Sixteen

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Alex tenía los últimos dos días durmiendo en el sofá de su amigo sin animarse en volver a su propia casa, lo cual era absolutamente absurdo. 

Pero no es como que tuviese mucha cabeza para pensar en lo absurdo que era que una doncella le hubiese echado de su propio hogar, después de todo sus pensamientos seguían dándole vueltas a la supuesta cura que su par de colegas habían encontrado.

Finalmente decidió darle paz a su pobre cabeza y abandonar el tema al menos por un rato. Quizá podía aprovechar esa pisca de lucidez para recuperar su refugio y con mucha suerte, obtener el perdón de Alexa. 

Caminó sin prisa hasta su hogar en la montaña y una vez arriba golpeó la puerta con suavidad. 

- ¿Alexa? - la llamó - Alexa, se que estás adentro - insistió con los golpes - Por favor, déjame entrar - esperó unos segundos al otro lado de la puerta por una respuesta que nunca llegó. 

Suspiró con pesadez. Entendía que la chica probablemente estuviese dolida, después de todo, había jugado con sus sentimientos de manera ruin, lo comprendía. Pero sacarlo de su propia casa era simplemente absurdo y no tenía en planes abandonar su morada por el "berrinche" de una doncella.

Era SU casa. Él la había construido con sus propias manos, esfuerzo y tiempo y no permitiría que nadie lo sacara de ahí. 

No esperó más respuesta, de adentró en la morada si volver a llamar. 

- Alexa - volvió a llamarla, extrañado de encontrar todas las luces del interior apagadas. 

Siguió llamándola por su nombre mientras recorría cada rincón de su hogar. Desde la cocina hasta la habitación que él mismo había preparado y decorado para la muchacha. Incluso la buscó en su zona privada de cofres -donde, en teoría, ella tenía estrictamente prohibido entrar-, pero no estaba por ninguna parte. 

Extrañado, decidió buscarla por el pueblo. 

- ¡Hey, Alex ! - Alguien lo llamó a la distancia y giró para toparse de lleno con Willy - ¿Qué haces por aquí? - preguntó el peli blanco, dado que Alex pocas veces rondaba por el huerto. 

- Estoy buscando a Alexa, ¿No la habrás visto de casualidad? - preguntó. Willy negó con la cabeza. 

- Pues no... - se quedó pensativo durante un momento - La verdad es que no - Alex suspiró. 

- Bien, pues seguiré buscando - se dio media vuelta. 

- ¿Tan rápido ya te abandonó? - se burló el otro. 

- No debe andar lejos - masculló con molestia antes de seguir su camino. 

Vagó por el pueblo durante un rato, topándose con Auron durante un momento y manteniendo una conversación sobre lo difícil que resultaba el carácter de las doncellas. 

Resultaba que Mónica, la doncella que se hospedaba con Auron, no solamente carecía de interés por el guerrero, sino que también era bastante mal agradecida y descortés con su anfitrión. Razón por la cual Auron había terminado por adaptarle la habitación más fea de su sótano cono pequeña venganza. 

Esto le hizo gracia a Alex. Pero una vez Auron se fue tuvo que continuar con su búsqueda. 

Tras haber pasado la tarde entera tratando de dar con el paradero de la muchacha, finalmente se rindió. Quizá habría vuelto a casa. 

Con paso cansado volvió a subir por la colina y entró a la casa. Ni rastro de ella. Empezó a preocuparse, cosa que no le agradaba. 

Ya tenía suficientes cosas de que preocuparse como para ahora temer por la doncella desaparecida. Un pequeño dolor se instaló en su cabeza. 

Maldición //FARGEXBY//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora