Thirty

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Dulce había logrado contactar con Alexa gracias a la maldición de Nieves, la protegida y nueva pareja de Rubius. Resulta que la tímida muchacha había resultado ser una brujita de la nieve que, al igual que Luzu, poseía una bendición corrupta. 

Anteriormente Nieves se dedicaba a ayudar a las personas a encontrarse con seres queridos, siendo que poseía bolas de cristal que le permitían contactar con cualquier ser vivo e incluso, no vivo. 

Alex aún no sabía cual era la corrupción de su bendición, y tampoco entendía que podía haber hecho una persona tan dulce e inocente como lo era nieves para merecer que su bendición se corrompiera. 

Interrogar a Rubius no le sirvió de mucho, puesto que el oso protegía muchísimo a la doncella y dentro de esa protección cumplía su promesa de no decirle a nadie sobre su maldición. 

Volviendo al tema, Dulce se había contactado con Alexa, quien estaba viviendo bastante tranquila en una pequeña cabaña en el bosque, cerca de otra civilización que también aceptaba pecadores, así que estaba bastante bien y, por supuesto, lejos de la maldición de Alex. 

Ambas acordaron que lo mejor sería que Dulce se uniera a ella, así que Alexa le envió unas coordenadas y le dijo que la esperaría con ansias y que le alegraba poder tener la compañía de una vieja amiga. 

Así que Dulce empacó unas pocas pertenencias que tenía y Alex le ayudó a conseguir comida y un caballo para su viaje.

Habían pasado 4 días desde lo sucedido y Alex no había visto a Fargan todavía. Aun se estaba encargando de la partida de Dulce porque no importaba lo que el menor le dijera al búho si no la alejaba primero. 

Alex entendía que lo que estaba haciendo no estaba del todo bien y que su comportamiento había resultado egoísta y, hasta cierto punto, manipulador, pero no es como que tuviera muchas más opciones. 

Su vida y su corazón estaban en riesgo, además, Alex seguía siendo un pecador a final de cuentas. Un poco de egoísmo no afectaba en mucho a su historial de malas acciones. 

- ¿Estas seguro de que no quieres que hable con Fargan antes de irme? - le preguntó Dulce antes de subir al caballo - Tal vez podría ser de ayuda - pero Alex lo último que quería era que la doncella se acercara al otro.

- No tienes que preocuparte, yo me ocuparé de eso - le aseguró con amabilidad y la chica asintió sin parecer totalmente conforme. 

- Voy a extrañarte mucho - Alex sonrió, era una sonrisa incómoda, pero ella no podía saberlo porque estaba con el casco puesto.

- Ten cuidado en tu viaje, te contactaré a través de Nieves en unos días para ver si llegaste bien - la muchacha sonrió, radiante. En sus ojos se leía lo feliz que le hacía pensar que Alex se preocupaba por ella. 

Y claro que el menor entendía ese sentimiento, él mismo se emocionaba de manera casi sobre humana cuando Fargan se mostraba preocupado por él. 

Se quedó en la puerta del pueblo hasta que Dulce desapareció entre los frondosos árboles del bosque. No podía hacer más que desearle lo mejor. 

Se moría de ganas por correr a casa de Fargan, por ver que tanto cambiaban los sentimientos de éste al no tener a Dulce cerca. Estaba tan emocionado como aterrado, porque si su hipótesis no era acertada y resultaba que Fargan no le correspondía aún sin Dulce probablemente corría el riesgo de morir. 

Otro ataque como el de hace unos días y ya no lo contaría. 

Ese temor lo hizo volver a su hogar ese día, pensar bien en lo que diría y ser paciente un poco más de tiempo. 

Maldición //FARGEXBY//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora