Twenty-Eight

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- ¡Dulce! - Alex reaccionó al instante, volviéndose a poner el casco de inmediato, pero ya era tarde. La doncella le miraba pasmada, algo en su mirada había cambiado, ya lo conocía - Mierda - mustió.

Fargan no dijo nada porque en principio no sabía lo que estaba pasando. Estaba tan acostumbrado a pasar tiempo con Alex que casi se había olvidado de su maldición. 

- Mierda, mierda - Alex seguía repitiendo sin saber bien qué hacer. Dulce seguía mirándolo sin decir nada. 

Cuando Fargan finalmente reaccionó se levantó de la cama y caminó en dirección de la doncella, pero ésta no lo miró, ni siquiera cuando se plantó a su lado. 

- Dulce - dijo su nombre con suavidad, poniendo la mano en su hombro delicadamente, tratando de llamar su atención. 

Pero apenas la tocó Dulce pareció salir de su trance, se alejó de Fargan para quedar frente a Alex y tomarlo por las manos. 

- No puede ser que no me haya dado cuenta antes de lo maravilloso que eres - le dijo, directa. Sus ojos soltaban un destello que a Alex le daba asco y podía sentir el aroma de la muchacha llenando sus fosas nasales. 

- No... - ese ligero susurro de decepción y dolor sacaron a Alex de su ensimismamiento. Miró a Fargan, quien tenía una expresión devastada. 

- Fargan - su voz salió casi en una súplica, una súplica de un perdón que ni siquiera sabía si debía pedir porque esto no era del todo su culpa. 

- Alex, olvida todo lo que dije hace rato - el menor trató de ignorar la empalagosa voz de la doncella, estaba totalmente centrado en Fargan, pero lo que dijo después le heló la sangre aún más - Definitivamente eres un mejor partido para mí. Acepto, me iré contigo - sin darle tiempo a responder Dulce le rodeó por el cuello. Tenía una sonrisa tan radiante que daba miedo. 

- ¿Qué...? - no pudo terminar de formular la pregunta porque alguien lo interrumpió. 

- Alex, ¿De qué está hablando? - la voz de Fargan parecía más fría de lo normal. Lo miró, no esperando que éste ya le regresara la mirada con un sentimiento que, en un intento de tratar de descifrar, le dio tiempo a Dulce de responder por él. 

- ¿No lo sabes? Él está enamorado de mí - dijo como si no fuera nada. Alex la miró de inmediato, tomando sus manos para tratar de apartarla. 

Quería defenderse inmediatamente, pero no encontraba su voz por ninguna parte. 

- Vino a declararse mientras no estabas, quería que fuera con él - siguió diciendo ella.

Fargan no dijo nada, su mirada estaba cargada de resentimiento, decepción y algo que le rompió el corazón a Alex, ira. 

- ¿Por eso estabas tan nervioso cuando llegué? - lo acusó - ¿Estabas tratando de quitarme a mi mujer? - Alex se quitó a Dulce de encima finalmente y se quitó el casco, ¿Qué más daba ya?

- ¡No! - se apuró a decir - Fargan escucha, eso no... - pero el otro estaba demasiado enojado para escuchar. 

- ¡No puedo creerlo, Alex! - su ceño estaba fruncido, pero sus ojos empezaban a cristalizarse - ¡Confié en ti! Eres mi mejor amigo - esa confesión le partió el corazón al menor, pero no era momento para ponerle atención a eso. 

- Por favor, déjame explicarte - suplicó, casi tirándose de rodillas frente al otro. Fargan pareció dudar, pero finalmente apretó los labios. 

- Adelante - le dijo en tono frío - Dime que mierda hacías en mi casa mientras yo no estaba. ¡Y dime la verdad! - exigió.

Alex abrió la boca, listo para decirle todo con tal de salvar esta situación. Pero tan rápido su boca se abrió se volvió a cerrar, porque no se sentía listo para decirle sus sentimientos a Fargan. No estaba listo para decirle que había ido para pedirle a Dulce que se alejara, no estaba listo para decirle que el amor por él lo estaba matando de manera literal.

No sabía ni por donde empezar a explicar todo eso, mucho menos estaba preparado para recibir un rechazo que seguro recibiría porque no era el momento. Porque el corazón de Fargan aún no era suyo. Porque Dulce seguía ahí.

- Dime la verdad o no me digas nada - sentenció Fargan. 

Y Alex pudo mentir, porque era algo que se le daba especialmente bien. Pero en cuanto sus ojos se toparon con los de Fargan se vio incapaz de hacerle eso, no podía mentirle a la cara a la única persona a la que había amado. 

- Yo... - sus ojos se llenaron de lágrimas - No puedo decírtelo - apartó la mirada, demasiado avergonzado como para mirarlo directamente. Lo escuchó bufar, un silencioso "lo sabía".

- Váyanse - dijo luego de unos segundos. Alex lo volvió a mirar - Váyanse de mi casa, no quiero volver a ver a ninguno de los dos - lo dijo con voz firme, pero en sus ojos Alex vio que estaba luchando por no echarse a llorar. 

- Fargan - suplicó una última vez. 

- ¡Que te vayas, maldito traidor! - escupió las palabras - ¡Te odio! ¡Lárgate! - las palabras le cortaron como cuchillo. 

Su corazón estalló en pedazos y sintió aquél malestar subirle por la garganta nuevamente. No huera podido moverse de no ser porque Dulce lo tomó de la mano y lo arrastró a la salida del hogar, no sin antes colocarle el casco para que nadie más lo mirara. 

Alex no parecía consiente mientras caminaba a su propia casa de la mano con Dulce. La muchacha lo apuraba porque la mirada de los hombres del pueblo empezaba a incomodarle.

Llegaron a la vivienda. Alex abrió la puerta y en cuanto ésta se cerró a sus espaldas el trance en el que había permanecido hasta ahora se terminó. 

Dulce estaba analizando la casa en el momento en el que le vinieron las arcadas. Se arrancó el casco de la cara y lo lanzó porque le asfixiaba y se llevó las manos a la boca. Eso alertó a la doncella, quien no pudo hacer nada cuando Alex corrió al baño.

Apenas fue capaz de arrodillarse -o más bien dejarse caer- frente al excusado antes de empezar a descargar una cantidad importante de sangre, seguido por una tos que le desgarraba la garganta con cada pétalo que le salía. 

Se sujetaba con ambas manos de las orillas del váter sin dejar de toser y, con todo el miedo del mundo, abrió los ojos para analizar los daños. 

No pudo, el dolor le puso la mirada en blanco de inmediato. Lo sentía, se sentía morir. 

Fargan lo odiaba, no lo quería cerca, había perdido. 

No había manera de recuperar su confianza sin revelar su secreto, no había manera de que se enamorara de él porque lo creía un traidor, no había manera de que sobreviviera a esto. 

Y todo por culpa de...








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Corto, pero bastante nutritivo uwu

Hoy vine a desgarrarlos y quitarles la esperanza porque ya volví a clases y si yo soy miserable, ustedes también >:D

No es cierto xd Lo siento, pero era necesario.

Nos leemos el martes, mis amores -3- 

Maldición //FARGEXBY//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora