Capítulo 5

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Necesitaba despejar la mente, pero aún más, necesitaba fumarse un cigarrillo. Se encendió uno y dio una larga calada manteniendo el humo hasta que al expulsarlo, apenas quedaba rastro. Al dar la segunda calada, se atragantó y la tos se apoderó de él. Desde que se había levantado no había podido sacarse ese sueño de la cabeza. Luffy le había preguntado un par de veces si le pasaba algo e incluso había llegado a pensar que tenía fiebre debido a que su cara permaneció roja durante toda la mañana. Había sido una suerte que su capitán le ayudara a preparar el desayuno y no otro miembro de la tripulación como Robin. Al menos el moreno era un cabeza hueca y simplemente se había conformado con una respuesta inventada en cierto modo. Sanji le había dicho que el problema era que no había dormido del todo bien... Dato que no era falso. Sin embargo estaba seguro de que no habría podido engañar a la arqueóloga y que ésta le habría acabado sonsacando la verdad. Antes de que se diese cuenta, había consumido del todo el cigarro, pero éste le había sabido a poco, así que decidió fumarse otro.

-Algún día ese vicio asqueroso te matará, cejas de sushi. -La voz de Zoro le sobresaltó.

No sabía que decirle, sentía cómo sus mejillas ardían. No podía dejar que el espadachín supiese que pasaba algo raro. -No sabía que ahora andabas tan pendiente de mí. -Decir esto hizo que se sonrojara más aún.

-¿Va todo bien ero-cook? No tienes buena cara.

-Estoy bien ¿Vale? Déjalo ya. Además ¿Qué haces despierto? ¿No deberías estar descansando después de la guardia?

-El peliverde se sorprendió. -He dormido hasta hace un rato que Nami me ha despertado a gritos diciéndome que casi estábamos en Reville. Prácticamente es mediodía. ¿Cuánto tiempo has pasado aquí? ¿De verdad estás bien?

-Sanji se quedó de piedra durante unos segundos. Llevaba dando vueltas al mismo tema durante horas... ¿Se estaría volviendo loco? -Voy a ponerme el disfraz para que no me reconozcan cuando lleguemos.

-Zoro sujetó su muñeca impidiendo que el rubio se fuese. -¿Quieres que avise a Chopper?

-El cocinero se soltó rápidamente del agarre del otro. -¡Claro que no! ¿Que cojones pasa, marimo? ¿Ahora te crees mi protector? -Se marchó rápido de allí para no escuchar la respuesta a su pregunta.

El espadachín simplemente se quedó quieto y suspiró. Entendía en cierto modo que el rubio estuviese confuso ante su comportamiento. Él mismo se preguntaba desde hacía tiempo porque tanto interés en mantener la tregua con su compañero. La única manera que conocía de relacionarse con él era a base de golpes e insultos, pero ya no quería seguir con la misma rutina. Es verdad que seguía pensando que Sanji ocultaba algo, pero no por ello le odiaba. Tal vez descubrir lo que el contrario pensaba de él, le había hecho ver las cosas de otra manera. Además, desde que le vio llorar la otra noche, no pudo quitarse ese recuerdo de la cabeza. No era la primera vez que veía al cocinero llorar. De hecho, la primera vez fue cuando le conoció. Cuando se unió a la tripulación y tuvo que despedirse de Zeff, pero esto era diferente. Sentía que algo no andaba bien y que algo estaba atormentando al rubio hasta el punto de volverle loco. Pensar en eso provocó una punzada en su estómago que le hizo volver a la realidad. Luffy estaba a su lado y le miraba con curiosidad.

-¿Tú también has dormido mal?

-¿Qué? -Zoro ni siquiera le había escuchado.

-Igual que Sanji. Esta mañana parecía encontrarse mal, pero simplemente es porque no ha dormido bien. Te he preguntado si tú tampoco lo has hecho, porque también tienes mala cara. -La inocencia del capitán para algunas cosas podía ser incluso graciosa.

-Todo está bien. Sólo que... ¿No crees que el cocinero está actuando extraño desde hace unos días? -El moreno lo miró con cara de no entender a qué se refería. -Da igual, es una tontería.

Es hora de despertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora