10|UNA FIESTA DE ANTIFACES Y ALGUNOS SECRETOS|

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— ¿Qué es ésto? —le pregunto a Frankie cuando le veo extender una pequeña bolsa de terciopelo en mi dirección.

Ya nos encontramos frente a la gran mansión de Arista.

— El amo me ha dicho que debía darte ésto. Y me pidió que te dijera que te lo colocaras antes de bajar de la camioneta.

— Ah, ok.

Decido abrir la pequeña y delicada bolsa. Saco el contenido y me doy cuenta de que se trata de un antifaz. El objeto es bastante hermoso. Su color es negro; lleva una especie de delgados delineados con brillo plateado sobre todo el material que cubre parte del rostro. También va acompañado de pequeños cristales que brillan con bastante intensidad a la luz. El antifaz cubre bastante mi rostro y combina a la perfección con el vestido negro, largo y ajustado que traigo puesto.

— Se te ve, preciso —me dice Frankie cuando ya tengo puesto el antifaz—. El amo hizo una buena elección.

— Espero no verme como una tonta, en realidad.

— No lo harás. La fiesta es de antifaces. Seguramente será divertido —el habla con entusiasmo—. Vas a llamar bastante la atención. Te ves muy hermosa, en serio.

— Ah, gracias —digo rápidamente al ver por dónde se está dirigiendo. Me apresuro y bajo del auto—. Gracias por traerme, Frankie.

— No debes agradecerme a mi — responde animado—. Eso es con el amo.

Yo asiento y sonrío para luego darme la vuelta y comenzar a caminar directamente hacia la que supongo es la entrada.

«Al parecer deberé agradecerle demasiado a ese tonto.»

— Ay, Midas. Creo que te has excedido —digo en voz bajita. Niego y sonrío para mí misma—. Solo quería una diminuta ayuda, no que te convirtieras en mi hada madrina.

Hay muchos autos fuera de la inmensa mansión. Hay personas entrando todavía, así que yo me mezclo entre todas éstas al pasar.

Cuando estoy dentro, admiro la elegante y lujosa decoración del lugar. Las personas caminan de manera recta y calmada de allá para acá con sus bebidas en sus manos. Todos llevan antifaces y ropas extravagantes y lujosas. No hay nada que no se vea costoso en el lugar y, eso es claro. Después de todo, es una fiesta de personas de muy alta clase. Incluso el presidente podría estar aquí.

Decido avanzar por un enorme pasillo abierto que lleva hacia unas grandes escaleras que dan directamente hacia el centro del evento. Al dar paso trás paso, siento las miradas curiosas sobre mi. Siento algo de nervios. Hacía mucho que no asistía a un evento similar. Y honestamente, no es como si alguna vez hubiera llamado mucho la atención. Normalmente Odette siempre fué el centro de atención, mientras que yo solo era la otra hija bonita, pero desobediente y maleducada que se escondía en las fiestas.

Debo ser cuidadosa al estar aquí dentro. No puedo darme el lujo de bajar la guardia. Y sobretodo, ir directo a mi objetivo de la manera más sutil y sigilosa posible.

Tomo una copa de la bandeja que lleva un hombre que pasa a mi lado. Pero solo lo hago por aparentar. No puedo beber aquí dentro. Por lo general algunas cuantas bebidas siempre son alteradas ligeramente en fiestas como éstas. La droga abundan en todos los rincones de Bornerweek. La única diferencia entre los de la baja clase y la alta clase es: la manera en la que las consumen.

Al llegar a las escaleras, las miradas sobre mi se intensifican.

«Midas, voy a golpearte.¡Ésto es tú culpa!»

Trato de mantenerme serena. Camino de manera recta y mantengo mi cabeza y mi mirada en alto. Si bajo la mirada, seré un blanco fácil al demostrar que me siento intimidada. Ya he lidiado mucho con personas de éste mundo, pero la sensación sigue siendo la misma. Siempre sintiéndome como una presa en medio de un mar de depredadores...

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