# 42 Reconciliación

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Cap. 42

Valentina

Mi esposa por fin se acercó a mi, cómo siempre ha sido ella tierna, un poco extraña, pero es entendible, no hemos podido hablar.

- Mi amor, perdón, por todo yo soy una tonta, una estúpida, no sabes cuánta falta me has hecho.

Me gire y la abrace, no quería soltar a mi mujer mi esposa. Mi princesa.

- Ya hablaremos de eso, quiero que sepas que te amo y que nunca sería capaz de traicionar tu confianza, me molestan es tu desconfianza, así que amor por favor ya no te pongas en esa actitud nunca más.

- Si mi amor, no sabes cuánto te amo y te extrañé.

- Yo también te extrañé que durmieras a mi lado pegadita. No sabes cuánta falta me hiciste.

- ¿Qué bueno que ya se contentaron? Dijo la voz de Mariana al entrar a la cocina.

Ambas Sonreímos y nos dimos un beso, ella me tomo de la mano y caminamos a la sala donde estaban los demás, seguimos en la reunión familiar, pero ya me sentía mejor al lado de mi esposa, por momentos me dejaba suaves besos en mi mejilla. Hasta que cada uno se fue y solo quedamos ella y yo.

Inmediatamente se fueron los últimos, mi esposa me tomo y me cargo y yo respondí con besos suaves, me llevo cargada hasta la cama y me recosto en ella. Se subió sobre mi dejando besos más profundos, sentía su lengua viajar dentro de mi boca y mi cuerpo vibrar de una manera increíble.

Me fue quitando la ropa y yo la de ella al mismo tiempo, ella tomó mis pezones y con su lengua saboreando mi pecho y bajando hasta mi centro, era tan especial mi esposa, haciendo con su lengua movimientos circulares sumergida en mi centro, y con su mirada en mi, mi espalda se curva hacia atrás, mi esposa tenía muchas ganas de tenerme y yo tenía muchas ganas de ella.

Mis gemidos comienzas a escuchar en la recámara y mi esposa a sonreír mientras seguía haciendo su trabajo y cuando sentía que iba a llegar ella introdujo su lengua a profundidad y le tome un poco su cabello empujándola hacía dentro de mi y llegué, ella se subió sobre mi y comenzó a rozar nuestros centros mientras se acomodaba sobre mi y yo tomaba sus posaderas con pasión y fuerza y ella se estremecio. Mi esposa es hermosa y yo soy la mujer más feliz de poder sentirla apasionadamente, me voltee para que ella quedará debajo de mi y así moverme más intensamente y sentir nuestros cuerpos en armonía.

Metiendo mi lengua en su boca y acariciando sus pechos en el roce de nuestros movimientos hasta que llegamos al orgasmo y ella gimió y menciono mi nombre.

Me acosté a su lado y ella me tomo entre sus brazos.

- Amor te necesito siempre conmigo, no quiero que vuelvas a sentir celos de mi, yo sería incapaz de hacer algo que destruya nuestro amor.

- Lo sé amor y es que no desconfío de ti en realidad yo sé quién eres amor son años conociéndote, pero no me gusta que me ocultes las cosas, porque yo sé que me ibas a decir, pero mi mente me jugó una mala pasada.

- Está bien princesa, pero yo te amo demasiado y por ti soy capaz de lo que sea.

- Lo sé amor. Le di un beso y mordí su labio. - Pero desconfío de esa mujer. Note que ella cambio su rostro y apretó más fuertemente.

- Tenías razón respecto a ella, después de todo. Tenía miedo de preguntar. No quería repetir la misma historia como la última vez.

- ¿Qué sucedió?

Mi mejor amigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora