39|VERDADES|

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— ¿Has escuchado los rumores, Dorothy?

—¿Cuáles?

— La élite no cancelará el evento de la semana que viene. Aún cuando han asesinado a tres miembros importantes.

— Eso es un fastidio. Tenemos mucho trabajo qué hacer.

— Terrible, desde un punto de vista. Y por el otro, significa mucho dinero.

Yo escucho a mis compañeras y me resulta interesante que no les escandalicen los tres asesinatos. A ellas solo les preocupa todo el trabajo que tendrán.

— ¿Cuál es el punto terrible? —cuestiono con curiosidad.

— Oh, cariño. El trabajo, es obvio. Tenemos demasiado qué hacer —responde Sophia. Una chica de quizás veintitantos años. Ella es demasiado agradable y graciosa la mayoría del tiempo—. A éste paso, creo que hasta terminaremos llevando parte del trabajo a nuestras casas —dice con diversión.

Estamos en hora de almuerzo, el grupo grande y yo nos encontramos comiendo en una misma gran mesa. Todas están atentas a lo que se dice.

— Trabajaré el doble si es necesario. Pero no quiero llevar trabajo a casa. Qué agotador.

— Sí, Azalea tiene razón. Creo que haré lo mismo.

— ¿Qué hay de los tres hombres que han asesinado? Parece que no les importa en lo absoluto —menciono con interés.

— Oh, preciosa Skylar. Aquí no se le da relevancia a porquerías que deberían haber sido eliminadas hace años atrás —responde Dorothy con simpleza—. Sabes que Killer Demon, específicamente Midas Novikov, fué quién se deshizo de esos hombres. Nadie más podría haberlo hecho. Además, todo sucedió luego del evento de la boda de Odette Lubany. El amo estaba allí. Si sabemos sumar, es claro el resultado.

— Ah...

Soy interrumpida.

— Dorothy —se escucha la voz seria y fría de madame Moore—. ¿No crees que estás diciendo cosas indebidas?

— Lo siento, madame.

Yo miro a madame Moore, ella posa su mirada sobre mí con seriedad. Transmite respeto, pero de alguna forma es intimidante.

— Ni una palabra de lo que escuchas aquí.

Yo asiento y luego la veo caminar hacia la salida.

Las ventanas y las puertas son de vidrio. Por lo tanto, frunzo el ceño cuando logro ver a un hombre correr a un punto de la calle de manera sospechosa cuando madame Moore sale. Inmediatamente mi instinto me dice que me levante.

— ¿A dónde vas, Skylar?

Escucho a Dorothy, pero no me detengo y simplemente corro hacia la salida.

— ¡Skylar!

Corro lo más rápido que puedo. Salgo del lugar y voy tras madame Moore. Todo sucede en cuestión de segundos. Veo al tipo salir de dónde se ha escondido y apunta con un arma hacia ella.

— ¡Madame Moore! —la llamo, ella se detiene, pero en cuanto lo hace, estiro mi brazo y la empujo con fuerza. Ella cae al suelo justo cuando dos disparos salen en su dirección.

Tengo suerte de que éstos no impacten contra mí, ni que me rocen.

—¡Maldita mocosa! —grita el hombre en medio de la gran calle.

Mucha de la gente que iba pasando, ha corrido, apartándose. Otras personas observan acumuladas desde cierto punto a lo lejos.

Yo en mi lugar, poso mi mirada directamente sobre el tipo que ahora me apunta a mí. Siento que su rostro se me hace un poco familiar.

NO TODO ES LO QUE PARECE ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora