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—Ya llegamos—Habló Minho mientras apagaba el motor del auto.

—¿Dónde está?

—Voltea hacía atrás.—Ambos chicos salieron del coche, una suave y agradable brisa choco contra sus cuerpo. Jisung giró sobre sus talones.

—¿Son esas luces?—preguntó a Minho, quien se posicionó a su lado.

—Sip, tuve que estacionarme algo lejos, el estacionamiento estaba muy lleno. Tendremos que caminar un poco.

—No hay problema—exclamó Jisung sonriente.—¿Vamos?—El mayor asintió. Ninguno volvió a hablar.

Con el cielo adornado con cientos de estrellas birllantes y una luna llena ambos chicos se olvidan de todos sus problemas mientras disfrutan de su compañía. Poco a poco las luces provenientes del parque de diversiones  fueron haciéndose cada vez más notorias. Ya se alcanzaban a divisar las enormes atracciones y podía apreciarse gente entrando o saliendo del parque.

Una vez dentro del parque Minho se giró hacía Jisung, quien veía todo con mucha emoción, cómo si de un niño se tratara. Sus ojitos brillantes y su enorme sonrisa; sin duda para Minho esa era una de las vistas más hermosas que podía apreciar en toda su vida.

—¿Es tú primera vez aquí?

—En realidad la segunda, hace algunos años vine con mi padre—Jisung bajo un poco su vista, y su sonrisa cambió a una melancolica. Lee sabía lo que podía significar, por lo que decidió cambiar el tema antes de hacerle recordar a Han cosas que no quería, y de esta forma arruinar su noche.

—Ya veo, y entonces ¿A dónde quieres ir primero?—Jisung levanto su vista pensativo, topandose con los grandes ojos marrones de Minho, y a su vez perdiéndose en estos.

—Yo... ¿Qué te parece si vamos a los carritos chocones?—habló una vez salió de su ensoñación.

Ambos chicos se adentraron un poco más en el parque, luego utilizaron un mapa pegado el una pared, dónde les indicaba en qué sección se encontraban cada tipo de atracciones para encontrá los carritos chocones.

—Hay mucha fila...—murmuró Jisung mientras observaba a aproximadamente 20 personas esperando su turno. Minho asintió, y, acto seguido busco con su mirada alguna atracción cerca a la que pudieran subir.

—¿Y si vamos al tiro al blanco de por allá?—El mayor señaló un puesto dónde tenías que lanzar un dardo y que cayera en el 1000 para ganar un premio.

—Sí, mira esos bonitos premios—.dijo Jisung apuntando un oso de peluche—. ¿Será que también tienen una ardilla?—preguntó casi en susurró para sí mismo.

—¿Te gustan?—el menor asintió—.Podría intentar ganar algo para tí, si tú quieres...—habló nervioso, con una mano tras su nuca. Lo había visto decenas de veces en las películas; el chico ganaba un peluche para la chica, luego está se emocionaba y lo abrazaba con fuerza para agradecerle, y todas las noches la protagonista dormía con el peluche que su futuro novio ganó para ella. Y, aunque aquí hubiera dos chicos, a Minho no le importaba, lo único que quería era ver a Jisung feliz.
Han sonrió con ternura. Al ver a su hyung tan nervioso.

—Eso sería genial Minhonnie—ambos conectaron miradas, y una vez más sintieron una paz en su interior que ninguno podía explicar—. Y, ¿qué esperamos? Vamos—. Jisung tomó a su acompañante de la mano y lo arrastró hacía el antes mencionado puesto. Minho tenía una mezcla de emociones en su interior, seguía un poco en shock por la repentina actitud segura de Sung.  Nervioso por el tacto de la suave mano de Jisung sobre la suya, ensimismado por la cantidad de personas que había, feliz y emocionado por estar junto a él. Pero a la vez se sentía confundido, estaba seguro de que le gustaba Jisung, pero esa presión en su pecho le decía que era algo más. Al igual que ese extraño sentimiento que se instalaba  en su estómago cada vez que lo veía sonreír. Él... ¿estaba enamorado? Minho no podría saberlo, jamás se enamoró, era algo tan ajeno a él que inclusive la palabra le parecía extraña y muy fuerte, pues una cosa era quererlo y otra amarlo.

Si tienes hambre solo come -Minsung-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora