Capítulo 22. La otra visión

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Recordé que estaba en una lucha contra un monstruo...

Perdí a mis amigos en una batalla de cuatro contra un ser monstruoso que llevaba una capa de telas negras.

Los perdí...

No sabía dónde estaba, recordé que gané la batalla y perdí mucha sangre.

Me quedé inconsciente...

Y alguien rubio se estaba acercando hacia mí en cuanto me caí.

Y alguien rubio se estaba acercando hacia mí en cuanto me caí

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—"¿Dónde estoy?" —pensé y dije—: ¿Hola? ¿Hay alguien aquí?

No hubo respuesta.

Y hubo eco.

Parecía que estaba en una habitación enorme donde no se distinguía una pared ni techo determinados.

Empecé a caminar con inseguridad a lo que pudiera aparecer.

Era un lugar muy oscuro, me costaba acostumbrarme a la penumbra; no había ninguna curva u otra forma irregular.

Y lo peor era que yo no portaba ningún arma para defenderme de otros seres desconocidos.

Supuse que se trataba de una pesadilla como la primera vez, aunque no había nada obstruyéndome la mente.

—¿Hola? ¿Hay alguien? —repetía.

Corriendo y corriendo no había nada más que un vacío eterno, pensé que no había fin, hasta que

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Corriendo y corriendo no había nada más que un vacío eterno, pensé que no había fin, hasta que...

Vi una luz cuadrada blanca al fondo, me dirigí hacia la luz blanca.

Pim, pim, pim, pim, pim... —sonaba el eco de mis pasos.

Cuando llegué se trataba de una ventana con cristal blindado lo que quería decir que no podía romperla.

Miré a través de ella (me costó mucho acostumbrarme después de tanta penumbra) y lo que vi era una familia de un padre, una madre y cuatro hijos en un salón de casa.

De los cuales los cuatro hijos eran bebés: uno ya podía andar de pie (y aparentaba ser el mayor), dos gateaban (supuse que se trataban de los medianos) y uno en su cuna (que me hizo pensar que era el pequeño).

Obi: El Viaje Del Fuego (HIATUS INDEFINIDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora