Capítulo 25

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Aquel día, tuvieron una gran celebración. Nadie sabía con exactitud si el motivo era que Luffy estaba recuperado por completo, que por fin volvían a juntarse todos o lo sucedido en el reino de Germa. Sin embargo, nadie preguntó porque verdaderamente a nadie le importaba. Sólo querían poder disfrutar de una agradable noche. 

Ninguno se había dado cuenta antes de cuánto necesitaban volver a estar juntos y aunque nadie lo decía, todos los allí presentes sentían que el ambiente había recuperado la calidez habitual que se respiraba en el Sunny. Después de un gran banquete preparado por el cocinero, que resultó tener un sabor incluso más delicioso de lo habitual, todos llevaban un buen rato bebiendo en cubierta mientras disfrutaban de las estrellas.

-Así que, tu hermano... ¿Aquel pelirrojo que daba tanto miedo, acabó disculpándose? –Quiso saber Usopp mientras daba un largo trago a su jarra de sake y dedicaba una mirada curiosa a su nakama.

Sanji dio una calada al cigarro que se había encendido hacía escasos minutos. Se apoyó en la barandilla mirando la luna y dejó escapar el humo con una gran calada. De pronto y sorprendiendo a todos los allí presentes, soltó una gran carcajada.

–Algo así. El muy maldito ni siquiera pudo decirlo apropiadamente. Pero, él realmente... -Una sonrisa iluminó su rostro. Notó una lágrima escapar para deslizarse lentamente por su mejilla. –Joder, realmente lo sintió.

Toda la tripulación sintió su corazón ablandarse tras la imagen que el rubio mostraba. Zoro se levantó y se acercó con lentitud, sin hacerse notar. De repente, interrumpió sin poder disimular su incomodidad. Alguno de los allí presentes se sorprendieron. Otros, sin embargo, sentían curiosidad por lo que venía.

-Y-yo... Perdón por cortar la charla, pero, -Se rascó la nuca mientras evitaba hacer contacto visual. –Cocinerucho, necesito hablar un segundo de algo contigo. –Movió su cabeza señalando a la cocina y miró a Sanji. Los ojos azules del otro le trajeron una calidez tan instantánea que su semblante se calmó en el acto.

El aludido se puso recto con rapidez provocando que se le cayese el cigarro al mar. –Mierda. Marimo, mira lo que he hecho por tu culpa, tsk. –Hizo tronar su lengua molesto. –Odio echar mierda al mar. –Se quejó. –Está bien si quieres hablar, vamos a la cocina. –Se levantó siguiendo al peliverde.

Todos se dieron cuenta con sorpresa, de cómo por primera vez el cocinero y el espadachín, no sólo no se peleaban durante una de sus interacciones, sino que, además, hablaban e incluso se sonreían con sutileza.

- ¿Alguien sabe algo? –Cuestionó de nuevo el francotirador una vez sus nakamas desaparecieron y tras unos segundos de miradas que habían pasado desapercibidas para el del pelo rizado.

-¡Yo lo sé! –Exclamó entusiasmado el capitán haciendo que todos le mirasen mientras levantaban una ceja dudando mucho de las palabras del menor. –Ellos se quieren shishishishi, ¿Es que no lo veis?

Aquellas palabras hicieron que los Mugiwara allí presentes abrieran los ojos de par en par.

-Aunque yo siempre lo decía. Somos nakamas, es imposible que después de todo lo que hemos vivido no se hayan creado vínculos. Cada uno tenemos nuestros propios vínculo entre nosotros. Y eso está bien, porque nos ayuda a ser más fuertes y capaces de lograr nuestros sueños juntos. –El Luffy capaz de dejarles sin palabras era la versión favorita de todos.

Todos sonrieron. Nadie estaba seguro de si el menor entendía realmente lo que parecía pasar. Aunque, no era el único en no tener mucha idea de lo sucedido.

-Esos dos son muy cercanos ahora. –Añadió el médico de la tripulación. –Me alegra que sean amigos y dejen sus estúpidas peleas al fin.

-Pero eso no estaría bien, me aburriría sin las peleas de esos idiotas. Siempre y cuando no rompan nada del barco, esas peleas me parecen SUPER INCREÍBLES. –El peliazul gritó las últimas palabras mientras hacía una pose provocando que los ojos de algunos de sus compañeros se convirtieran en estrellas mientras le halagaban.

Es hora de despertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora