Luis García no recuerda nada de su pasado, excepto su nombre, apellido y sus habilidades. Se encuentra en unas ruinas donde conoce a Obi que tampoco tiene recuerdos del pasado y emprenden aventuras para recuperar todos sus recuerdos.
¿Qué hará Luis...
Me había despertado de repente, vi a Klastomi con la espada lista para terminar con la vida del Elfo.
BUM BUM
Me levanté al ver ese espectáculo, me eché a correr hacia él y Klastomi me miró extrañado y...
—¡KLASTOMI, NO TE DEJARÉ QUE TE SALGAS CON LA TUYA!
Grité eso a todo pulmón antes de prepararme un puñetazo directo a su cabeza.
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Klastomi, al darse cuenta de que yo estaba vivo y corría hacia él, soltó el Elfo de su cuello y cogió nuevamente su espada con su mano derecha.
Llevó su arma a su lado izquierdo sin cambiar de mano para realizar un movimiento derecho hacia mi cuello, y debido a ello, me agaché en el momento justo y rodé hacia delante.
Escuché el flujo del movimiento de mi espada detrás de mí:
SIUNG...
Y le di un puñetazo debajo de su mandíbula y se cayó al suelo de espaldas.
Intentó levantarse, sin embargo, le cogí su cuello, le di un cabezazo y volvió a caer al suelo.
Al ver esto, tenía la oportunidad de acabarle con el GOLPE FINAL.
Di un paso hacia delante y levanté mi brazo para dar el golpe final y estaba a punto de conseguirlo, sin embargo, hubo algo que me embistió por la derecha, haciendo que me cayera hacia la izquierda bruscamente y me estampé contra la roca que me hizo caer.
Giré mi cabeza para ver qué o quién me había embestido, y resultó ser Zagdi; ensangrentado todo el cuerpo como si fuese el mismísimo diablo.
Me levanté nuevamente y le miré fijamente jadeando.
—No te librarás de mí, criatura inmunda —dijo Zagdi señalándome.
Ya estaba lo suficientemente debilitado como para recibir un ataque físico fuerte, como la embestida que recibí por parte de Zagdi, sin embargo, parecía más cansado que antes (obviamente).
Klastomi empezaba a moverse débilmente en el suelo intentando levantarse, pero en vano, volví mi cabeza a Zagdi, no obstante, él estaba al borde de la locura, le salían muchas babas de su boca y respiraba agitadamente.
—Como se nota que tiene ganas de matarme... —pensé.
Bueno, y aparte de Zagdi, también Klastomi; como consecuencia, la diferencia numérica entre ambos lados dejaba mucho que desear, no obstante, Klastomi estaba muy debilitado.
—No llegan los refuerzos cuando más lo necesito —pensé con rabia—, pensé que había muerto de verdad, pero... parecía ser que era un simple desmayo...
En fin que nadie vino en todo lo que llevamos en la pelea.
De nuevo, estaba ese ambiente silencioso e incómodo...
