3|RED MIDNIGHT|

371 69 0
                                    

12:30am

— Llegas tarde hoy, Musa. Si el jefe estuviera hoy aquí, se molestaría— me hace saber uno de los guardias de la entrada.

—¿Por qué no ha venido hoy?— pregunto.

— Es jueves. No hay mucho movimiento hoy, así que ha aprovechado de encargarse de unos asuntos que tenía pendiente — responde.

«Con que unos asuntos pendientes, eh.»

— Ya veo —digo—. Por favor. No me delates hoy. Estaba en un trabajo de medio tiempo y tuve vários inconvenientes.

— Eso no le importa a mi jefe. Lo que importa es que vengas a hacer tu trabajo.

— Ay, qué odioso eres. Yo sé que debo hacer mi trabajo. Pero te lo repito, no estaba jugando. Estaba trabajando y han surgido problemas.

— Ese no es mi problema, ni mucho menos problema del jefe. Tu trabajo es cumplir tu horario. Lo que hagas a parte es tu problema

— Lo sé, lo sé — respondo con fastido y paso de mala gana al club.

Voy quejándome en voz bajita al dirigirme a los camerinos del inmenso club nocturno. Cuando llego, comienzo a cambiarme rápidamente. Tomo mi largo cabello teñido de azul vibrante y lo cubro con una de las tantas pelucas que suelo usar. Maquillo mis ojos de manera brillante y atractiva. Y por último me coloco los altos tacones.

— Pensé que no vendrías hoy.

Al salir me encuentro con Dana dirigiéndome la palabra con fastidio. Nunca supe por qué le caigo tan mal. Si fuera por ella, hace rato me habría sacado de aquí.

— Eso desearías tú — respondo en el mismo tono que ella ha utilizado.

Escucho una risita de várias de mis compañeras y luego se acercan a mi.

— Supimos que hoy te persiguió alguien de afuera.

Dice Sophia. Una chica pequeña que a pesar de lucir demasiado inocente, no lo es ni un poquito.

— Veo que los chismes corren rápido— digo sin mucho interés.

— Ya tú sabes. Doomville no es muy grande. No pasan cosas muy interesantes tan seguido.

— En realidad sí. Por ejemplo, ayer el señor Brian del callejón 13, murió apuñalado por un ladrón que le robó una botella de whisky. Y hoy en la mañana la señora Betty agregó dulces a su venta. Hay más cosas de las qué hablar.

— Puede ser. Pero son cosas comunes. Que alguien de afuera se acerque a Doomville es algo que casi nunca pasa. Por eso se habla mucho de ello.

— Sí, sí. Cómo sea — digo tomando un trago que me sirve el bartender encargado del bar allí dentro. Bebo de un solo tirón y luego me dirijo a las escaleras que llevan al escenario—. ¡Mejor vamos a trabajar y dejemos el chisme para después!

Por si no lo había mencionado. Trabajo en un club nocturno desde las 11pm hasta las 5 am. Soy una especie de bailarina exótica, pero tengo ciertas limitaciones.

No tengo permitido lo mismo que mis otras compañeras. Yo solo hago presentaciones con coreografía. Por eso me pagan muy bien, tanto mi jefe como las personas que me ven en cada presentación. Cuando termino mis presentaciones, tengo terminantemente prohibido volver a subir al escenario. No puedo beber más de la cuenta. Solo tengo permitido dos tragos de la barra. Si obtengo alguna invitación más íntima de algún cliente, está prohibido aceptarla, a excepción de mis compañeras. Aquí hay várias habitaciones en el segundo piso del club, dispuestas para actos más íntimos, pero yo tengo prohibido ir allí con algún cliente o alguien más. No puedo fumar, ni consumir ningún tipo de droga. En pocas palabras, tengo demasiadas limitaciones en comparación a mis compañeras y compañeros de trabajo.

NO TODO ES LO QUE PARECE ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora