|21|SITUACIÓN INESPERADA

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Una semana después:

— ¡Al fin logro verte!

Doy un salto al escuchar a Khai hablar cerca de mi oreja en voz alta. Me alejo con rapidez al ir caminando por el callejón y casi tropiezo en el intento. Él me sujeta para que no caiga, pero su agarre no dura por mucho, ya que aviento un manotazo sobre sus manos para que me suelte.

—¿Acaso te has vuelto loco? Casi me matas de un susto.

— Tampoco fué para tanto —dice de manera juguetona y luego me señala al hacer una expresión seria—. Por cierto. Creo que tú y yo tenemos un pequeño problema.

— ¿De qué hablas? ¿Cuál problema? —giro los ojos con fastidio y me centro en ver al frente y continuar caminando.

— Skylar, Skylar —canturrea—. ¿Estás segura de que no nos ocultas algo al señor Shannon y a mi?

Evito verlo. No puedo ser atrapada. Si sueno muy asombrada o indignada sería algo sospechoso.

— ¿Ocultar algo cómo qué? Explícate, no tengo tiempo para tonterías.

— Verás, Skylar. Trabajo para él señor Damen, pero también al mismo tiempo para alguien más que está con él. Ésta persona no confía mucho en el señor Damen, aunque son familia y su interés debería ser exactamente el mismo —explica—. Obviamente, el objeto de interés es ese broche. No entiendo realmente por qué se le da tanta importancia, pero en fin, ese no es mi asunto. El tema aquí es que al seguir las indicaciones del señor Damen, vine aquí y hablé contigo, todo en pro de conseguir el broche. Pero me temo que no hay ningún rastro del objeto en cuestión. Y créeme, he buscado muy bien. He conseguido información y, absolutamente nada arroja a un robo o que alguien más lo tenga.

— Debes estar haciendo mal tu trabajo —opino descaradamente—. O tal y como se lo dije a Damen. Tal vez yo no podría servirle de mucha ayuda para conseguirlo, por el mismo motivo qué...

— No. No. Tú no me estás entendiendo, Skylar. Aún si no me hubieras dicho mucho o nada, lo habría encontrado. Aunque no me creas, puedo saber perfectamente qué pudo haber pasado ese día en Doomville. Y no hay ningún robo registrado, no hay absolutamente nada.

— ¿Qué insinúas?

— Es fácil. No hagamos tanto problema por ésto. Entrega el broche y nadie tendrá problemas. Tú estarás bien, yo obtendré mi pago completo y los Shannon su puto broche. Cada quién estará contento.

— No tengo el jodido broche. ¿Es que acaso no lo entiendes?

— ¿Lo vendiste? ¿O se lo diste a alguien? —cuestiona. Me está poniendo de los nervios. Solo quiero alejarme de él—. Yo lo iré a buscar, solo dime dónde lo dejaste y ya.

— No lo vendí. Tampoco se lo he entregado a alguien. No lo tengo. Es la única respuesta que te tengo. Si no tienes nada más qué hacer, pues yo sí. Me largo.

Intento alejarme, pero él me sujeta fuertemente de la muñeca. Yo miro su mano y luego a él.

— No, Skylar. Así no. No.

— Suéltame —exijo con molestia—. Estoy ocupada.

— Me temo que no lo haré. Mi jefe dijo que podía hacer lo que quisiera contigo hasta que finalmente digas dónde está el broche.

—¿Qué? —cuestiono con incredulidad que luego se convierte en miedo. Al mismo tiempo intento soltarme de su agarre—.Agh. ¿Damen? ¿Damen te dijo que hicieras ésto?

No le he visto más desde el día en el restaurante. No ha ido más al club. Rápidamente puedo desconfiar de él.

— No. Él ni siquiera sabe a quién ha contratado para hacer ésto —dice en manera de burla. En ese instante el horror me embarga—. Si no me resultaras tan sensual y atractiva, simplemente te mataría. Pero ese no es el caso.

NO TODO ES LO QUE PARECE ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora