# 05 Plan A

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Cap. 05

Juliana

Amo que llueva, es un olor indescriptible, pero no cuando tengo que ver a un cliente. Estoy en el restaurante esperando al cliente, él llegó.

- Buenas tardes, disculpa la tardanza, la lluvia me atraso un poco, pero ya estoy aquí. Un placer conocerte. Me llamó Viviana. La mujer es hermosa

- No se preocupe Srta. Viviana, comprendo perfectamente, casi que no me dejan entrar al restaurante por traer mis Prada, no sé a quién le duelen más si a los del restaurante o a mí que pague una fortuna por ellos.

Viviana comenzó a reír, ella es demasiado hermosa, alta, castaña, unos ojos marrones, pero ninguno como los de mi Val. Vamos Juliana piensa, deja de ser tan tonta, tienes una mujer increíble frente a ti, deja de pensar en Valentina.

Tampoco puedes pensar en Viviana como una conquista, es un cliente.

- Me agradas Juliana, pero por favor no me trates tan formal, además ¿Te parece que tengo 80 años?

Me hizo sonreír Viviana.

- Para nada, has de tener unos veinte. Ahora era ella quien sonreía.

- Quizá unos veinte y más allá. ¿Te parece si pedimos algo de tomar?

- Vaya eres de las mías, claro, vamos a pedir algo. Llamamos al mesero y ella se fue por un vino tinto y yo por una copa de vino blanco, soy de las que prefiere una cerveza, pero es una reunión de negocio así que un poquito de impresionar al cliente y que caiga en nuestras manos.

Después de hablar bastante con esa mujer es increíble y es bastante interesante.

- Bueno Juliana de verdad que me agradas, me gusta tu manera de convencer y tengo que confesar que no soy la simple contratista que te comenté. En realidad, mi empresa es una multinacional. Quería ver cómo me abordabas porque muchos de las empresas como la de dónde vienes solo se interesan por los peces gordo, y quería ver qué me ofrecía sin saber quién era. Pues me impresionaste. Ella me extendió su mano. Acepto siempre y cuando sea contigo mi conexión.

- ¿No me mientes?

Ella sonrió

- No Juliana y agradecería que me envíes todo vía correo electrónico.

Trague grueso, había cerrado un contrato de miles de dólares y no lo podía creer. Era increíble. Estaba alegre, mi jefe se alegraría.

- Bueno Juliana debo irme, pero sería agradable si un día de estos me aceptarás una copa de un buen vino.

- Por supuesto que sí. Pensé inmediatamente en mi rubia - Solo que ahora estoy en los preparativos de una boda. Ella me miró.

- ¿Te casas? Le negué y sonreí

- ¿Sabes qué? estaremos en contacto y tal vez si nos tomemos esa copa. Ella sonrió se despidió y se fue. Llame a mi jefe estaba pegando gritos, pero de felicidad.

Me tocaba ensayo con las damas, eran preparativos aún el novio no llega así que eran reuniones tras reuniones.

Fui a mi trabajo y entre conversaciones en la azotea entre mis amigos y yo. Mariana me regañaba cuando le contaba lo del vestido.

- Te envié a robarte a la novia, no a comprarle el vestido. Juliana Valdez debes reaccionar, estás haciendo todo mal.

- Pero ¿Qué querías que hiciera? Ella se veía tan hermosa, quiero que se case conmigo.

Mi mejor amigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora