Capítulo 3. ¿Lobo?

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Me sobresalté (y casi se me sale la cabeza), tenía los pelos de punta y los ojos como platos; miré fijamente a los arbustos que tenía detrás, esperando, fuera lo que fuera, saltara sobre mí y me arrancara miembros u otras partes del cuerpo.

Los arbustos seguían moviéndose, cada vez me ponía más nervioso...

No había viento, el ambiente estaba tenso...

Repentinamente, los arbustos dejaron de moverse; no oía ninguna respiración (excepto la mía, agitada y de temor, pero trataba de esconderlo).

De súbito, el animal salió de la maleza, bueno, el animalillo que resultó ser una ardilla, tenían sus dos patas una bellota, un poco más pequeño que su cabeza.

Estaba a punto de irse, cuando de repente, apareció una garra con pelo de color gris oscuro; atrapó la cola de la ardilla, éste intentó escapar, chillando, soltó la bellota y con sus patitas lo intentó, pero se estaba acercando más a... la criatura (fuese lo que fuese).

La criatura soltó la ardilla y rápidamente, lo volvió a atrapar con la garra en torno a su cuerpo y lo apretó hasta estrangularlo (esto último lo suponía, porque la ardilla hizo un chillido apagado detrás de los arbustos).

Justo después, salió la criatura, que resultó ser un lobo con el hocico ensangretado, sus ojos eran como dos píldoras de color sangre bañadas en oro.

Justo después, salió la criatura, que resultó ser un lobo con el hocico ensangretado, sus ojos eran como dos píldoras de color sangre bañadas en oro

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Y en cuatro patas se me estaba acercando lentamente; y mi único pensamiento fue:

"¡CORRER!"

Salté al bosque precipitadamente, corriendo evitando chocarme con árboles, piedras y otros obstáculos; oía el lobo entre los arbustos, sorteando obstáculos y cada vez más cerca.

No tenía salvación.

Me resbalé por un terreno lodoso, lo más rápido posible, me oculté en un arbusto; cuando ya estaba instalado, el lobo estaba a unos pasos cerca de mí, olisqueó el ambiente en mi busca.

Estaba temblando de miedo, puse mi mano derecha detrás de mí y toqué algo.

Giré la cabeza y me di cuenta de que estaba tocando un hueso con restos de carne entre muchas otras.

Iba a dar un respingo de no ser, porque estaba paralizado de terror; aunque tuve una idea.

Cogí el hueso, y lo tiré lo más lejos y opuesto de mí, y discretamente, por supuesto; el hueso cayó en unos arbustos que estaba a bastantes metros del lobo.

El lobo giró la cabeza adonde cayó el hueso; al principio dudó, pero fue corriendo hacia el hueso.

Esperé a que estuviera a media distancia del hueso y cuando llegó, yo sigilosamente, fui corriendo al lado opuesto del lobo, no se ha dado cuenta.

Anduve con precaución para que el lobo no me oyera y salí ileso.

El lobo no se ha dado cuenta.

Creo.

CONTINUARÁ...

CONTINUARÁ

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Obi: El Viaje Del Fuego (HIATUS INDEFINIDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora