Twelve

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Hace días que Fargan no sabía de Alexby.

En realidad, hacía días que no cohabitaba a ninguno de sus nuevos amigos. Había dedicado las últimas semanas a mostrarle todo el pueblo a Dulce y, por supuesto, a avanzar en su relación con ella. 

La chica lo tenía ciertamente embelesado, aunque aparentemente no era el único. 

A diario, dando paseos, se topaba con mínimo uno de sus compañeros paseando igualmente con su respectiva doncella. Inclusive en una ocasión se había topado con Alexby acompañado de Alexa, quien parecía bastante feliz y se aferraba al brazo del ya mencionado como si sintiera que éste se podría desvanecer en cualquier momento. 

Estaba auténticamente feliz por ellos. Sabiendo lo que sabía de la maldición de Alex le alegraba inmensamente que el muchacho se encontrara dándose una oportunidad con Alexa.

Si solo supiera...

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.

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- Alex, querido - finalmente salió de su ensoñación, sacudió la cabeza. 

- Dime, linda - vio las mejillas de la muchacha teñirse de carmín mientras apartaba la mirada, tímida. 

- Te... Te preparé esto - Alexa le ofreció una taza de té. 

Desde hace semanas la doncella no paraba de prepararle infusiones con diversas hiervas con la idea de que eso le ayudaba con la tos. 

- Gracias - le sonrió con cordialidad. Estando en casa no era necesario llevar el casco, así que la joven tenía la fortuna de ver cada uno de sus gestos. 

- Parece que el té te ayuda con la tos - Alexa se sentó a su lado en el sofá y colocó sus manos sobre su propio regazo sin saber bien que más hacer con ellas - Pero me preocupa que no se vaya del todo - añadió ciertamente angustiada. 

Alex se tragó sus ganas de decirle la verdad, que no mejoraría ahora y muy probablemente jamás. 

- No hay de que preocuparse, es solo... - carraspeó ligeramente - Un efecto secundario de mi maldición - no era mentira.

Hubo apenas unos segundos de silencio en los que solo se escuchó a Alexby dar un sorbo al té. 

- Nunca me has hablado de tu maldición - indagó la joven - ¿Es prudente preguntar? - Alex se removió incómodo. 

- No creo estar listo para hablar contigo de ello - otro sorbo.

- Oh, vamos - insistió - Se que llevamos solo unas semanas saliendo pero... - se volvió a voltear con vergüenza - Pero siento que... Que tenemos una conexión especial - confesó entre tímidas pausas. Alexby sintió un nudo en el estómago - ¿Serviría de algo si te hablo de mi maldición primero? - 

- No tienes que hacer eso - se apresuró a decir. 

- Pero quiero hacerlo - respondió totalmente convencida. Alex la miró a los ojos tratando de disimular su severidad. 

- Yo... No puedo contarte de mi maldición aún - aclaró - Aún si tu me das esa confianza yo... No estoy listo - fue su turno de apartar la mirada. 

Alexa pareció momentáneamente decepcionada, pero rápidamente cambió su gesto por una sonrisa. 

- Esta bien si no quieres decírmelo aún - aseguró recuperando la mirada del otro - Confío en que eventualmente lo harás - al ojiazul le aliviaba a la vez que le angustiaba su inocencia - Aún así quiero que sepas más sobre mí -   

Alex sintió una oleada de culpa. Por su capricho egoísta obligaría a una joven a revelarle su maldición. Cosa que probablemente ella no hubiese hecho en condiciones normales. 

- Enserio no tienes que hacerlo - repitió casi en un susurro mirándola nuevamente a los ojos.

- Shhh - siseó Alexa llevando un dedo a sus labios para complementar el gesto - Mi pecado es la avaricia - confesó - Durante mucho tiempo me dediqué a atraer a hombres adinerados, no era difícil conseguir que me comprasen joyas o cualquier otro objeto de valor una vez los hacía encantarse conmigo - 

Alex exhaló y ladeó la cabeza. Un gesto difícil de interpretar.

- Recibí una advertencia de Dios y una segunda oportunidad de arrepentirme. Fui enviada a un templo, una especie de purgatorio, donde conocí al resto de las doncellas - confesó apartando un mechón de cabello rebelde de su rostro - Al final resultó que ninguna de nosotras logró arrepentirse del todo, así que nos dieron nuestra maldición y nos echaron a nuestra suerte. - concluyó la historia. 

- Y entonces tu maldición es... - esta vez tenía genuina curiosidad. 

- ¿Qué no lo vez? - preguntó avergonzada, pero aunque Alex la analizó de arriba a abajo sin mala intención terminó negando con la cabeza. Alexa suspiró - No soy hermosa, no como lo era antes ni como lo son las demás chicas. Fui privada de mi belleza y mi gracia y destinada a una vida sin amor - confesó con vergüenza. 

Alex no dijo nada durante un largo rato, pero no apartó la mirada de ella aún cuando ella no apartaba la propia del suelo y jugaba con sus manos, nerviosa. 

- Tu... - empezó a decir al fin - Tu te pareces mucho a mí  - terminó diciendo. La mirada de Alexa fue a dar a la suya inmediatamente. 

- ¿Qué dices? Si tu eres muy lindo - dijo casi sin pensar. Alex sonrió con sinceridad esta vez y el gesto hizo a la chica reaccionar sobre lo que había dicho. Volvió a apartar la vista, sonrojada. 

- Me refiero a... Bueno no importa - no quería dar más detalles de los necesarios - Aún así... - llevó su mano al mentón de Alexa para obligarla a mirarlo con un suave movimiento - Eres hermosa y encantadora - le dijo sin titubeos - A tu manera, pero lo eres sin duda - los ojos de la doncella brillaron con ilusión - ¿Quién es Dios para decidir qué es hermoso y qué no? - 

- Bueno - le devolvió la sonrisa - Es... Ya sabes... Dios - Alex soltó una risilla que a ojos de la muchacha (y seguramente de muchos más) resultó encantadora. 

No le dijo más, la atrajo suavemente a él y depositó un tierno beso en sus labios. 

Alexa sonrió sobre su boca y una vez se separaron unió sus frentes.

- No pensé que alguien como tu se pudiera fijar en mí - reconoció y Alex sintió su pecho doler más. 

No supo que decirle, la atrajo para abrazarla. Una disculpa no verbalizada que dejó a interpretación de la doncella. 

- No soy la gran cosa - murmuró acariciando el cabello de Alexa - Y te mereces a alguien mejor que yo - las palabras salieron solas, así que temió su reacción. 

En cambio Alexa soltó una risa sobre su pecho.

- Deja de decir tontearías, querido - Alexby casi se olvidaba de que la tenía irremediablemente enamorada. 








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Si esta no fuera una historia Fargexby, hasta yo shipearía a Alexa con Alexby. 
La niña es un amor, ¿Qué quieren que les diga? :v

Soy libre de la escuela (momentáneamente), pero el trabajo y la familia siguen siendo demandantes -n-

Nos leemos el próximo lunes (espero) -3-


Maldición //FARGEXBY//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora