Eight

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- Hoy estas algo raro - resaltó Fargan - ¿Te sientes bien? - Alex trató de centrarse en la realidad.

- Eh... Si, lo siento - sacudió la cabeza - Solo estoy distraído - pero Fargan ya le conocía lo suficiente como para saber que era mentira.

- ¿Estas seguro? - insistió. Alexby no le respondió, volvió a perderse en sus pensamientos por un instante.

- Bueno... - empezó a decir- Yo... yo quiero... - tartamudeó, nervioso - Quiero hablarte de mi maldición - confesó por fin.

Los ojos del búho brillaron con ilusión y no pudo reprimir una sonrisa.

- Eso me gustaría - confesó, pero rápidamente notó la tensión de Alex - Pero, si no quieres hacerlo o no estas listo está bien - lo tranquilizó.

- Te agradezco la preocupación, pero créeme, quiero que lo sepas - 

- Vale - Fargan asintió - Te escucho entonces - Alex soltó un último suspiro.

- Pero primero necesito comprobar una cosa, ¿Vale? - advirtió.

- Ajá - lo animó. Alexby tragó saliva antes de ir a la ventana de la oficina que compartían y cerrar la cortina, luego fue directo a la puerta y colocó el seguro - Me estas asustando - admitió Fargan luego de seguir sus pasos con la mirada.

- No te espantes, es solo que... - tragó saliva - que hace mucho que no hago esto ante nadie - eso solo aumentó más los nervios del mayor, más cuando lo vio acercarse a él peligrosamente hasta que no había más de un metro de distancia entre ambos.

- ¿Qué harás? - preguntó solo para llenar el silencio que amenazaba con volverlo loco.

- Shhh - lo mandó callar - Solo, no le cuentes a nadie lo que pasa, ¿Vale? - Fargan asintió - Vale - confirmó.

Sin más preámbulos se llevó las manos a la cabeza, sujetando el casco. Cerró los ojos con fuerza cuando escuchó la exhalación que soltó Fargan al intuir lo que estaba por hacer. Trató de contener el aire a la vez que levantaba el casco poco a poco ante la atenta mirada de su compañero de trabajo.

El casco salió por completo, Alex sintió la brisa del viento golpeando su rostro, pero no se animó a abrir los ojos aún. No al menos hasta que pasaron unos segundos y Fargan seguía sin decir nada.

Se dio cuenta de que, en su nerviosismo, había volteado la cara mostrando únicamente su perfil. Así que volteó poco a poco hasta que sus ojos encajaron directamente con los del mayor.

Casi se le corta la respiración. Verlo con el casco era una cosa, pero verlo así, directamente y sin ningún cristal de por medio lo volvería loco por completo.

Ahora podía ver sus ojos sin el filtro azul que el visor del casco le mostraba. Los colores de su piel morena, las curiosas pecas salpicando su cara.

Joder, se veía muchísimo más guapo sin ese estúpido casco.

- Wow, Alesby - rompió el silencio por fin - Vaya que eres una preciosidad - las mejillas de Alex ardieron y una incontrolable ilusión se apoderó de su ser - No te ofendas, pero creí que usabas el casco por una razón diferente. Ya sabes, una deformidad o... - soltó una ligera risilla - O que tu maldición era ser muy feo y te daba vergüenza - la ilusión de Alex se apagó.

Seguía siendo el mismo Fargan.

Forzó una sonrisa antes de responder.

- No, no tiene nada que ver - 

- Entonces, ¿Para qué lo usas? - el hecho de que el menor le hubiese mostrado su rostro no le resolvía ninguna duda sobre su maldición - Dijiste que era por la maldición, pero yo no veo nada raro además de esta línea azul de aquí - acarició la marca con su pulgar, acunando la mejilla de Alexby en su mano.

Maldición //FARGEXBY//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora