesito manteneros a salvo de todo esto y la mejor manera es seguir ocultando quien soy. Por favor.
-Está bien. Aun así, debo pedirte que reconsideres la idea de que, puedes contarnos lo que sea y no dudes ni por un solo instante de que haremos lo posible por ayudarte.
-Ojalá fuese tan valiente como cualquiera de vosotros, Robin-chan... -Dijo con tristeza.
-A veces pensamos equivocadamente que los demonios sólo existen en rostros ajenos, sin embargo, los demonios que debes vencer, están dentro de ti, Sanji. –Dijo con ternura mientras dirigía la mano a su hombro y le apretaba ligeramente. –Sólo necesitas sentirte seguro. Y tal vez algo de tiempo... -Añadió esto último en un susurro.
- No sé si he entendido bien lo último que has dicho. –La morena encogió los hombros y le dedicó una sonrisa inocente.
Apenas unos segundos después, Sanji volvía a ser el mismo de siempre y sus ojos se habían transformado en corazones, mientras sacaba una rosa que Robin juraría que no había visto antes y se la colocaba entre los labios. –Ahora Robin-chan, déjame recompensarte por tan sabias palabras, oh my dear. –Dijo mientras le entregaba la rosa.
-Fufufufu, eres muy amable. –Respondió su compañera. –Creo que iré a dar una vuelta y a leer un rato. Ha sido agradable nuestra conversación. –Se despidió con una idea en mente.
Ajeno a esto, el otro sólo suspiró y volvió a centrar sus pensamientos en esa alga parlante que ahora rondaba su cabeza tan a menudo.
El sol comenzaba a ocultarse lentamente y en su lugar, un festival de luces rosas y azules comenzaba a florecer y se extendían por la isla tiñendo, en primer lugar, las montañas, después, el bosque y toda la flora que allí vivía y finalmente, las casas y las calles del pueblo.
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Es hora de despertar
FanfictionSanji no entiende nada. Solo sabe que ese estúpido espadachín se las pagará. Zoro no entiende nada. Solo sabe que ese estúpido cocinero se las pagará. Tal vez ninguno espera que su relación cambie... Crees que la pena te hará más pequeño por dentro...