33|TESOROS QUE HAN SIDO PROFANADOS|

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[Advertencia: Contenido sensible]



Al despertar, me encuentro totalmente desorientada.

Mi cabeza duele un poco. Trato de enfocar mi vista y cuando finalmente lo logro, los recuerdos de lo sucedido me caen como un balde de agua helada. Abro mis ojos grandemente y siento el miedo caer sobre mi estómago como una especie de roca.

—Señora Betty —murmuro con pesar.

Al recordarlo todo, se me revuelve el estómago. Me genera un tipo de tristeza y rabia entremezcladas.

«Ella no merecía morir de esa forma.»

Pienso en el hecho de que esos hombres solo me buscaban a mí.

«Si yo me hubiera quedado en mi departamento, nada le habría pasado a ella.»

No puedo evitar sentirme culpable. Y ese sentimiento no hace más que empeorar mi situación.

¿Y sí él tenía razón?

Yo soy el problema.

«No.»

Si él no hubiera sido un imbécil... Si me hubiera escuchado, nada de ésto habría pasado.

«Midas... ¿Por qué? ¿Realmente te has cansado de mí?»

Mi cabeza tiene un tormenta impregnada de todo tipo de pensamientos ahora.

— Hasta que al fin despiertas.

Una voz femenina me hace girar mi rostro con rapidez.

Pronto me doy cuenta de que no estoy sola. Estoy en una gran habitación. No hay muchas cosas. Solo hay colchones en el suelo y dos puertas en puntos diferentes de la habitación. Lo único que más abunda en la habitación, son chicas. Podría calcular alrededor de treinta chicas. Todas están viéndome desde dónde están sentadas en los colchones. Solo hay una que está al frente, más cerca de mi.

— ¿Dónde estoy? —le pregunto a la chica cerca de mi.

— No me gusta ser quién te hace saber está, pero ya qué — dice desde su lugar en el colchón contiguo al que yo estoy. Observo un poco su vestimenta y la de las otras y me doy cuenta de que no llevan casi nada de ropa. Sus cuerpos se ven muy delgados y agotados—. Estamos en un club privado de la élite de Bornerweek —comienza—. Básicamente, algo exclusivo para hombres con gustos algo peculiares —explica—. Yo soy Giana, pero dime Gia. Soy la única chica que queda aquí dentro desde hace tiempo. Todas las demás allí atrás que ves ahora —señala detrás de sí—. Están aquí desde hace un par de meses.

Ésto no pinta absolutamente nada bien.

— ¿Habían más chicas antes contigo? —debo preguntar lo que crea necesario.

— Ah, sí —dice sin ánimo.

— ¿Qué pasó con ellas?

— Las asesinaron, al menos a la gran mayoría —me hace saber, logrando que mi estómago se revuelva un poco más por el impacto de la revelación—. A las demás se las llevaron. Gran parte del tiempo hacen eso para usarlas hasta que se cansan de ellas. Luego las desechan. Algunas quedan libres, por así decirlo, ya que viven silenciadas por la élite. O, son asesinadas para que su silencio sea eterno.

Definitivamente, esto es mucho peor de lo que pude haberme imaginado al verlas en ésta habitación.

Ahora entiendo la razón por la que se ven cómo se ven. Están asustadas y agotadas. Es terrible.

— ¿Entonces tú eres la única que queda? —pregunto para asegurarme.

— Sí. A éste punto, no sé quiénes han tenido más suerte. Si las que han sido asesinadas, o yo, quién no ha podido salir de éste infierno.

NO TODO ES LO QUE PARECE ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora