Twenty-five

286 56 34
                                    

Limpiar el caos que había quedado en la entrada del pueblo no sería cosa fácil, pero era trabajo que Vegetta le había designado a Rubius, Lolito y Auron.

Rubius y Lolito moverían los cuerpos. Uno por su fuerza y el otro porque era de las pocas personas con el estómago de arrastrar cuerpos desmembrados a la lejanía.

Rubius había dejado bastante claro que solo movería cuerpos enteros, a pesar de que la mayoría de desmembrados habían sido obra suya.

Auron se encargaría de incinerar esos cuerpos una vez que estuvieran lo suficientemente lejos para no molestar a los aldeanos con el olor a carne quemada.

Pero ese no era problema de Alex y Fargan, quienes habían ido a casa del menor para cuidar su herida mientras Luzu se encargaba de Willy con el apoyo de Vege.

- Luzu nos obliga a tener esto en caso de emergencias - le dijo Alex a Fargan cuando volvió a la sala de estar con el botiquín cargando en el brazo sano.

- Déjame ayudarte - Fargan le quitó el botiquín de las manos y lo puso sobre la mesa para poder abrirlo.

Esperaba encontrarse los típicos objetos de un botiquín, pero claro, estaba en Karmaland, y en esa caja había de todo, menos objetos normales.

Había frascos etiquetados con sus distintas funciones, botes con cremas y ungüentos y hasta objetos quirúrgicos que quizá le serían de utilidad ahora.

- Vale... - tomó un frasco etiquetado como: "Esencia de Lavanda" Desinfectante para heridas.

Tomó el brazo de Alex y vació un poco de la sustancia. El líquido resbaló por la herida y salió limpiando los rastros de sangre seca y residuos de tierra.

Alex apenas sintió algo, hace un rato que el dolor le había adormecido el brazo por completo.

Ya con la herida limpia Fargan pudo ver mejor la profundidad del corte. Era lo bastante profundo como para necesitar puntos. El Moreno hurgo por el botiquín hasta encontrar aguja e hilo quirúrgicos.

- ¿Sabes lo que estas haciendo? - la respuesta correcta era: a medias. 

- Pues... Me he lastimado y curado a mí mismo antes, así que todo está bien - nunca había tenido que coser una herida, pero esperaba que no fuera tan difícil. 

Alex siseó de dolor al sentir la aguja encajándose en su piel, pero la sensación no tuvo que durar demasiado, afortunadamente. 

Fargan le colocó un ungüento cicatrizante antes de colocarle una venda. 

- Ya estás listo - le dijo.

- Gracias - murmuró Alex - ¿Puedo pedirte un último favor? - Fargan asintió - ¿Me ayudarías con el casco? - preguntó un tanto cohibido - Es pesado, necesito ambas manos y no quiero mover más el brazo por hoy - el mayor comprendió. 

- Claro - se colocó frente a él y llevó las manos a la orilla del casco, retirándolo con cuidado. 

Alex suspiró de alivio al sentir la brisa fresca del aire golpearle la cara. Sus ojos estaban cerrados, pero cuando los abrió se topo de lleno con el rostro de moreno, muy cerca de la suya. 

Otra vez esa burbuja de intimidad se formó entre ellos. Esa que hacía que Alex se sintiera confundido, porque lo miraba como si fuera lo más bello del mundo, aún cuando aseguraba amar a otra mujer. 

El simple pensamiento le generó malestar y se vio obligado a carraspear. Fargan malinterpretó el sonido, así que se apartó. 

- Creo que será mejor que me vaya - Fargan se puso de pie y se dio la vuelta, dispuesto a irse.

Maldición //FARGEXBY//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora